Soledad Olivera: su desaparición, el inicio del juicio y el rol de la escuela
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 13/08/2015
El pasado lunes 10 de agosto comenzó en la Segunda Cámara del Crimen de Mendoza el juicio por la desaparición de Soledad Olivera, desaparecida en democracia en una causa vinculada a la violencia de género.
Desde el programa Enredando las Mañanas, conversamos con Silvia, directora de la escuela de Lavalle Virgen del Rosario, donde Soledad Olivera fue alumna y Johana Chacón, alumna de 7° grado también desaparecid,a y actualmente asisten los tres hijos de Soledad. La Institución ha tomado un lugar central en la lucha por justicia por Soledad y Johana, y la funcionaria nos explica en gran medida el porqué de ese compromiso.
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Soledad desapareció el 18 de noviembre del 2011, cuando salió hacia una finca en Mendoza después de mantener una conversación por mensaje de texto con Mariano Luque, el acusado con quien mantenía una relación, y nunca volvió. El juicio contra Luque está teñido además por las sospechas en torno a la desaparición de una niña, Johana Chacón, hermana de su novia.
“Esto –comienza a explicar Silvia- se inicia desde la escuela porque el día que desaparece Johana, que estaba cursando el 7° grado, empezamos a preguntarnos qué hacemos, las escuelas tenemos una representación social, creo que debemos ejercer esa representación social, defender los derechos de los niños, niñas y adolescentes, como dice la Ley 26.071, y como funcionarias públicas, y como seres humanos, y como mujeres, no podemos permitir que esto pase. A partir de ese momento empezamos a movilizarnos, a hacer diferentes actividades, actos, marchas, movilizaciones, planfeteadas, hasta llegar a esta instancia del juicio oral y público por la desaparición de Soledad. Y acá estamos, acompañando. En mi caso, como estoy citada como testigo, no puedo ingresar hasta el momento en que atestigüe”.
La escuela ha sido un espacio de gravitación donde además han participado otros actores sociales, como continúa relatando la directora “el acompañamiento ha sido una construcción social, colectiva, acompañada por organizaciones de mujeres que se nos han ido sumando, mujeres representantes de algunos partidos políticos también nos han acompañado, son tres años de lucha, ya que en noviembre de este año se van a cumplir tres años de la desaparición de nuestra niña, de Johana y esperemos que este juicio oral arroje la verdad sobre qué pasó con Soledad”.
Sin embargo, a pesar de lo que Silvia llama un acompañamiento tácito, la sociedad mendocina no se ha involucrado activamente en la lucha por Soledad. “A la hora de participar, generalmente, son las personas militantes por diferentes temas las que se acercan y se comprometen. La población en general en la provincia de Mendoza es bastante conservadora y reacia a participar de todo esto, pero en ningún momento hemos tenido rechazo, para nada, al revés, el apoyo se siente. Así que esto nos brinda fuerzas para seguir”.
La docente brinda detalles sobre la causa y el principal sospechoso de su desaparición, Mariano Luque, “a él se lo acusa por privación ilegítima de la libertad, esta carátula pretende ser cambiada hoy por homicidio, en este juicio que hoy se inicia. Homicidio y no femicidio porque la ley de femicidio es posterior a la desaparición de Soledad. Entonces, probablemente, si se logra esta figura de homicidio, la pena será distinta. Por privación ilegítima de la libertad el máximo es seis años, y ya lleva cumplidos dos en la cárcel, más buen comportamiento, etc., así que si la condena fuera esa, estaríamos con una condena cumplida sin haber logrado el objetivo que es encontrar el paradero de Soledad para, en caso de que estuviera muerta, poder hacer el duelo, poder transmitirles a esos niños con los que compartimos todos los días qué es lo que pasó con su mamá.
Al principio, cuando desapareció, la sociedad condena esta desaparición de las mujeres en una primera instancia, pensando que se van con un tipo, que abandonan a los hijos, no es el caso de Soledad. Además –continúa- Mariano Luque mintió, porque en su primera declaración dijo que no la conocía, cuando el día de la desaparición de Soledad hay más de 100 comunicaciones entre mensajes de texto y llamadas telefónicas entre Soledad y Mariano, y que finalizan en el momento en que Soledad se va de la casa y no vuelve. Esto es más que llamativo. Fijate que las distintas instancias judiciales mencionan el homicidio como posibilidad, o sea que lo que estamos esperando, en esta semana, es que se cambie esa carátula y en algún momento podamos saber, a través del juicio, qué es lo que pasó con ella”.
Silvia, en su exposición, es clara en relación al rol que entiende que deben ocupar las escuelas en la sociedad: “La educación es un derecho, y sabemos que hay otros derechos que nosotros tenemos que ayudar a ejercer a nuestros niños y niñas, empezando por reconocer que tienen voz, que hay que escucharlos, que ellos nos cuentan sus problemas, que somos una instancia de participación, de convocatoria, de concientización sobre todo esto, que durante todos estos últimos años se han dictado leyes que tenemos que ejercer, que tenemos que promover (…) tratar de desestructurarse desde las escuelas. Basta de hablar de disciplina, hay que hablar de normas de convivencia, ya basta de tener miedo a los temas sobre la sexualidad, sino convocar a las familias para que acompañen estos procesos y poder intercambiar, relacionarse con ellas, abrir las puertas de las escuelas. Esto no solamente tiene que estar en los discursos, tiene que estar en los hechos y te puedo asegurar que es posible relacionarse con las familias, involucrarse de sus problemáticas, hay que ser parte del contexto donde cada familia vive situaciones diferentes de derechos vulnerados, y muchas veces se apoyan, en nuestro caso, en la escuela”
“Lo que yo puedo decir –finaliza-, humildemente, es que convoco a toda la docencia a que se ponga al frente de todas estas luchas, sobre todo teniendo en cuenta los derechos de niños, niñas y adolescentes. Es nuestra obligación y nuestro deber. Les agradezco la comunicación, y sigamos adelante por Marita Verón, María Cash, por Soledad, por Johana y por tantas otras desaparecidas que llevan más de una década sus familias buscándolas sin saber dónde están”.