Tucumán: no hubo justicia para Celeste
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 28/10/2016
En el día de hoy se conoció la sentencia en la causa por los abusos policiales sufridos por Celeste, una joven trans tucumana ilegalmente detenida en noviembre de 2013. El mismo tribunal que condenó a 8 años de cárcel por un aborto espontáneo a Belén, volvió a hacer gala de su profundo machismo, con condenas que fueron irrisorias: dos de los siete policías procesados, Ernesto Aguirre y Walter Trejo, fueron condenados a cinco años de prisión por privación ilegítima de la libertad y por falsear el acta de detención, en tanto que otros cinco agentes implicados volverán a ser investigados por estas causas. La acusación era por abuso sexual, privación ilegítima de la libertad y falseamiento ideológico. En el fallo ni siquiera se mencionó el abuso. Las personas y organizaciones nucleadas en la Mesa Justicia para Celeste esperaron la resolución del proceso judicial en las afueras del juzgado tucumano, donde se convocaron a partir de las 9 de la mañana.
Reproducimos la entrevista realizada en el Enredando las Mañanas del día miércoles 26 de octubre a Ruth, una de las integrantes de la Mesa Justicia para Celeste, que da cuenta de la gravedad de los vejámenes sufridos, así como de la dimensión de la impunidad. Aspectos que no hacen más que sumar razones para seguir luchando.
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En el año 2013, Celeste fue detenida de manera ilegal por efectivos policiales, quienes durante tres días la sometieron a violencia física y psicológica y a repetidos abusos sexuales. Cuando finalmente logró escapar y llegó al hospital donde constataron las marcas de la violencia, radicó su primera denuncia. Tres años después, el juicio contra siete integrantes de la Seccional VI de San Miguel de Tucumán llegó a su fin. Los procesados son Rubén Ernesto Aguirre, José Luis Décima, Walter Francisco Trejo, Miguel Antonio Concha, Ramón Julio César Ledesma, Roberto Antonio Gallardo y Aldo Omar Quiroga, que esperaron el juicio en libertad y continúan en funciones.
El camino por justicia para Celeste ha estado atravesado por la exclusión estructural que sufren las personas trans, tanto en el acceso a derechos como salud y educación como, ante una situación como esta, las dificultades para acceder a la justicia. Hoy, la abraza y contiene el espacio de “Justicia para Celeste”, con el fin de acompañarla y visibilizar el reclamo.
Las circunstancias de la detención son realmente indignantes. Celeste se encontraba en el interior de su domicilio, bañándose, cuando irrumpieron los efectivos policiales y la trasladaron a la seccional IV de San Miguel de Tucumán, alegando la aplicación del código contravencional -una normativa que se aplica en la vía pública.
En diálogo con Enredando las mañanas, Ruth detalló el maltrato y la violencia a las que fue sometida Celeste en la comisaría: “la trataron de muchas maneras humillándola, la obligaron a hacer limpieza del lugar, la violaron los policías que estaban ahí. Luego uno de ellos la tiró literalmente en el jaulón donde estaban otros presos que habían sido acusados de violaciones y de asesinatos. Celeste estuvo aproximadamente tres días ahí hasta que un día que la castigaron limpiando el patio de la comisaria ella logra escaparse y se va al hospital (…) Mientras estuvo ahí detenida el abuso no fue solo físico sino también psicológico, la trataban de puto todo el tiempo”. Una vez en el centro de salud, lxs profesionales constataron que había sido abusada, que tenía las marcas de la violencia en su cuerpo y ahí ella radica la primera denuncia, que ha sostenido a pesar de las presiones e intentos de soborno de los acusados.
El pasado 4 de octubre, finalmente, dio inicio el juicio caratulado “Aguirre Rubén E. y otros por abuso sexual con acceso carnal y otros delitos”, Número de expediente 56518/13, de la sala III en lo Penal del Poder Judicial de Tucumán.
“No es un policía, es toda la institución”
Desde la Mesa de Justicia para Celeste plantean que uno de los ejes centrales de la denuncia es desnudar el hecho de que esta situación no es excepcional, sino que las trans y travestis, en las calles, están expuestas al abuso policial constantemente. Así lo explicó Ruth: “lo que querían dar a entender desde el gobierno era que era un caso aislado, algo que no sucedía siempre, y no es así. Es algo común, generalizado, por parte de todas las chicas trans que están en calle, (…) que tienen que afrontar a la policía durante toda la noche, o pagarles coima o sino las violan adentro de los móviles y es algo que reclaman todas”.
La integrante de la Mesa de Justicia explicó que “el caso de Celeste en particular es emblemático porque es el único que ha llegado a la justicia”. Pero ese acceso a la justicia es sesgado, ya que “durante el juicio Celeste ha sido revictimizada constantemente (…) respecto de su identidad de género. Si bien los jueces sí la trataban de señorita y respetaban su identidad de género, no hacían cumplir esto a los abogados defensores y no lo hicieron en ningún momento”. Por si quedan dudas de las características patriarcales del tribunal, Ruth destacó que “el tribunal que lleva el caso es el mismo tribunal que acuso a Belén sin pruebas”. Por esa razón entienden como imprescindible la presión social sobre la justicia: “que este tribunal escuche que Celeste no está sola, que está acompañada por muchas agrupaciones, por mucha gente y que no vamos a quedar callados si no tenemos una sentencia favorable para Celeste”.
Amenazas
Celeste hoy está con custodia de la Policía Federal, porque en los últimos días ella y su entorno han sufrido amenazas e intimidaciones por parte de la Policía tucumana. La semana pasada, un desconocido se acercó al centro educativo trans donde la joven realiza sus estudios primarios y empezó a hacer preguntas sobre ella y sobre la custodia policial, mientras Celeste se encontraba tomando sus clases. Simultáneamente, uno de los imputados, José Luis Décima, pasó por la puerta. “Encima -agregó Ruth- a esa hora más o menos aproximada, un auto con vidrios polarizados y sin patente merodeó alrededor de su casa y los familiares lo pudieron ver. Además ese mismo auto siguió a otra de las personas de la mesa hasta su casa”.
Justicia
Sin embargo, aclaró la integrante de la Mesa, la lucha por justicia para Celeste no puede agotarse en una sentencia condenatoria, ya que las violaciones a sus derechos han sido una constante en su vida. “Celeste sufrió violencia institucional sistemática desde que era una niña. Ha sido expulsada de su hogar, ha sido expulsada de la escuela, ha sido expulsada del sistema de salud y encima violentada por las fuerzas policiales del Estado (…) Además, Celeste no ha tenido un acceso real a la justicia (…) ella, por ser analfabeta, no pudo constituirse como querellante y la causa solamente ha sido llevada por el Ministerio Fiscal, no tuvo una abogada que la asesore, que la prepare en cómo defenderse durante el juicio, cómo hablar, y ni siquiera que le informe qué iba pasando (…) El Estado no puede abandonar a Celeste porque ha sido precisamente el Estado el que la ha violentado”.
“Lo que corresponde –finalizo Ruth- es cárcel común a los implicados y que el Estado no abandone a Celeste después de este juicio”.