La historia de Vicentín es la historia del gran capital

Escrito por el 25/06/2020

En el medio de una pandemia generada por un virus que se transmite persona a persona, y en el que se recomienda quedarse en los hogares, algunas personas decidieron salir a protestar “en defensa” de una empresa privada que le debe millones al Estado y a productores de Santa Fe y acreedores en todo el mundo. Pero ¿qué es esta empresa? ¿cuál es su historia? En esta nota recuperamos algunos testimonios para tratar de comprender por qué Vicentín representa al gran Capital en Argentina.

“No puedo entender la ‘crisis sanitaria’ si no miro el desarme de la salud pública y la mercantilización concomitante; ni el problema del endeudamiento sin el origen odioso, ilegitimo e ilegal de las acreencias asumidas en dictadura y renegociadas en los turnos constitucionales para sostener un modelo productivo de inserción mundial subordinada. Mucho menos entender el proceso actual de Vicentin como aquellos gringos de hace casi un siglo, si no lo asocio a un largo proceso de transformaciones desde los años de plomo. Ello nos remite a la complicidad en la desaparición de trabajadores, o en la estatización de la deuda privada, o en el uso del Estado para la actividad particular en el marco del agro-negocio de exportación”, dice el economista Julio Gambina.

El grupo Vicentín es la primera agroexportadora de la Argentina, que facturó 118 mil millones de pesos, le paga a sus trabajadores 100 pesos la hora, y que ahora dice que tienen esta deuda de 1350 millones de dólares.

Cómo nace y crece Vicentín
Vicentín se constituye en 1929, en la época del crack financiero. En sus comienzos, y por lo menos hasta 1965, era una empresa familiar del norte de Santa Fe que tenía un almacén de ramos generales y acopio de productos agrícolas. Luego empezaron a desmotar algodón y a fabricar aceite.
De acuerdo al testimonio del diputado santafesino Carlos Del Frade, en la década del 60 recibe la primera ayuda del Estado. La dictadura de Onganía le ofrece gratuitamente tierras en el departamento Vera y tierras en General Obligado. Y allí se inicia la concentración de la producción, pudiendo producir su propio algodón en vez de comprarlo a otros productores. Además, como cuentan en Izquierda Web, para 1966 Vicentín había modernizado su proceso industrial de forma pionera, incorporando el proceso de extracción por solventes.

Empieza de esta manera, una época de expansión y diversificación. Con el apoyo de la dictadura adquieren más tierras, comienzan a producir cereales y oleaginosas en paralelo al algodón.

La dictadura de Onganía le cede a Vicentin tierras públicas, destruyendo el gran proyecto de los bajos submeridionales, lo que según Del Frade traerá consecuencias en el mediano y largo plazo como inundaciones y sequías frecuentes.

La empresa protagoniza el proceso de industrialización y modernización de la agricultura, lo que también tiene su contracara en que los chacareros pequeños y medianos comenzaron a agremiarse en las Ligas Agrarias, como también lo hicieron los trabajadores, organizándose en el sindicato de Aceiteros en 1975 y logrando un cuerpo de 14 delegados por sector.

“La sangre derramada es directamente proporcional a la concentración de riquezas en pocas manos”
El diputado santafesino Carlos Del Frade denuncia además que “Vicentín durante la dictadura con su jefe de personal generó el encarcelamiento, tortura y desaparición de 22 personas, 14 de ellos delegados de fábrica. Nunca Vicentín puso la cara por los delegados a los que secuestró y torturó”.Por supuesto que la represión sistemática también desarticuló las Ligas Agrarias. La dictadura le regaló a Vicentín el puerto de aguas profundas del Río Paraná a la altura de Ricardone en 1979. Además en esos años expandió sus operaciones incorporando una molienda de soja en su complejo en 1977, y en 1979 abrió una segunda planta dedicada a la molienda de soja y girasol en la misma localidad. Empezaba allí a planificarse la exportación en manos de empresas nacionales vinculadas con el capital internacional para que entre y salga lo que esas empresas, que manejan los puertos, decidieran sin que nadie las controle. En su exposición en la Cámara Santafesina, Del Frade dice: “Vicentín es la síntesis del desarrollo del gran capital en la Argentina: siempre contó con el Estado bobo y cómplice que lo hizo grande de esa manera, que le garantizó la concentración de riquezas, que le perdonó los crímenes de lesa humanidad durante la dictadura, que le perdonó la fuga de capitales y que ahora, esta nueva configuración del capitalismo contemporáneo en la Argentina entraña la timba financiera, la fuga de dinero y el manejo de los puertos”.

