Algunas reflexiones: a 33 años del golpe militar

Escrito por el 02/04/2009

Hoy se cumple el 33ª aniversario del golpe militar del 24 de marzo de 1976.

   Cabe recordar que la dictadura militar  tuvo como objetivo imponer un proyecto de país que hoy todavía está vigente. Para lograrlo recurrió al genocidio con el fin de destruir las organizaciones obreras y populares, exterminando a los luchadores y sometiendo por el terror al pueblo argentino.

  Durante esos años, los países imperialistas, los organismos multinacionales de crédito como el FMI, los monopolios y los grandes grupos económico-financieros nacionales y extranjeros fueron los beneficiarios de estas políticas, que profundizaron la crisis estructural de la Argentina y agigantaron la desigualdad entre los pocos que acumulan enormes riquezas y los millones que no alcanzan siquiera a percibir un ingreso mínimo que les garantice la subsistencia.
   Esto fue así durante la dictadura y sigue siéndolo en la actualidad.
   En los últimos años, y en especial, desde el gobierno de los Kirchner se produjo una avanzada en el enjuiciamiento de los militares responsables de hechos aberrantes y crímenes de lesa humanidad. A la vez, y sorpresivamente, los medios de comunicación concentrados, que avalaron el golpe en 1976 y la represión posterior, se hicieran eco de las denuncias y de los juicios a los represores.
   Llama la atención, en este sentido, que la información, de denuncias públicas y de los discursos oficiales del gobierno contra el accionar represivo y contra los jueces, (que tienen las causa demoradas), se concentre sólo en la violación de los derechos humanos durante la última dictadura, pero no avance en el período posterior, y mucho menos en lo sucedido en estos últimos años. No se habla para nada de la represión policial y judicial a la lucha de diferentes sectores, en defensa de sus condiciones de trabajo, en defensa del salario, en defensa del ambiente, en reclamo por trabajo, por vivienda, etc; ni de la violación de otros derechos humanos elementales que sufren hoy millones de argentinos.
   La mayoría de los jueces se niegan a procesar a los represores como partícipes del terrorismo de estado y el genocidio, imputándoles únicamente delitos puntuales. Aún teniendo a la vista las listas de quienes integraban el personal de cada centro de exterminio y las de los detenidos-desaparecidos que pasaron por ellos, los jueces cómplices se niegan a tratar estas causas como un plan sistemático de exterminio y desaparición.
   Las denuncias, a medias del gobierno, no vienen acompañada de explicaciones ni siquiera de referencias acerca de los motivos que llevaron a las Fuerzas Armadas a cometer ese genocidio, con miles de desaparecidos, secuestrados, torturados y asesinados.
   Se oculta vergonzosamente la abierta participación y la responsabilidad  que les  cabe a las grandes empresas (como Mercedez Benz, Ford, Ingenio Ledesma, Grupo Techint, Grupo Macri, etc.), a gran parte de la burocracia sindical, a la partidocracia, a las organizaciones gremiales patronales, como la Sociedad Rural Argentina, la UIA y otras grandes corporaciones empresariales, en el genocidio y en el sostenimiento de la dictadura y su política post dictadura.
   A pesar de los avances como resultado de la lucha del pueblo, esta es la Argentina de la impunidad, donde los sucesivos gobiernos ampararon a los ideólogos, responsables y ejecutores de los crímenes de la dictadura y mantuvieron intacto el aparato represivo. Esta impunidad engendró nuevas impunidades y nuevas violaciones a los derechos humanos.
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   En este nuevo aniversario, queremos recordar no solamente a todas las víctimas de la dictadura, sino también repasar las causas del proyecto de concentración, saqueo y genocidio instaurado en el 76.
   El objetivo central de la dictadura no era la simple represión política, no era la búsqueda de secuestros, torturas aberrantes y muertes de los “subversivos” y de los luchadores sociales.
   ¿Qué buscaba la dictadura? ¿Quiénes promovieron e impulsaron la misma?
