Colombia y el femicidio de Yuliana: con el peso de todas las opresiones

Escrito por el 12/12/2016

Desde hace días, la sociedad colombiana se encuentra conmocionada por el femicidio de Yuliana Samboní, una niña indígena de 7 años del norte de Cauca. El responsable de su violación y muerte, Rafael Uribe Noriega, es un arquitecto de una familia acomodada de Bogotá, un hijo del poder, de esos acostumbrados a gozar de impunidad.

Sin embargo, parece que los aires han cambiado. Desde que se conoció el hallazgo del cuerpo de Yuliana, las protestas del movimiento feminista y de mujeres colombianas no han dejado de inundar las calles para exigir justicia y denunciar la violencia machista.

Para conversar acerca de lo sucedido, de la violencia hacia las mujeres y del proceso de paz, conversamos con Kelly Peña, coordinadora regional de la Confluencia de Mujeres para la Acción Pública del Guaviare, Congreso de los Pueblos.

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Yuliana: pobre, indígena, niña

Kelly comparte la información conocida en torno a la muerte de Yuliana: “en las noticias aparece que una niña de 7 años pobre, desplazada por la violencia que ha provocado el conflicto armado y además indígena, del Cauca, es raptada por un hombre adinerado, de muy buena familia, torturada, violada, y muere por asfixia en el apartamento de este sujeto. Al enterarnos todas y todos los que hacemos parte de organizaciones populares, se inició el proceso de denuncia social ante la sociedad y esto ha generado una conmoción en el país, un sentimiento de reproche sobre lo sucedido”.

La integrante de la Confluencia no duda en plantear la necesidad de profundizar la lucha del feminismo popular, “porque -explica- se trata de una niña indígena, una niña de pueblos originarios, esto nos habla del colonialismo. Se trata de una niña pobre, desplazada, eso nos habla del capitalismo. Y se trata de una niña en su condición de género, que fue asesinada por el hecho de ser mujer, entonces también nos habla de la lucha contra el patriarcado. Ahí es donde resaltamos la vigencia de la lucha del feminismo popular y esa es una de las tareas que nos lleva a continuar con lo que venimos haciendo durante todo este tiempo”.

La respuesta no se ha hecho esperar y tuvo su expresión de diversas maneras, “las redes sociales se han movido mucho, todas las organizaciones feministas -pero no sólo ellas-, sino también personalidades públicas del país han venido hablando de ello en las redes sociales, y por otro lado ha habido varias movilizaciones en Medellín, en Bogotá, en Eiva, en las que hemos participado también como Confluencia de Mujeres. Estamos con mucho dolor, mucho dolor, pero este dolor que ven nos moviliza a dar la pelea”.

Ni Una Menos

Kelly no duda al resaltar la incidencia que han tenido en Colombia y toda Latinoamérica las movilizaciones bajo la consigna “Ni Una Menos”. Al respecto, sostiene “que ha sido un ejemplo, especialmente Argentina, para todo el continente. Las movilizaciones masivas que paran frente a las violencias machistas nos han convocado y han convocado a una sociedad a pensarse lo que parece natural. Es natural que golpeen a una mujer, es natural que se violente, es natural que se le agreda en la calle, y ahora lo estamos problematizando y esto creo que ha sido un gran logro de ese trabajo continental y de esas articulaciones que hemos venido haciendo”.

El dolor… y la búsqueda de justicia

La activista señala también que las violencias hacia las mujeres no dejan de multiplicarse y que son importantes las dificultades para acceder a la justicia en situaciones como la de Yuliana. “En este caso, puntualmente -detalla-, el sujeto es de una familia adinerada (…) estamos esperando que la justicia tome cartas en el asunto porque existen posibilidades de que quede libre o algún tipo de manejo de las evidencias que no fue clara, fue corrupta, todo lo que estamos exigiendo es por un lado, que se haga justicia, en este caso puntualmente, y que se declare la emergencia humanitaria también. Hace pocos días tuvimos también otro caso de femicidio en Córdoba (Colombia) donde una mujer fue violada y apareció muerta y la denuncia se hizo por las redes sociales pero no tuvo gran contundencia y también hace pocos días, el 30 de noviembre, murió Dora Lilia Galvez, que era una mujer de la población LGTBI que fue empalada, torturada, piensen todos los vejámenes que puede hacer la violencia machista sobre el cuerpo de una mujer y eso sucedió con ella. Ella dio la lucha por vivir 21 días y murió. Entonces estamos viviendo una situación constante de femicidios en Colombia y que creo que es una regularidad en el continente y que esto nos convoca a unirnos, y a declarar la emergencia humanitaria por las mujeres del continente”.

En relación a la causa por el femicidio de Yuliana, al día de hoy, Rafael Uribe Noguera permanece en prisión a la espera del desarrollo del juicio. Sin embargo, los obstáculos e irregularidades en la investigación se suceden. Inmediatamente de hallado el cuerpo de la niña, el fiscal general Néstor Humberto Martínez informó que la escena del crimen había sido “manipulada” y el pasado sábado encontraron muerto al vigilante del edificio donde vive Uribe, testigo clave en la causa.

El proceso de paz y la violencia

Desde la Confluencia de Mujeres denunciaron mediante un comunicado que “No hay paz para las mujeres, mientras el Estado permita que nos asesinen”, en el que expresan su indignación y repudio tanto por la persistencia de las violencias contra las mujeres y las niñas como por la persecución y asesinato de lideresas y líderes sociales”, inaceptables en un contexto de construcción de un proceso de paz.

Al respecto, la coordinadora del Guaviare explica que “hay un llamado a la opinión publica nacional e internacional a alzar la voz sobre la muerte de líderes sociales y políticos que están siendo asesinados y asesinadas en las regiones. Estamos hablando de que en el 2016 hay 70 líderes y lideresas asesinadas y 282 personas amenazadas por la violencia paraestatal. Puntualmente en los últimos días, en el último mes, hemos vivido secuencialmente la muerte de líderes con total impunidad, no hay respuestas contundentes sobre el asunto y nos están matando a nuestros compañeros, a nuestras compañeras, que han dado la lucha por la paz. Porque hay un sector de la población que no quiere la paz, desea la guerra, desea continuar con esta guerra sin cuartel. Y el llamado es a la solidaridad, a estar pendientes, a proteger a nuestros líderes, a hacer un llamado a las organizaciones internacionales para que pongan en cintura al estado colombiano, a la vida. No puede ser que nos estén matando y amedrentando para no seguir luchando, porque las luchas que se están gestando en los territorios son luchas totalmente legítimas y en el marco de la legalidad. Entonces no puede ser que el pensar diferente, o el querer defender los territorios se vuelva un peso para las personas (…) llamamos a la solidaridad y a la emergencia humanitaria”, dijo para cerrar.


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