Fútbol para pocos

Escrito por el 25/07/2016

En el Enredando las Mañanas del jueves 21 de julio, conversamos con Ariel Scher sobre política y deportes, revisando el futuro del acceso al fútbol televisado.

Ariel Scher: Es muy difícil predeterminar, saber, anticipar o conjeturar fenómenos que tienen que ver con el fútbol de la Argentina, porque casi todos los actores que construyen algún poder de negociación o de decisión están en estado de no acertar al rato aquello que dijeron qué iba a ocurrir. Hace menos de un mes había dos bandos, un antagonismo que parecía irremediable, irreconciliable. Por un lado, estaba el universo Angelici, presidente de Boca, muy poderoso, principal operador judicial de este tiempo, según dicen quienes son moradores del espacio político y judicial, y referente claro del Gobierno de Macri. Del otro, el sector que encabeza Hugo Moyano, presidente de Independiente, que planteaba hipótesis sobre negociaciones globales en la Argentina y sobre negociaciones futbolísticas en la Argentina distintas. Hace unos días los dos sectores votaron lo mismo en una asamblea de la AFA en la que salieron 70 a 1, y era difícil clasificar el voto de Mario Gianmaria, el único que votó que no se creara la «superliga». Pero superliga no va a haber y nadie entiende del todo lo que es.

El Gobierno nacional prometió que iba a seguir con Fútbol Para Todos, y ante un pedido de los clubes, que no está muy claro si es una generación espontánea de los clubes o es una presión muy fuerte que recibieron muchos dirigentes para pedir lo que están pidiendo, dejará de funcionar. Por otro lado, el discurso de estos últimos años en torno del FPT indica que era un mecanismo por el cual todo el mundo recibía gratis en las pantallas de sus casas el fútbol, lo que es una afirmación que abre algunas discusiones, dado que era difícil en algunas zonas de la Argentina no tener contacto con el fútbol si no se tenía cable básico. Lo cierto es que el FPT fue una iniciativa que puso en cuestión el poder monopólico de un núcleo con el que confrontó el anterior Gobierno, pero eso no necesariamente resolvió que todo el mundo viera gratis fútbol. Sí evitó el «pague para ver», un mecanismo muy duro, pero que algunos sectores hoy quieren volver a imponer.

Enredando las mañanas: El hecho de que el Gobierno haya anunciado que, como parte de la salida del FPT le impida a la AFA cancelar la posibilidad de que el fútbol sea abierto hasta 2019, ¿no implica en sí mismo que lo que viene después es lo mismo que antes?

AS: En algún sentido puede implicarlo. Hay dos cosas: Una, no sabemos cuánta verdad y cuánta mentira nos están pronunciando (hablo de si son conscientes de lo que dicen). Por otro lado, no sabemos si lo que están diciendo dentro de un tiempo puede pasar. Es un territorio muy resbaladizo. Hay un escenario en el que los dirigentes del fútbol no tienen muy claro por qué ocurre lo que ocurre, salvo que no tienen plata y tienen absolutamente naturalizado que el poder de turno, o el gobierno de turno, que no siempre son la misma cosa, les pone reglas de juego y ellos tratan de sacar la mayor cantidad de guita posible.

El fútbol en la Argentina, como en muchas partes, está subordinado a los derechos de televisación que abastecen dineros de clubes que han tenido dificultades para administrarlo bien, incapacidades para administrarlo bien en muchos casos, y casos de corrupción que alguna vez hemos charlado. La ruptura de relaciones con aquel monopolio privado, Clarín y Torneos y Competencias, devino en que el Estado adquirió una capacidad no diría monopólica, porque también tuvo un acuerdo con Torneos y Competencias. A partir de ahora, a diferencia de lo que plantean los libremercadistas europeos, tampoco se abre un juego en el que al fútbol lo van a televisar cuatro, cinco, seis, siete corporaciones diferentes, nos gusten o no nos gusten; sino que habría un acuerdo con una sola corporación. Los Juegos Olímpicos que van a haber en unos días se van a transmitir hacia la Argentina por cinco canales.

ELM: Salvo quienes tengan la posibilidad de llegar en zonas urbanas con una antena de aire a algunos, en las demás si no llegás con cable, no ves nada; indirectamente estás pagando. Gustavo Grabia comentaba que por uno o dos dólares que aumente cualquier canal de cable multiplicado por la cantidad de abonados por el año sería una cifra sideral que ya estaría pagando parte de los costos que tendría que abonarle a la AFA.

AS: Es un negocio redondo. Es muy interesante en términos políticos de disputa entre el gobierno de Néstor, y sobre todo de Cristina Kirchner, y los grupos potentes en lo económico y en lo político que hay en la Argentina desde el mundo de la comunicación. Mientras ocurría todo eso y se tiraron con todo lo que se tiraron, el cable, que seguía perteneciendo parcialmente a Clarín, tuvo más abonados, se presume, entre otras cosas, por el fenómeno del fútbol. Esto no le quita ningún mérito al FPT como espacio de voluntad de ejercer el derecho de ver fútbol sin pagar, partiendo de la idea de que pueda ser un derecho ver fútbol. Es cierto es que se abarató y se volvió más ancha la posibilidad de ver fútbol; también es cierto que en los años anteriores algunas empresas de cable hicieron algo que se corresponde con la cuenta que hizo Grabia.


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