En honor a la famosa Memoria
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 22/06/2008
Kirchner se quejó que Clarín tituló ‘La crisis se cobró dos nuevas
muertes’ por Kosteki y Santillán. En los archivos, no hay otro
repudio
20.06.2008
En su primera conferencia de prensa del último lustro, hace tres días,
el señor ex presidente se quejó de que en 2002, cuando la bonaerense
mató a Kosteki y Santillán, el diario Clarín tituló ‘La crisis se
cobró dos nuevas muertes’, pero habló de ‘represión’ cuando la
Gendarmería detuvo a De Angeli la semana pasada. No podría tener más
razón. Guiado por su razón, casi encandilado, impaciente por acordar
con él, busqué en todos los archivos de 2002 sus enérgicas
declaraciones de repudio y condena al gobierno de Eduardo Duhalde por
el asesinato de Kosteki y Santillán –y no encontré nada de nada. El
entonces gobernador que, ahora ex presidente, condena a Clarín, hizo
entonces lo mismo que ahora condena, en un poco peor: no dijo ni una
palabra sobre el crimen que le costó la presidencia a su entonces
amigo y mentor. Pero ahora dice lo que entonces no dijo, como mañana
no dirá lo que sí dijo ayer. Y ése es, en general, su problema: dice,
dice, siempre fuera de tiempo, cosas que no soportan la menor
comparación con su historia o con su práctica presente. Se aprovecha
–trata de aprovecharse– de la escasa memoria de nosotros argentinos:
de la flaqueza de esa Memoria de la que tanto habla, y dice, y dice.
Es lo mismo que hace su mujer y Presidenta, siempre con la Memoria en
una esquina de la boca. Anteayer, en la plaza, tras nombrar madres y
abuelas, dijo que quería que advirtiéramos que ‘si la historia primero
fue tragedia hoy se repite como comedia’. No es poco, tener una
presidenta que cita a Carlos Marx. Aunque la señora presidenta haya
citado su cita más citada –su epígrafe del 18 Brumario de Luis
Bonaparte–, pero mal: ‘Los grandes hechos y personajes de la historia
suceden dos veces, primero como tragedia y después como farsa’,
escribió el alemán, y no, como dijo la señora, ‘como comedia’ que,
como ella sabe, no es lo mismo. Farsa, dice la Real Academia, es ‘un
enredo, trama o tramoya para aparentar o engañar’. Quién sabe por qué
no quiso hablar de farsas en un acto con todos los rasgos farsescos
del peronismo actual –los asistentes mercenarios y despolitizados, la
desconexión entre oradores y público, la ausencia de consignas
compartidas–: el simulacro de un acto político, una escenografía para
darle más fuerza a una cadena nacional.
Pero su mecanismo es el mismo que el de su señor marido: allí donde el
señor reprocha a Clarín que haya hecho lo mismo que él, la señora cita
a Marx para defender su gobierno capitalista –del famoso capitalismo
de amigos, que ni siquiera Marx supo definir en su momento. La verdad,
hay días en que los escucho y me sube la mostaza. ¿Será posible que
nos sigan tomando por tarados? ¿Por nabos a los que se les puede decir
cualquier verdura? ¿Por desmemoriados descerebrados desechitos?
Digo: en honor a la famosa Memoria, ¿sería posible que se callaran la
boca? En honor a la memoria que nos ayuda a recordar que ustedes,
señores K., durante la dictadura vivían en Río Gallegos, pueblo chico,
donde todos saben quién es quién, y se dedicaban a ganar mucha plata
ejerciendo lo más indigno del capitalismo –el préstamo hipotecario–
mientras los militantes que ustedes ahora ensalzan morían peleando
contra el capitalismo.
En honor a la Memoria que nos ayuda a recordar que ustedes
participaron en la entrega del petróleo –y recibieron muy buen pago
por ella–, mientras algunos otros, pocos, hacían lo que podían por
impedirla: eran las épocas en que usted, señor, decía que Menem era
‘el mejor presidente de la Argentina desde Juan Perón’, cuando
manejaba su provincia cual campito y todavía no había empezado a
despotricar contra los noventas como esa época negra que, en efecto,
con su ayuda, fue.
En honor a la Memoria –a la nuestra, a la que los recuerda–, por su
honor –si les importa–, ¿no podrían dejar de hablar de todo eso, de
los años setentas, de los años noventas? Ustedes hicieron lo que
hicieron, y ni siquiera es tan grave. Al fin y al cabo, la Argentina
está llena de personas que hicieron lo mismo: supongo que por eso los
votaron a ustedes. Lo que hicieron –hacerse los osos cuando los
militares, apoyar al gobierno de Menem–, ni siquiera da para
condenarlos, pero sí para pedirles que por favor, por honor, por
pudor, no hablen más de esas cosas, no nos ofendan con memorias
falsas. Seguro que si buscan otros temas los encuentran: la Argentina
es un país tan generoso, tan sediento. Por favor, tómense el trabajo.
O sigan creyendo que somos todos pelotudos, y paguen el precio que
suele cobrar esa creencia.
(Es curioso: al repasar este repaso, veo que cada vez que, en la
historia argentina reciente, los Kirchner tomaron posición sobre algo
serio, yo estuve del otro lado. Por eso, al fin y al cabo, no me
extraña seguir estándolo. Sí me extraña que algunos que también
estuvieron enfrente –que sufrieron la represión militar, que se
opusieron a las privatizaciones, que lucharon por la pluralidad, que
militaron contra Menem– ahora estén a su lado. Supongo que, entre las
ganas de ilusionarse y la tentación de acercarse al fogón, pasan esas
cosas. A veces los entiendo: es cierto, sería tan bonito que alguna
vez, en algún futuro posible, sus acciones se parecieran a sus
palabras.)