27 de marzo de 2009, y al tercer día…

Escrito por el 01/04/2009

¿Qué es lo que se puede ver en la marcha, quiénes van y contra qué se canta, y se insulta, en este día, qué es lo que sabemos, nos miramos para ver cómo estamos, cómo podríamos estar?

 

 

  7 de la tarde en punto; hijos que plantaba la primer bandera, en la esquina de la plaza Zaen Peña, donde se encuentra el monumento del nunca más.
Sentado en el banco de la plaza, como un ciudadano más, veía como los estudiantes preparaban sus lapiceras y sus hojas para escribir su crónica. Curiosos se acercaban; punteros dirigían, era un  joven peronista, que tenía la cara del San Martín y el Che en su remera. También los grupos de izquierda se preparaban, los dirigentes estudiantiles hablaban con dos o tres selectos. La señora con el mate que miraba, chicos de una ONG que espiaban y me tomaban fotos. Siete de la tarde y un minuto.
Los parches de los bombos empezaron a sonar, ya hacía diez minutos que la gente de la Corriente Clasista y Combativa le ponía ritmo a la marcha y nos encontramos con un chico que tiene cuántos años:
–21 años.
Él nació a los 10 años de la dictadura. Dirigiéndome a él, enseñándole el escenario con mi brazo extendido y recorriendo el horizonte, pregunté: ¿qué perspectiva tenes, con 21 años, de este día?
–Desde mi punto de vista, yo espero que, desde ya, nunca más vuelva a suceder lo que pasó en esa época.
Sólo por aferrarme a la pedagogía de la pregunta, inmediatamente interrogué: ¿qué pasó?
–Hubo un atentado contra la democracia, contra el pueblo, contra la dignidad de las personas, se violaron un montón de derechos. Bueno, estamos luchando para no olvidar y que eso no vuelva a pasar nunca más.
–¿Qué derechos se violaron?
–El derecho, principalmente, a la libertad, a la expresión, a la convivencia, a  la democracia.
–¿Quiénes actuaron en ese hecho o esos hechos?
–Un grupo de militares que se pusieron de acuerdo para derrocar a un gobierno y, pero bueno, la política que llevaron adelante fueron totalmente violación de los derechos; nunca dándole participación al pueblo y eso para un país no sirve en ningún lugar del mundo. Esperamos que, bueno, esto que hacemos acá, además de que sirva para recordar, que sirva para este país, tratar de armar algo mejor, tener un futuro para este querido país que siempre estamos en la misma bolo…nunca crecemos…siempre los conflictos internos, que son una poronga y no nos llevan a nada. Espero que toda esta gente que esta acá –dijo el veinteañero—debemos crear un país mejor para todos.
Los estudiantes, ahora, se abocaban a la tarea de la fotografía. Experimentando con sus dedos puestos en el diafragma de la cámara, ellos parecían estar en otro lado. La música seguía;  ya había otras banderas puestas en el aire: una que decía juicio y castigo, otra apunta HIJOS, otra que dice…¿qué decía la bandera?
 Nos preguntábamos: ¿detrás de quién encolumnarnos? “La militancia, hoy, en esta época adquiere características distintas que hace 20 años atrás, donde la militancia siempre estaba vinculada ha la militancia  en un partido político, en una corriente, en una tendencia y, de pronto, hoy esa forma de representación también ha entrado en crisis y, de pronto, es muy difícil establecer formas de intervención que tengan que ver con lo político partidario. Bueno, entonces uno piensa participar de los movimientos sociales, de los gremios, de los centros estudiantiles es una forma de intervenir”, nos decía el ciudadano. Inmediatamente preguntamos: ¿Cuantos años tiene usted profesor?
–43 –respondió— tenía 10 años cuando vino el golpe.
  Mientras en la calle, que no tiene más de cuarenta pasos de ancho, todo el partidismo se encolumnaba: la CCC,  la JCR, el PCR, la FJC, el PC CE y la agrupación peronistas de los vientos; vi algo que me asombró. Lo alumbrante fue ver que había mucha gente dentro de la plaza, sin encolumnarse, que en las mismas columnas que la calle habían ganado; en una fiel demostración de lo que quiere la masa, toda la gente ocupaba el lugar público, estaba ocupando la plaza.
Una mujer y tres niñitas abrieron las rejas que separan su casa de la vereda, no salieron totalmente de su hogar, de todas formas, me acerqué y pregunté: ¿cómo se llama?, ella, pareciera, que me estaba esperando, dado que, respondió con un discurso que excedió lo interrogado por mí.
–Soy Maira, tengo una amiga que le mataron el padre, pedimos que se haga justicia, es lo único que podemos… un poco tarde…
–¿Por qué dice un poco tarde?
–Porque todos se están  muriendo –dijo mientras cobijaba bajo sus brazos a las tres rubiecillas.
  Cuando estábamos pasando por el juzgado federal, las pintadas decían: “ni olvido ni perdón”, “el modelo impuesto”, “milicos asesinos”, “basta de impunidad”, “hijos”, “cárcel a Trimarco”, “no al fascismo”; los estudiantes se acercaban a hacer preguntas; mientras llegábamos al city bank, el repudio a los yanquis se manifestaba con pintadas de todo tipo; la gente pasaba y me decía: “deja de mentir”, yo solamente contaba lo que veía; un oficial de transito que trataba controlar la masa.
