Sebastián Ríos, Radio La Kandela: “nos preocupa la situación por la que están pasando las radios comunitarias en Uruguay”

Escrito por el 26/05/2016

A pesar de que Uruguay aprobó en 2007 una ley específica para medios comunitarios, las trabas burocráticas identificables como censuras, amiguismos, decomisos, dilaciones que buscan desmoralizar y diluir voluntades hacen que, lejos de haber más, haya en realidad cada vez menos medios comunitarios en el vecino país. Este es el panorama que describió en diálogo con Enredando las mañanas, Sebastián Ríos, integrante de La Kandela, una radio comunitaria de Tacuarembó que tiene asignada una frecuencia desde 2013 pero que aún espera poder salir al aire.

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Hace casi 3 años, la radio La Kandela se presentó a una audiencia pública junto a otras 5 emisoras de la localidad uruguaya de Tacuarembó y fue elegida para obtener una frecuencia por un tribunal integrado por distintos organismos como la Universidad de la República y la Federación de Radios Comunitarias. Sin embargo, a partir de allí surgieron varios obstáculos que le impiden aún estar al aire: “son obstáculos de tipo burocráticos que ya a esta altura indignan más que llamar la atención. Hace casi 3 años comenzamos un derrotero extremadamente largo de papeles y exigencias burocráticas, cumplimos con todo lo que se nos pidió y luego que terminamos de presentar todo el papeleo, aún así, nuestro expediente seguía atrancado en una primera instancia en la URSEC (Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones). Tuvimos que hacer una protesta con transmisión en vivo en las puertas de la URSEC en Montevideo, y ahí logramos que el documento se elevara a la Dinatel (Dirección Nacional de Telecomunicaciones), que sería como el último organismo para que finalmente el presidente de la República firmara y quedara definitivo el permiso para La Kandela”, detalló Sebastián Ríos, integrante de la emisora comunitaria en diálogo con Enredando las mañanas.

Lamentablemente, ese último paso todavía no se concretó: “ahora tuvimos una reunión con una abogada de la Dinatel –explicó Ríos– quien sacó a colación una especie de descargo que había presentado una de las radios que había formado parte de la audiencia junto con nosotros, donde hace una serie de afirmaciones buscando estigmatizar a La Kandela, diciendo que éramos un grupo de anarquistas que llamábamos a no obedecer la ley, que era una radio que había estado transmitiendo sin permiso, una serie de consideraciones que no vale mucho la pena tomar en cuenta porque era un planteo realmente poco serio desde el punto de vista formal, pero ahora Dinatel dice que está esa apelación pero que en realidad ellos no tienen a quién elevarla porque con la nueva ley de medios que se aprobó en Uruguay el tribunal que eligió a La Kandela fue eliminado, disuelto, y se prevé la formación de un nuevo organismo que sería quien determinará el perfil comunitario, pero ese nuevo organismo, que será honorario compuesto por delegados de distintas instituciones, no está conformado y eso puede llegar a demorar quién sabe cuánto tiempo”.

Lo que en definitiva nos dicen desde Dinatel es que no tienen forma de procesar esta protesta que presentó esta radio porque no existe más ese organismo, entonces estamos como en una especie de vacío legal. Lo que nos dijo la propia abogada es que en realidad el caso de La Kandela se resuelve políticamente, por lo que preguntamos si el director de Dinatel, Rodrigo Díaz, tenía la potestad para tomar la decisión respecto a la legalización definitiva de La Kandela y nos dijeron que sí, que si quería tenía la potestad para hacerlo”, agregó Ríos.

Desde Enredando las mañanas le consultamos a Sebastián sobre los alcances de la ley de medios comunitarios aprobada en Uruguay en 2007. Al respecto, el integrante de radio La Kandela aseguró que la norma ha sido un fracaso, porque no cumplió con la función para la que fue creada: “supuestamente uno de sus fundamentos era el de contribuir a la formación de más proyectos comunitarios, de promoverlos, pero lo que hemos visto en realidad es que ha pasado todo lo contrario, cada vez existen menos proyectos comunitarios, entre otras cosas por las exigencias de la ley que son bastante difíciles de cumplir en torno a que, por ejemplo, tenés que constituirte en una asociación civil con todo lo que eso implica, te obligan a organizarte de una manera determinada, tenés que tener un presidente, un secretario, un tesorero, tenés que gastar bastante dinero en constituir la personería jurídica, es toda una serie de exigencias burocráticas que no son fáciles de cumplir. Además, por ejemplo, el transmisor que ellos te exigen tiene que ser homologado y por lo tanto de un altísimo costo. Ya no son aquellos transmisores artesanales con los que una radio podía llegar salir al aire, ahora te exigen que gastes un dinero muy importante, entonces es realmente muy difícil para un colectivo que se forma de manera espontánea, que quiera por ejemplo reproducir las voces del barrio y la zona, si no maneja un dinero importante y no tiene una organización más o menos compleja. Y lo que provocó por la vía de los hechos es que los colectivos fueran desganándose, perdiendo el estímulo de poder legalizarse, entonces la gente se diluyó, se dedicó a otra cosa. Los que sí se han presentado y empezaron a transmitir son los microproyectos empresariales, es decir empresarios que vieron que con una radio comunitaria se podía obtener dinero, se podía sacar fines de lucro a pesar de que eso está expresamente prohibido por la ley y han puesto radios como quien pone un kiosco en una esquina”.

Ríos agregó que en estos años el sector ha continuado funcionando a partir de “amiguismos”: “hay radios que tienen orden de cierre y sin embargo no se las ha cerrado porque consiguen algún padrino político que logra frenar esa orden. Lo mismo pasa también con los medios comerciales. En Tacuarembó se siguen vendiendo frecuencias de radios comerciales, se siguen heredando canales de televisión, y todo eso está prohibido. Cuando alguien no va a usar más una frecuencia se la tiene que devolver al Estado, que es quien debe hacer un nuevo llamado para quien vaya a ocupar esa frecuencia, pero las frecuencias no se pueden heredar ni vender, ya que son patrimonio de la humanidad y son administradas por el Estado. Todo eso sigue sin cumplirse y se sigue dando el amiguismo político lamentablemente que se había prometido que se iba a terminar con esto, pero hasta el día de hoy no se ha logrado”.

A partir de esta realidad general del sector y de la situación particular de la emisora, los integrantes de La Kandela elaboraron un documento que implica un llamado abierto a todas las radios comunitarias: “sabemos que el caso de La Kandela no es el único y más allá de nuestro caso específico nos preocupa en general la situación por la que están pasando las radios comunitarias en Uruguay, y cómo en Uruguay se viene concentrando el poder en los grandes medios. Es cada vez es más teórico y menos real que cumpla con lo que se había dicho que se iba a hacer con las radios comunitarias. Nosotros hemos recibido algunas comunicaciones, como de la gente de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias y algunas radios de manera individual, y la idea es hacer una gran movida en Montevideo, todavía sin fecha, pero generar una especie de protesta pero haciendo una cadena de transmisión de radios a la que a su vez le hacemos llegar la invitación a la RNMA para que puedan participar. La idea es transmitirle al ciudadano común, a la población, que es muy probable que esté bastante ajena a toda esta realidad, qué es lo que está pasando con la radiodifusión en nuestro país, cómo se sigue concentrando el poder en pocas manos y las radios comunitarias que muchas veces representan las voces de los barrios, de algunas minorías, de algunas mayorías que no tienen la posibilidad en medios comerciales de poder expresarse, han ido quedando de lado cada vez más”, señaló Ríos a Enredando las mañanas.  


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