“La ciencia en Argentina puede ser estatal y sin embargo estar fuertemente mercantilizada”

Escrito por el 23/06/2020

En un contexto de pandemia se profundiza la precarización laboral de les cientifiques, quedando en evidencia una estructura  desigual. Otro Viento dialogó con Felipe integrante del colectivo “Becaries UNLP – Trabajadores Científiques en Lucha” sobre la situación actual de sus becas, condiciones laborales y cómo es la relación entre quienes investigan con el Estado.

Durante el aislamiento social, obligatorio y preventivo encontraste cara a cara con un mate de por medio para dialogar y conocer se vuelve imposible, pero si de algo sirve la tecnología en tiempos de cuarentena es poder seguir conectades para preguntar y escuchar, en este caso conocer el funcionamiento interno de quienes investigan: ¿Qué implica ser becarie? ¿Todes tienen el mismo régimen contractual? ¿Cómo es la cotidianidad de alguien que produce conocimiento?

Es importante poder entender cómo funcionan el sistema de becas que para muchas personas es un terreno totalmente desconocido, y eso no refiere únicamente a aquellas que no han transitado la universidad, sino que también para muches que sí lo han hecho, puede ser una estructura que queda lejana. Felipe comenzó la charla explicando que el Sistema Científico-Técnico Nacional,“es una articulación compleja de diferentes institutos, dependencias del Estado y universidades. Se trata de un sistema fragmentado y altamente jerarquizado”.

En este sentido, las características de cada beca varían según la institución a la que responden, “en el CONICET, que es el organismo más prominente les becaries constituyen alrededor del 40% de la mano de obra, que son alrededor de 11.000 trabajadore/as. En la UNLP, por ejemplo, tenemos alrededor de 250 becaries. No hay publicada una cifra clara de la totalidad de personas que quedan incluidas en esta categoría a nivel nacional sumando la totalidad de las instituciones, pero es un número importantísimo”, explicó Felipe y agregó además que hay una gran diferencia entre los sueldos que perciben, “hay compañeres que realizan el mismo trabajo y en el mismo lugar físico, pero por responder a instituciones diferentes, llegan a ganar $15.000 de diferencia, aunque sean todes trabajadore/as del Estado”. 

Queda claro que les becaries están bajo un régimen de precarización laboral, no todes tienen cobertura social o jubilaciones, además la mayor parte de su sueldo se paga de manera informal y los aguinaldos “son casi una palmada en el hombro”. Frente a estas situaciones, la organización sindical fue una salida colectiva que lograron obtener: “El derecho a la asociación gremial lo obtuvimos hace un año luego de largas disputas desde ´Becaries UNLP – Trabajadores Científiques en Lucha´, antes no estaba reconocido”, comentó Felipe.

Dentro de esta lógica al no haber una instancia paritaria, los aumentos son completamente discrecionales y desiguales, Felipe explicó que en la UNLP, en el período mayo 2019-2020 recibieron un aumento del 12%, cuando la inflación (oficial) del mismo período fue del 43%: “Esto nos deja a más de $15.000 de distancia de la canasta básica para una familia de 4 integrantes que hoy se sitúa en los $42.594”.

Investigar es trabajar

La situación laboral tiene para les becaries un problema de raíz: “La producción de conocimiento en la Argentina está estructuralmente precarizada y mercantilizada. La palabra “beca” tiene aquí la función específica de desconocer la relación laboral entre les investigadores en formación y la patronal. De este modo se desconoce que les becaries son trabajadores, produciendo la ilusión de que las becas no son un salario en contraprestación de servicios, sino una suerte de regalo y de privilegio”.

El hablar de ´privilegio’ o ´vocación´ desconoce la dimensión política de investigar, borrando así la responsabilidad del Estado. “La ciencia en Argentina puede ser estatal y sin embargo estar fuertemente mercantilizada. Toda esta mano de obra trabaja bajo un régimen de precarización muy agudo que implica un sistema de contratos de trabajo cada vez más cortos y con mayores evaluaciones. Como no todos los criterios de evaluación se explicitan, resulta que les mismes trabajadores empiezan a presionar sobre el ritmo de trabajo, produciendo un sistema perverso de competencia entre compañeres”.

En este contexto, la pandemia global del COVID-19 viene evidenciar todos estos problemas estructurales. En general, les becaries compran y mantienen sus propias herramientas de trabajo, lo cual ya de por sí resulta problemático. En ailamiento se le suma que muchos espacios, como por ejemplo, un laboratorio, no están funcionando y la tarea se vé entonces paralizada. A esto se le suma que las situaciones de cada une son muy diversas, como aquellas personas que deben garantizar el funcionamiento de un hogar (tareas de domésticas y de cuidado).

Por último, hace unas horas luego de una intensa lucha de les becaries, mediante la Resolución N° 1690, se otorgó a algunes de elles, la prórroga de la Beca Tipo B hasta diciembre de 2020, con posibilidades de extensión hasta marzo de 2021. “Continuamos exigiendo una respuesta pronta y favorable respecto a las becas que finalizan en julio 2020, así como de las becas que finalizan en marzo 2021. La UNLP no puede dejar trabajadorxs en la calle en plena pandemia”, expresaron en un comunicado.

La organización  “Becaries UNLP – Trabajadores Científiques en Lucha” está pisando fuerte, su trabajo colectivo está dando a conocer sus realidades que lejos de ser situaciones de privilegios denotan un sistema precario y desigual.  Pero si algo queda claro es la necesidad de colectivizar la lucha. “En estos días se está realizando una asamblea de carácter nacional para definir medidas frente a todos estos problemas. La única certeza que tenemos es que la organización de les trabajadores es la mejor herramienta para defender el sistema científico”, concluyó Felipe.

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