Quinta audiencia del juicio a genocidas en Neuquén

Con fuertes y emotivas declaraciones, en los testimonios de Inés y Oscar Ragni, se desarrolló el lunes la quinta audiencia del juicio contra ocho militares, acusados de 17 causas y de haber estado en el centro clandestino ‘ La Escuelita’, de Neuquén.

“¿QUÉ HICIERON CON NUESTROS HIJOS?"

“Ya tengo 78 años de edad, antes de morir, quiero saber que hicieron con nuestros hijos, quien dio la orden, por qué no dan la cara?”, dijo Inés Ragni, madre de Oscar, detenido desaparecido desde el 23 de diciembre de 1976, en el Centro Clandestino ‘La Escuelita’, detrás del Batallón 181 de la ciudad de Neuquén. 

Mirándolos bien cara a cara, (a cuatro de los imputados, el resto no asiste a las audiencias), les siguió exigiendo “hace 32 años que estoy buscando la verdad y ustedes tienen la obligación moral, si quieren morir tranquilos, de decir que hicieron?. Ustedes son criminales, digan dónde están, que hicieron con ellos?.

Habló con solidez, firmeza y convicción. El testimonio –que duro una hora y media- ante el Tribunal Oral Federal, fue una descripción, sin quiebres, de cómo fueron los instantes previos al secuestro de su hijo, Oscar Alfredo, estudiante de arquitectura en la ciudad de La Plata y que había llegado a Neuquén, para pasar las fiestas junto a su familia.
Contó que “esa mañana, su hijo de su casa, para ir al trabajo que realizaba en un estudio de arquitectura, durante las vacaciones y que nunca más volvió”. Justamente, esa mañana, “un hombre preguntó por él, en su domicilio, fue un sobrino de mi esposo, quien trabajaba en el Ejército, como servicio de inteligencia. A quien ‘acusan de haber ‘marcado’ la casa donde vivimos y a mi hijo”, señaló esta incansable mujer.
Sostuvo que “cuando tuvimos los primeros indicios de su desaparición, hicimos la denuncia policial, como así también –siempre con su esposo- intentaron obtener información en el Comando del Ejército, siendo ambas gestiones, infructuosas”. También explicó que “hablaron con los militares Olea y Farias Barrera, que ambos dijeron que ‘en el secuestro habían intervenido grupos paramilitares y que ellos no tenían ni recibían información al respecto”.
Aseguró que su hijo estuvo detenido en el Centro Clandestino ‘La Escuelita’, lo sabemos por que un cocinero dijo que un día había que llevar una racíon más, es que habían traido a un detenido, un estudiante de La Plata, que era del barrio”. Nosotros, vivimos siempre en el barrio Progreso, cerca del Batallón. También tenemos el testimonio de un compañero de nuestro hijo, Raúl Radonich, quien estuvo detenido en ese lugar y lo conocía mucho a Oscar, jugaban basquetbol y vivieron en la ciudad platense.
Todo lo contrario ocurrió en el Obispado, ya que, Don Jaime De Nevares, los recibió, atendió y también, junto con otros familiares, llevaron una carta-petitorio, a Casa de Gobierno, solicitando por los detenidos desaparecidos, en la que, el entonces usurpador de la presidencia, Jorge Rafael Videla, no los atendió ni les recibió la carta.
“Nunca tuve miedo, llevo 32 años caminando por distintos lugares y a éstos secuaces (en referencia a los imputados), los traen con chalecos antibalas y tienen abogados defensores” sentenció Inés Ragni.
Además, dijo que “quiero saber qué hicieron con mi hijo. Podrían haber dicho dónde estaba, si hizo algo, porque para esto está la Justicia. El pecado más grande de Oscar fue ser estudiante,  joven y pensar diferente de ellos”
Inés Ragni -una de las dos madres de Plaza de Mayo que viven en la región- cuando terminó su testimonio y  quien preside el tribunal, Orlando Coscia, le permitió ponerse de pie, mirar bien cerca y de frente a los imputados, para hacerles la pregunta que tanto ella como su marido Oscar Ragni, se vienen haciendo desde la desaparición de su hijo Oscar Alfredo: ¿qué hicieron con él y con los 30 mil desaparecidos durante la última dictadura militar?.
Ahí, los aplausos y la emoción, fueron el común denominador de una sala repleta de público. El resto de la gente, ‘aguantaba’ en la vereda, la salida de alguna persona, para informarse sobre lo que ‘arriba’ transcurría. Es que, las audiencias no se pueden televisar en ‘tiempo real’, por lo que solo hay que esperar el ‘boca a boca’.

“LOS ACUSO DE GENOSIDAS E  INFAMES TRAIDORES A LA PATRIA”
El segundo turno de testificar, fue para Oscar Ragni, esposo de Inés, quien juró por Oscar Alfredo –su hijo- y por todos los compañeros y compañeras desaparecidos, para ratificar todo lo que dijo su esposa, con la que “llevamos 55 años juntos”.
“Las únicas miserias humanas, son las que conforman éstos imputados, acá y en todo el país. Yo los acuso de genosidas e infames traidores a la patria”, remarcó de forma contundente.
El papá del desaparecido, hizo un alegato sobre los objetivos del régimen militar instaurado a partir del 24 de marzo de 1976, dando datos muy precisos sobre los hechos que rodearon la desaparición de su hijo en diciembre de 1976.
“Durante 20 años trabajé en la cantina de Tropa, dentro del Batallón 181 de Neuquén, en cuyos fondos funcionaba ‘La Escuelita’, aseguro  Ragni.  “Conocí a Olea y Farias Barrera (dos de los militares imputados), que ambos le aseguraron no saber nada del destino de su hijo, por que se había tratado de una tarea de ‘grupos paramilitares’.
Relató que tiene certeza que su hijo estuvo en ‘La Escuelita’, a partir del testimonio de un suboficial, de apellido Torino,  quien dijo que la noche del 23 pidieron una ración más de comida para un joven que había llegado de La Plata y que era del barrio. Nosotros siempre vivimos en el barrio Progreso, cerca del Batallón.
A esto, hay que sumarle los testimonios de David Lugones y Raúl Radonich, quienes lo reconocieron por una voz muy nasal –la de mi hijo-. A sí mismo, sostuvo que “es totalmente imposible que los responsables del Batallón 181 hayan ignorado que allí funcionó el centro de detención y tortura ‘La Escuelita’.
Afirmó que “estos genosidas merecen ser condenados como tales, deben ser expulsados de ésta sociedad, porque no tienen derecho a pisar el suelo que regaron con la sangre de nuestros hijos, son una entelequia”.

Jorge Jure
PRENSA-APDH NEUQUEN
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PATAGONIA – ARGENTINA