De ambos lados de las vallas: una visita que no cumplió las expectativas

Escrito por el 31/05/2024

Lea Ross, desde La luna con gatillo, de Córdoba, en comunicación con el Enredando las Mañanas del lunes pasado, conversó sobre la llegada de Javier Milei a la provincia en el marco de las actividades por el 25 de mayo y sobre la actualidad política nacional.

Desde la mirada de Ross, en base a las coberturas mediáticas de los medios nacionales, hubo una mirada porteño céntrica, diciendo que Milei fue un hipócrita o un ignorante de celebrar el 25 en la ciudad de Córdoba, que no tiene en cuenta que en 1810 Córdoba se rebeló contra la Revolución de Mayo. Polemizando con esa mirada, estos discursos evidencian, según Ross, la dificultad que existe a la hora de leer qué le está pasando al país hoy en día.

Con respecto a lo que fue la jornada del sábado en la capital cordobesa, se podían evidenciar dos situaciones: por fuera de las vallas hubo concentraciones en repudio a la presencia de Milei, y por otro lado lo que pasaba vallas adentro, la celebración al presidente. A su vez, lo que se difundió mucho es que no había mucha gente: se convocaron entre 6.000 y 8.000 personas para celebrar al presidente, que fue suficiente como para cubrir la mitad de la plaza San Martín, la plaza central de la ciudad.

Sin detalles sobre las expectativas de la convocatoria, Ross admite que llegar a la plaza era difícil incluso para el público oficialista, porque las vallas fueron bastante protagonistas. Las dificultades para transitar fueron muy notorias y la organización de logística de seguridad fue bastante desprolija y eso también pudo haber complicado la presencia de más personas.

En general las interpretaciones que se dan es que no se cumplió con las expectativas del Gobierno, un poco acorde a lo que fue el discurso, que no fue un discurso trascendental. La única novedad que anunció es que el día en que se apruebe la Ley de Bases y el Pacto de mayo (por fuera de mayo) se crearía un “Consejo de Mayo”. El objetivo de este Consejo sería redactar proyectos de leyes para poner en práctica los 10 puntos del Pacto y estaría integrado por un representante de las provincias, un representante de Senadores, un representante de Diputados, un representante del Poder Ejecutivo, un representante de los sindicatos (que se interpreta que son los sindicatos obreros) y finalmente un representante del empresariado. No está claro cómo se definiría cada representante, por ejemplo, cómo se pondrían de acuerdo las provincias para elegir uno entre todas. Lejos de ser un discurso histórico con una convocatoria (a favor y en contra) relevante.

Una de las interpretaciones que Ross propone es que del lado de la resistencia hubo descoordinación que se reflejó en las manifestaciones: “en los hechos también implica que hay una situación de descoordinación también dentro de la resistencias”. Esto tendría un correlato con lo que está pasando en los sectores de arriba, una completa descoordinación incluso quedando mal las autoridades de Córdoba que fueron abucheadas de los dos lados de la valla.

La descoordinación, analiza Ross, seguramente es un reflejo de lo que es la crisis de representatividad que está padeciendo el país.

Aterrizaje y corte de ruta

Antes de la llegada del presidente a la Plaza San Martín, se hizo un corte de ruta al lado del aeropuerto y por ende la Gendarmería decidió actuar para desalojarlos. En este contexto, las cámaras, especialmente las de la televisión de Buenos Aires, lograron registrar el momento en donde el lanzamiento de los gases lacrimógenos fue a contracorriente del viento y los propios gendarmes los inhalaron. Pero más allá de esa anécdota, hubo cuatro personas internadas, trasladadas a distintos nosocomios.

Aún así el gremio decidió trasladarse al centro de la ciudad para participar de la concentración.

A su vez, en esta semana tuvimos el acto de Luna Park un claro, digamos acto tal vez distractivo, si se le puede poner ese calificativo, una tapa de la revista Times y todo mezclado, junto con el combo que termina en Córdoba en una semana en la que realmente queda también bastante expuesto el gobierno con la suba del dólar y las tácticas económicas que no funcionan. Vale la pena, en este marco, analizar la gestión en espejo con lo comunicacional, que parece efectivo.

Panorama internacional y política doméstica: entre Elon Musk y los cambios en el gabinete

Pareciera que el presidente tiene más interés de lo que pasa a nivel internacional de lo que pasa a nivel nacional: cuando se habla todo el tiempo de está mal que utilice el avión presidencial, los gastos para irse a España para luego pelearse con el presidente de ese país, Pedro Sánchez, cuando debería haber convencido a los empresarios de invertir en Argentina, parecen mostrar una privatización de recursos que refleja una mirada inédita para un presidente argentino. Además, el presidente demuestra estar pensando más en el rol de cara al mundo, visitando más a Elon Musk que a la mayoría de los gobernadores, por ejemplo.

De acuerdo al análisis de Ross, esto se suma a que es una figura precisamente atento al manejo comunicacional de las redes sociales, las cuales considera primordiales. Así, queda atrapado en una situación de virtualidad bastante notoria, el llamado algoritmo de Yrigoyen. Es decir, estar leyendo las publicaciones de los tuiteros que le gustan y luego replicarlos, lo que implica también tener sus propias contradicciones. A su vez, ya aparecen los primeros indicios de que el ejercicio de su proyecto económico es insostenible. Como anticipó Ross, hubo cambios de gabinete esta semana y pareciera que habrá más. Mirando históricamente, la tasa de Ministros de Economía/ Presidente es de 2,3, es decir que si tomas la cantidad de Ministros de Economía que hubo en esta democracia y la cantidad de presidentes en el mismo período y lo dividís, el resultado es que cada presidente tuvo 2,3 ministros de Economía. Pero no es el único cargo que tiene menor duración que los presidentes sino que también el Jefe de Gabinete tiene mucha rotación en este país.