Con la democracia siguió la acumulación
En 1982 Domingo Felipe Cavallo, presidente del Banco Central de la República Argentina, estatizó la deuda externa de Vicentín. Dentro de las 600 empresas que se beneficiaron, 2 millones de dólares fueron de Vicentín y lo pagamos todos los argentinos. En el año 2001 Vicentín fugó 135.000.000 de dólares. El Banco Nación en 2003 ya le había prestado a Vicentín, según las cuentas que la propia empresa declaró a la Comisión de Diputados de Santa Fe, 30.000.000 de dólares de crédito. Desde el 2003 al 2015 le prestaron 120.000.000 dolares más, ¿a razón de cuánto? 10.000.000 por año.

En los últimos años
Entre el 2015 y el 2019, la empresa obtuvo 150.000.000 dólares de crédito del Banco Nación. A razón de más de 30.000.000 por año. Sumado a esto, en noviembre de 2019 obtuvo 26 créditos del Banco Nación por 86.000.000 dólares.

“Corrupción, corrupción del macrismo que generó la timba financiera necesaria para que la producción del país se fuera al tacho. Lo mismo que quiso hacer la dictadura demoler la producción industrial, demoler el derecho laboral. Y eso que la dictadura hizo con las botas, esto es más profundo porque lo hicieron con los votos. Pero por eso hay que producir con mucha información con mucha precisión”, expresó el diputado Del Frade.

¿Qué pasó con esos créditos? ¿Cómo es posible que la empresa se esté fundiendo?
“Los conocemos, ladrones de guante blanco no respondieron jamás, ni por los delegados presos ni torturados ni tampoco por esa plata que el Estado le puso a Vicentín”, afirma Del Frade.
“Le robaron a Vicentín desde adentro, por eso cuando ven los accionistas la mayoría de las deudas son presentadas por los propios directores del grupo Vicentín. Allí está, Sergio Nardelli, 15.000.000 de pesos le pide a su propia empresa”, señala Del Frade, y agrega que es importante la investigación, denunciando a Guido Sandleris como responsable del Banco Central y a Javier González Fraga por el Banco Nación. Vicentín, además, tiene causas en la justicia penal de Paraguay, donde un acreedor extranjero denunció en febrero del 2020 lavado de dinero y fuga de capitales por 200.000.000 de dólares. En 2005, constituyeron una empresa offshore en Panamá.

Los trabajadores afectados
Detrás de Vicentín hay 7.000 familias santafesinas con empleo directo, 21.000 más de forma indirecta: 28.000 familias en total. Por eso no se trata solamente de una decisión judicial sino de una decisión política que afecta a miles de familias y a la economía de Santa Fe y del país.

Desde la Federación de Aceiteros también denuncian: “Las personas que han llevado a la empresa a esta gravísima situación que pone en peligro la continuidad laboral de nuestros representados, y que han organizado y construido el entramado societario para ocultar la conformación del grupo económico, hoy han sido repuestas en la dirección de Vicentin SAIC y gozarán del tiempo suficiente para continuar con el vaciamiento de su patrimonio, en perjuicio claro de los acreedores, pero sobre todo, de las fuentes de trabajo”.

Parece atinada la reflexión del diputado santafesino cuando dice ver una continuidad entre la dictadura y la actualidad: “La sangre derramada de 30.000 compañeras y compañeros no fue solamente porque queríamos hacer la revolución socialista pues porque lo que se quería imponer era un sistema de estado que ayudara fundamentalmente a un sistema financiero y que las empresas fueran cada vez más millonarias y los trabajadores cada vez más pobres”.

Mientras muchos se rasgan las vestiduras temiendo por la violación de la “propiedad privada” por parte del Estado, otros nos preguntamos ¿qué propiedad privada se defiende si con las deudas que acarrea esta empresa con el Estado ya es más estatal que privada? Y también nos preguntamos ¿por qué se cuestiona la expropiación de una empresa privada y no se ha cuestionado la expropiación de viviendas para hacer pasar autopistas en pos de la “modernización”? ¿Y por qué tampoco se cuestiona la expropiación de hecho que hacen los terratenientes de tierras que son de propiedad ancestral? Doble rasero, doble discurso, una sola moral.

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