Represión a la prensa en el #NiUnaMenos: “El objetivo era que no mostremos lo que estaba pasando”
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 12/06/2017
En los últimos años, cada vez que se realiza la crónica de una movilización masiva de mujeres, ya sea en los Encuentros Nacionales de Mujeres, los 8 de marzo o las marchas del #NiUnaMenos, hay que dedicar gran parte del espacio al relato de la represión policial. Parece que las mujeres organizadas son cada vez más una amenaza al status quo y que el poder se defiende enviando a las fuerzas de seguridad contra las movilizaciones.
En este caso, la represión se desplegó contra quienes desconcentraban luego de la masiva movilización contra los femicidios y la violencia de género del pasado 3 de junio en ciudad de Buenos Aires. Y en particular, contra lxs trabajadorxs de prensa que intentaron registrar ese momento y a sus responsables.
En el Enredando las Mañanas, hablamos con una de las fotógrafas agredidas por personal policial, Alelí Acuña quien es además trabajadora de prensa de la Agencia Télam.
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«La marcha fue multitudinaria, masiva, pacífica. Eso nos llena el alma a muchas que venimos luchando hace ya varios años, no nos lo quita nadie. Pero también tenemos que denunciar el accionar represivo de las fuerzas de seguridad”, señaló Alelí y agregó: «Avasallaron los principios básicos de libertad de prensa, porque a quienes nos reprimieron fueron a un grupo de fotógrafos que queríamos retratar las caras del operativo, cuando nos acercamos a querer retratarles los rostros, fue cuando nos rociaron con gas pimienta. A mí me rociaron a 10 centímetros en la boca”.
Por otro lado, Acuña dijo que se incumplieron normativas como el protocolo de seguridad, pero también que no se contemplaron las medidas exigidas en el habeas corpus que presentara el colectivo MuMaLá el 1° de junio a la justicia con las firmas de Raquel Vivanco Coordinadora Nacional de MuMaLá, Claudia Acuña editora de la Revista Mu y Liliana Furió activista de los DDHH. El mismo, en virtud de las situaciones represivas vividas en movilizaciones anteriores como el paro del 8 de marzo.
Al respecto detalló: “Pedía que la justicia ordene al Ministerio que se abstenga de realizar acciones represivas, homofóbicas y criminalizadoras. Decían que no tenían que tener portación de armas, que tenían que estar identificados» y continuó: «Todo incumplieron: no estaban identificados, los alrededor de 40 policías que estaban atrás en el vallado de la Catedral tenían armas, porque el policía que me roció con gas cuando quise retratarlo, tenía una escopeta”.
Paradójicamente, sostiene la fotógrafa, “ese Estado que sigue permitiendo que maten a una mujer cada 18 horas, es el mismo que nos desampara en esa instancia y el mismo que nos reprime también cuando salimos a reclamar”. Por esto, una de las consignas principales de la movilización, señala al Estado como principal responsable de la continuidad de la violencia hacia las mujeres.
Alelí relató detalladamente lo sucedido esa noche: “Éramos un grupo de diez fotógrafos aproximadamente. Una es Polly Palacios que es la que documenta el momento en que me rocían, y otra es Mónica Bujan. Mónica, además de fotógrafa, es motoquera, militante y asmática, tiene EPOC, así que no se recupera tan fácil como nosotras. Está con nebulizaciones y corticoides en su casa”.
Su narración desmiente los intentos de instalar en los medios que la policía “respondió a una agresión”: “Cuando llego a la plaza -explica-, alrededor de las 20:15, veía una nube enorme que acaparaba toda la catedral y me empiezo a ahogar. Los que estaban alrededor tenían sus bocas tapadas también con pañuelos, porque ahí empezaron a tirar el gas y yo no entendía bien porqué (…) Mónica quiso acercarse al vallado porque tenía una cámara con un lente 5, allí tenia poner el lente entre los orificios y, cuando se acerca, le disparan gas pimienta con aerosol (…) Al suceder esto, hubo una reacción de parte de las compañeras que no podían creerlo, armaron una pequeña fogata y fue cuando empezaron a tirar el agua y los gases. Yo llegue y vi esa nube. Me acerco al grupo de fotógrafos, me estaba retirando, pero tenía la cámara en la mochila y lo que atiné a hacer es a sacar la cámara y que quede registrado quiénes eran los que estaban a cargo de este operativo de represión. A la tercera fotografía siento una mano que se aproxima a unos 10 centímetros y me rocía el gas directamente en la boca. Así con la naturalidad de como quien masca chicle, digo yo. Y en la otra mano, este oficial tenía un cigarrillo, se dio vuelta y siguió fumando y se retiró. Después pude ver, cuando pude bajar mi tarjeta en la computadora, que estaba armado también, tenía una escopeta. Y cuando yo le empiezo a gritar, porque estaba atónita, enfurecida, él levanta su escopeta y empieza a jugar con el arma, eso se ve en el video”.
En ese momento, afirma con seguridad la fotógrafa, “el objetivo principal era que no mostremos lo que estaba pasando”.
Desplegando la violencia policial contra las mujeres
Alelí llegó a identificar, en los diez minutos que estuvo, disparos de balas de goma que provenían desde cercanías de la Casa Rosada. “No venían del sector donde estaba ubicada, que era cerca de la boca del subte D -explica-, sino del otro lado de la catedral, como yendo para Casa Rosada. Comenzamos a escuchar las sirenas y que venían patrulleros en contramano, ahí sentimos que se iba a poner todo más denso. Incluso otra compañeras entre ellas la secretaria de género del SiPreBA, Ana Laura Torna, tuvieron que refugiarse en el subte en ese momento», comentó la fotógrafa.
A su vez, a raíz del malestar físico producido por el ataque, Alelí tuvo que salir del lugar y buscar refugio en Radio Nacional. «Tenía el rostro enrojecido en la zona de la nariz y de la boca, tenía los labios hinchados, me costaba respirar y tenía las conjuntivas irritadas. Fui hacia Radio Nacional, donde me recibieron y me dieron agua. Después de ahí, un grupo de compañeros, colegas, me acercaron a mi casa”, detalló.
Para finalizar, a pesar de que es claro que lo que se pretende es instalar el miedo para desmovilizar, la periodista afirmó: “no tenemos miedo. Por eso nos tienen miedo”.
Repudio del Sindicato de Prensa
El Sindicato de Prensa de Buenos Aires, SiPreBA, dio a conocer días después un comunicado donde repudian la represión de la policía contra la movilización del #NiUnaMenos en la Catedral de la ciudad de Buenos Aires. También denuncia que lo sucedido es un claro intento de cercenar la libertad de prensa y exige “el inmediato esclarecimiento de los hechos y la separación de los responsables materiales y políticos de la represión”.