Una chica me dice: “anótalos que cada vez son más”; les cantan: “iglesia basura vos sos la dictadura”; uno se desprende de la masa y, mientras intentaba escribir, en la mismísima catedral, iglesia=nazi, a ése se le acerca un señor pelado queriéndole sacar el aerosol. Eran alrededor de… era una fuerza de choque en la iglesia! Eran alrededor de 200 personas que estaban tratando…nada…solo miran, algunos toman mate, escuchan los insultos, el escrache se sigue viendo; cámaras de foto, las estudiantes que toman nota. “Ustedes se callaron cuando se lo llevaron” es lo que se cantó frente a la catedral.
  Mientras una niñita miraba con los ojos brillosos, tratando de adivinar que es lo que hacía con el aparatito en la mano, me acerqué a una agrupación de: ¿estudiantes secundarios?
–Sí.
–Contame: ¿qué significa estar en la marcha?
–La verdad que me da mucha rabia, a ver, me da mucha rabia con todo lo que hicieron, a todo el mundo le da mucha rabia y, a mi, sinceramente venir acá es una forma de decir, bueno, vamos a luchar para que esto no vuelva a pasar y para saber que nadie se calló.
–¿cuántos años tienes?
— 15 años.
Me encuentro con un Licenciado en Comunicación Social; algo inesperado para mí: le pregunté qué hacía con la cara de Graciela Greca de Alonso, detenida y desaparecida el 31 de diciembre de 1976, en Santa Fe y me dice: “la repartieron al boleo”, a lo que yo pregunté: ¿Qué significa agarrar una pancarta con la cara de un desaparecido y levantarla en una marcha?
–Creo que es importante, más allá que ni siquiera los vínculos etáreos, tenemos relación. Me solidarizo. Desde este lugar se pueden hacer muchas cosas importantes, una de ellas es marchar, como siempre, todos los años y cuando la situación lo amerita. Como también fue, y es, a cada aniversario de la desaparición de Jorge Julio López. Porque tiene que ver con los derechos humanos de ayer y de hoy. Porque los derechos humanos no se terminan con lo que se reclama hoy, sino que tiene que ver con la convivencia de mucha gente que tiene muchos problemas.
–¿Cómo ves  la marcha hoy?
–Hay mucha gente joven, que me parece muy importante.
–¿Cuantos años tenes?
–28 años.
   20:30. La columna, encabezada por La Asociación de Familiares y Amigos de Desaparecidos Entrerrianos (Afader), comienza a cantar: “alerta, alerta a los vecinos al lado de su casa está viviendo un asesino”. Estábamos frente a un edificio. En él había un cartel que decía:”Sr. manifestante, aceptamos su protesta, rogamos por favor no dañar el edificio, gracias. Los propietarios”. La música seguía, los cánticos también; los estudiantes tomaban notas.
  Luego de recorrer alrededor de quince cuadras, llegamos a donde se realizó el acto central. En la plaza ya estaba el equipo de sonido esperando, más de un centenar de personas esperaban, mientras la columna entraba, algunos con un porrón de cerveza, algunos con mates; entró Afader, luego H.I.J.O.S, la columna de CTA; mucha gente se despedía, otros no sabían si entrar a la marcha; los fotógrafos intercambiaban fotografías y opiniones
La tercera columna en entrar fue la de la central de trabajadores argentinos, atrás de ellos entraron los de ATE; las personas que antes pintaban ahora tomaban vino en caja, entró AGMER, algunos agrupaciones estudiantiles tales como UTOPIA, agrupación 7 de noviembre de trabajo social, así también la agrupación docente Ana Sosa, de la CCC. También entra la CCC y la JCCC, atrás de ellos entraba el Movimiento 20 de diciembre, el centro de estudiantes de la facultad de ciencias de la educación, la nueva corriente de psicología, de la UADER, la nueva corriente de agronomía, contracultura de artes visuales, la agrupación de secundarios 16 de septiembre del colegio normal, el PCR, la JCR, la FJC con las banderas de Cuba; un dirigente estudiantil que se adelanta, tira un cuete y empieza a arengar, el cántico decía: “hay que matar, hay que matar a los fascistas de la sociedad rural”. Entró la agrupación peronista Sabino Navarro, el PCCE, Movimiento Evita y, finalmente, un montón de gente que no tenía una columna concreta.
A las 9 de la noche, cuando todas las columnas había entrado a la plaza donde se hizo el acto central, le pregunto a una persona: ¿qué significa cantar el himno nacional argentino en un acto?; la chica, luego de querer quitar la herramienta al comunicador, dijo: “¿querés que te diga la verdad?, para mi no significa nada”.
22:40 se cortó la música, atrás quedó el recuerdo de un agujero negro en la izquierda.
Como una autocrítica, se me ocurrió decir a unos ciudadanos, ensanchemos nuestra  memoria y acordémonos también de sus consignas.
Una coincidencia para la literatura; si tan solo comprendiéramos que es cuestión de escribir nuestra historia, quién podría asegurar que justo en su año 33, este proyecto de concentración, saqueo y genocidio, impuesto por la fuerza de las armas, garantizado por el estado militar y los genocidas, no se pudiera superar con el arma de la crítica. Proyecto político que impuso las bases que hoy siguen en pie: la economía social dependiente, sumisa ante el imperialismo que aplasta la autodeterminación de los pueblos, que niega rotundamente toda democracia, quien puede decir que ese día no fuese el último  la luz de un nuevo proyecto de economía humana y sustentable.
  


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