La salida de Posse de la jefatura de gabinete, también anticipada en la entrevista de Ross, genera inquietud. El Jefe saliente, se lo considera como alguien muy apegado dentro del poder. Uno de los problemas de Milei es que es un foco muy concentrado de un grupete muy reducido que son Javier, Karina y Santiago Caputo y Posse a veces metiéndose por ahí, pero es un círculo muy cerrado, muy chiquitito hasta el punto que Javier no asiste ni siquiera las reuniones de gabinete: está encerrado en Olivos, pasa más tiempo con los cuatro perros que con sus propios Ministros y eso implica la desorientación que puede tener, sumado que es una figura demasiado academicista. Lo mira todo en base a axiomas matemáticos escritos por autores que están por fuera de América Latina.

Una nueva crisis de representatividad

Una particularidad que están teniendo las protestas es que no hay una claridad representativa, nuevamente en la crisis de representatividad y también desde abajo, lo que queda en evidencia en las protestas en Misiones, donde incluso se comenta que algunos mandatarios de la provincia les cuesta encarar esta situación porque no ven con claridad, a quién hablarle, alguien con nombre y apellido que sea interlocutor.

En paralelo, Ross argumenta que en Córdoba puede haber pasado lo mismo el 25 de mayo, donde se juntaron las principales centrales sindicales y, sin embargo, no cumplió las expectativas. Una explicación posible o sobre la que vale la pena indagar es si es una falencia de estar recurriendo a los mismos métodos de lucha, que a lo mejor ya no están generando mayor poder de convocatoria y de convencimiento.

No parece haber indicios de que este año ocurra ni una revuelta leve, polemiza Ross. Por más que hablemos de que estamos padeciendo una situación catastrófica económica, “no esperemos que los pueblos, los habitantes de los barrios populares se rebelen contra el gobierno, eso no va a ocurrir por distintas razones”.

Para Ross, “da la impresión de que en realidad este año va a ser resistencias más clase medias, que es un poco lo que se vio en la marcha de la educación pública, por ejemplo, que es un sector de clase media que se resisten a no caer bajo la línea de pobreza, no olvidemos que a pesar de que hay una paulatina desinflación en los bienes todavía están atrasados los tarifazos de los servicios”.

Postergando el tarifazo para tratar de mostrar el gráfico de que la inflación viene bajando, y teniendo en cuenta que la suba de servicios afecta más a la clase media que a los sectores populares, la clase media trata de resistir: “una clase media que se rehúsa a caer en la línea de pobreza y una clase media que no está acostumbrada a resistir”.

La resistencia, de acuerdo a Ross, también tiene sus cuestiones sectoriales; “podés ver gente que odia a Milei que asistió la marcha por la educación pública, pero no asistió en las convocatorias contra él, por ejemplo la del 25 de mayo, y le vemos un poquito de falta de potencia, porque hasta ahora estás hablando de la gente, ¿y la organización política, qué está pasando ahí? No se sabe quién está peleando contra Milei”. 

Uno podría pronosticar que la contraparte de Milei  sería alguien del peronismo y hoy en día el peronismo parece estar centrado en la región bonaerense y teniendo disputas internas: “La gente no entiende por qué están discutiendo”, y en la lógica que propone Milei, podría interpretar que “si no entiendo por qué se pelean quiere decir que están disputando el cargo y se disputan el cargo son casta.”

Por otra parte, indagando en el rol y la capacidad de incidencia de los partidos de izquierda, desde el rol parlamentario, la presencia en marchas y movilizaciones y teniendo en cuenta los magros resultados obtenidos en las elecciones del año pasado.

En el análisis de Ross, vale la pena pensar en forma autocrítica especialmente teniendo en cuenta los armados electorales. Javier Milei y Victoria Villarroel estaban sentados en el parlamento como Myriam Bregman y Nicolás Del Caño, y en poco tiempo dejaron los escaños para ser presidente y vice, ¿qué nos dice esa diferencia? “tendrían que revisar varias cosas, el gran problema creo que radica en una incapacidad de lograr una síntesis de qué hablamos cuando hablamos de los sectores trabajadores.

Lea Ross recuerda que unos años atrás, La Izquierda Diario entrevistó al economista y periodista, Alejandro Bercovich, para hablar sobre la deuda del FMI y hubo una ligera pica en el tramo final de esa entrevista, cuando Bercovich mencionó que él no estaba de acuerdo con hacer la división burguesía – proletariado. El argumento es que la financiarización del capitalismo llegó a un punto en que cada vez son menos la cantidad de multimillonarios ricos que se quedan con gran parte de las riquezas, el famoso 99/1. Para Bercovich no es suficiente estar con trabajadores, sino que hay que estar con las PyMES y pequeños emprendimientos, es decir no estar hablando de 70% proletariado contra el 30% burguesía sino del 99% de la sociedad global contra el 1% de los multimillonarios.

Esta es una discusión no saldada pero lo que sí afirma Ross es que “evidentemente no hay una claridad sobre cuál es el sujeto político revolucionario en nuestra época”. En el siglo XXI identificar los sujetos con conciencia de clase parece cada vez más difícil, especialmente donde se ha vuelto tan heterogénea la realidad del trabajo y con la popularización del teletrabajo, donde se difuminan los límites entre la jornada laboral y el ocio.

En jornadas como la del 25 de mayo se evidencia que “Se requerirá ir a buscar nuevas narrativas, de qué manera se puede interpelar a la sociedad”.

Registro fotográfico realizada por Zumba La Turba

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