Nuevamente el laberinto judicial sobresee a un progenitor acusado de abuso
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 22/08/2016
Martina Mendelevich es una mamá dentro de un laberinto judicial perverso. Escuchó a su hijo, denunció al progenitor por abuso, siguió los pasos que las instituciones le marcaron y hoy la justicia sobreseyó al abusador. Al igual que en otros casos que hemos conocido, lo que propondrá ahora el sistema es la revinculación. En la edición de Enredando las mañanas del martes 16 de agosto, compartimos la entrevista a Martina realizada en Piedra Libre de La Colectiva.
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El momento en el que Martina escuchó a su hijo relatar el hecho ha quedado fijo en su memoria. Verborrágica, gesticula, reafirma de tanto en tanto con un golpe en la mesa y por momentos toma aire. «El 9 de mayo de 2013, mi hijo tenía 2 años y 10 meses -ahora tiene 6-, me relató que el papá le había metido un palo grande adentro de la cola. Sus palabras fueron que agarró un palo grande, grande, lo mojó en agua tibia y calentito lo metió adentro de su cola. Se puso en cuatro patas, me hizo la demostración y me dijo, a mí me duele y yo lloro. A partir de ahí empezó mi locura. Eso fue un jueves y ahí me empecé a desmayar, desmayar, desmayar. Un psiquiatra me dijo que lo grabe y entonces lo grabé. Ese video no vale para la justicia. Un nene de 2 años y 10 meses diciendo todo eso no vale, dicen que soy yo que le estoy preguntando qué me contó ayer. El lunes voy a denunciar, voy a la oficina de violencia doméstica porque me dijeron que ahí es donde mejor te atienden y me atienden el martes a las 12 del mediodía. O sea, yo dormí sentada en una silla de metal toda la noche porque si te vas perdés el turno, no comí, no tomé, no nada. Con todo el estrés me llaman a declarar. Tres horas adentro declarando con tres personas grabándome y preguntándome con diferencias temporales para ver si yo decía la verdad o no», comienza Martina su relato.
En la Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, donde se supone que todo debe estar armado para cuidar y recibir a las mujeres que se acerquen a denunciar cualquier tipo de violencia de género, algo no funciona. Mendelevich afirma que durante la noche muchas mujeres se retiraron sin hacer la denuncia y probablemente lo que las venció no fue el sueño, sino el temor a lo que podría suceder después de la denuncia. Martina se sometió a la espera, entró, se desmayó, se recuperó y salió de allí a dar los primeros pasos que las licenciadas que la atendieron le indicaron; la licenciada en Trabajo Social Nancy Mugica y la licenciada en Psicología Mónica L. Dohmen. Martina Mendelevich buscó patrocinio legal y realizó una denuncia en el fuero civil, juzgado N° 8 y otra en el fuero penal, juzgado N°41. Martina había sido alertada de que debía pedir explícitamente la restricción del hogar para su ex pareja, de lo contrario y por muy violento que sea el relato, el juzgado no toma la medida de oficio. Así lo hizo. La restricción se hizo efectiva.
De pericias y peritos
Simultáneamente, la mamá comenzó con las pericias, lo que resultó por momentos una revictimización del chico. «Cuando lo mandan a hacer una pericia en el Garrahan…lo volvieron a abusar a mi hijo ahí. Nos tuvieron muchas horas, nos trataron muy mal, me gritaron. Cuando finalmente nos toca pasar al consultorio me piden que lo desnude, se acuesta en la camilla, un nene bebote, levanta las piernas y la mujer le empieza a meter el dedo adentro hasta acá. Se lo mete y se lo saca, se lo mete, se lo saca. Yo me empiezo a poner nerviosa, «este nene no fue abusado». Y hacía así. No se cuántas veces hizo así. Yo me empiezo a desesperar, mi hijo no se movía y la perito dice – Ves que no se mueve. Este nene no fue abusado, sino se movería», explica Martina.
La historia en esta pericia no terminó bien. El nene se puso a llorar y a golpear y la mamá perdió la calma. El informe del Garrahan va en línea con lo que relata Mendelevich: el nene no tiene nada y la mamá está loca.