   En primer lugar, el objetivo de fondo de la dictadura fue fijado por quienes detentaban el poder real en la sociedad argentina, que eran los sectores económicos más concentrados, en una alianza que algunos denominan como el bloque de clases dominantes (o las fracciones más concentradas y poderosas de las clases dominantes), donde se unen los capitales extranjeros y los grandes grupos nacionales. Y las Fuerzas Armadas -alineadas ideológicamente por  la estrategia del imperialismo yanqui para A. Latina-  fueron el instrumento a través del cual operaron durante más de siete años (la primera fase de la contraofensiva “neoliberal” en nuestro país).
    En segundo lugar, el objetivo del poder económico fue de refundar estructuralmente a la Argentina (tanto en términos económicos, como políticos, sociales y culturales) de manera de imponer otra sociedad, más concentrada, excluyente y elitista de la que estaba vigente hasta entonces. Porque esa estructura social  vigente impedía profundizar la concentración, por el fortalecimiento de los sectores populares y por las características de la estructura política e institucional que la acompañaba (con un Estado que también ponía límites). Y la base de esa estructura social y de esa estructura política-institucional, era la estructura económica vigente.
    De manera que era necesario (desde la perspectiva del poder económico) romper con los pilares de sustentación de la controvertida sociedad argentina, que tenía sus principales puntos de apoyo en la industrialización sustitutiva, en la fortaleza del mercado interno y en el estado distribucionista, productor y regulador. Esa ruptura era el punto de partida para la refundación estructural, que permitiera imponer otro modelo de país al servicio exclusivo de los sectores más concentrados del capital financiero nacional e internacional.
   Pero, quebrar la industrialización, achicar el mercado interno y desmantelar el estado benefactor, no eran tareas que se pudieran hacer sin despertar una fuerte resistencia de los sectores afectados. De ahí la necesidad de promover una crisis profunda, que generara daños irreversibles, que impidieran luego (aún en tiempo de la democracia vigilada) la reconstrucción del sistema vigente hasta entonces. Y de ahí, también, la necesidad de una feroz represión para terminar con cualquier resistencia que surgiera frente a la implementación de ese proyecto. Y el “combate a la subversión” fue el pretexto utilizado para meter miedo a la sociedad y ocultar los verdaderos objetivos (recordar que la mayor cantidad de asesinados y desaparecidos fueron obreros y empleados, y el centro de la represión estuvo en los sindicatos más combativos de la gran industria).
   ¿Qué buscó el poder económico, y no logró alcanzar totalmente durante la última dictadura? Terminar definitivamente con la Argentina del “empate social”, del estado intervencionista, del control público de los mercados, de las empresas públicas, de los reclamos sindicales y populares en general, de la legislación “populista”, de la industria “artificial”, y arrasar con todo lo que se opusiera estratégicamente al avance de la concentración y del saqueo, provocando, a la su vez, un descomunal endeudamiento.
   En estos años, la situación económica y social no ha cambiado: el gobierno de los Kirchner continúa  pagando una deuda externa ilegitima, inmoral y fraudulenta, y mientras dice que nos estamos desendeudando estamos debiendo más que antes. En el 2005 se efectuó al Fondo Monetario Internacional el pago más grande desde que nuestro país ingresó al mismo. Se convalidaron las privatizaciones, se sigue beneficiando a las empresas que saquean nuestros recursos naturales, y se mantiene una desigualdad en la distribución del ingreso y la riqueza que es de las más regresivas de nuestra historia.
   En definitiva, a pesar de que el Terrorismo de Estado de la dictadura fue derrotado,  hoy las mismas clases dominantes de entonces siguen imponiendo su proyecto económico-social durante los gobiernos constitucionales posteriores y condenando a cerca de 16 millones de argentinos a la pobreza, la indigencia y la desigualdad social antes nunca vista.

MESA REDONDA DE ENTRE RIOS
Paraná, 23 de marzo de 2009.-


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