Luego vino la Cámara Gesell y así lo cuenta su mamá; «acababa de cumplir tres años, lo hacen entrar, había una mesita, un vasito de agua. No lo dejan entrar con nada, obviamente no declara, se pone a llorar, sale, quiere que entre con él. Autorizan que entre con él y agarra un autito de la sala de juegos, como excepción lo dejan entrar con el autito. Entra, da vuelta el auto y lo empieza a clavar con un lápiz rojo que le había dado la perito. Luego agarra el auto y se lo pone en la vagina a la perito oficial. Empieza a llorar, me empieza a pegar y suspenden la pericia. El informe es «el nene no declara, no hubo abuso».
Con el paso de los meses el nene se dispone a hablar. Le cuenta a su psicóloga, con la que aún hace terapia y a su maestra de jardín. Acercan a la causa sus declaraciones la profesional, la maestra y la directora del jardín. A esas declaraciones se suma la del pediatra del niño. Los testimonios eran variados, de personas no vinculadas entre sí y coincidentes, por lo que el Juez Marcelo Gonzalo Zavalía abrió el proceso al progenitor por abuso sexual agravado por el vínculo. Esto ocurrió a fines del año pasado.
Pero la historia no sigue el curso que podría preverse a partir de estos testimonios. El progenitor del nene apela y la causa pasa a la Sala VI de la Cámara de Apelaciones del fuero penal. Allí exponen la abogada defensora del progenitor, la Dra. María Fernanda Koser y el Dr. Juan Pablo Gallego, abogado de la querella. Por su parte se hace presente la representante del Ministerio Público Fiscal, Dra. María del Rosario Centeno, quien a su vez expone a favor del relato del nene. «Los tres jueces no leen el expediente, no leen la causa, se sientan en el estrado y tienen diez minutos, tanto el abogado defensor, como el querellante. Se presentó también una defensora del niño, alguien que yo no sé quién era, que estaba convencida de que mi hijo había sido abusado. Habló diez minutos ella, hizo todo un análisis que a mí me sorprendió de como estaba defendiéndolo a mi hijo. Los jueces escucharon las tres campanas y dijeron falta de mérito. El argumento fue que si mi hijo dijo palo, le tiene que haber dejado lesiones y como en algún momento mi hijo había mostrado un burbujero, dijeron que tenía que haber dejado lesiones. Entonces mandaron al cuerpo médico forense a analizar el palo, básicamente. Muy extrañamente el cuerpo médico forense, una médica, dice que tranquilamente pudo haber sucedido y justifica todo. No le creen y entonces lo mandan de vuelta al cuerpo médico forense. Va a otro médico que vuelve a decir lo mismo que la médica anterior», explica Mendelevich.
Entre las medidas ordenadas por la Cámara de apelaciones está la realización de una nueva Cámara Gesell. Se le pone fecha a esta instancia y sobre la hora se frustra. Para ese entonces ya estábamos en marzo de 2016 y el nene tiene seis años. El fiscal Dr. Julio Argentino Roca cita a la Coordinadora Infanto-juvenil del Cuerpo Médico Forense, la licenciada María Elena Chicatto, quien apunta al falso Síndrome de Alienación Parental (SAP). Chicatto desestima las pruebas que habían llevado a dictar el procesamiento y el fiscal Roca pide el sobreseimiento del progenitor, que se concreta el 30 de junio de 2016.
Será ahora la mamá la que apele, aunque el sólo hecho de pensar que será la misma Cámara que dictó falta de mérito la que tenga que decidir, la angustia.
En el camino aparecen historias de solidaridad donde unas madres apoyan a otras y donde algunas han comenzado a reunir información, archivar, sistematizar. Y apuntan a la falta de formación de los funcionarios en estos casos particularmente delicados donde está en juego la justicia y también el indispensable cuidado de las víctimas. Pero sobre todo apuntan a un sistema que entienden está dispuesto para salvaguardar el rol paterno en un concepto patriarcal de la familia.