Padre Carlos Mugica: «El que no es idealista, es un cadáver viviente»
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 18/05/2016
En la emisión del Enredando las mañanas del viernes 13, en el marco de la efeméride del mes, se recordó a la figura del cura Carlos Mugica, asesinado un 11 de mayo de 1974 cuando terminaba de dar una misa en la iglesia de San Francisco Solano, Villa Luro.
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Carlos Francisco Sergio Mugica Echagüe, nacido un 7 de octubre de 1930, tuvo un protagonismo descollante en la lucha por la urbanización de las villas, aunque su lucha también abarcó al acceso a la salud, la educación y al trabajo digno. “La tierra debe corresponder ante todo al pueblo humilde y trabajador, sería solo restituirle al pueblo lo que al pueblo le corresponde, en toda sociedad civilizada donde se utilizan los principios de Jesucristo hay que tener derecho a su trabajo y a la vivienda” sostendría el cura villero en su momento. Formó parte del Movimiento de Sacerdotes del el Tercer Mundo, que a Mugica le gustaba renombrar como contra el tercer mundo, en busca de romper la lógica de la dependencia y la condición periférica de América Latina, Africa y Asia.
Dio gran impulso a la religiosidad popular, no solo fue párroco y tuvo una labor comunitaria enorme durante muchos años en la Villa 31, sino que fundó la Iglesia Cristo Obrero, que hasta el día de hoy se mantiene en pie, y que a la vez, le da nombre a uno de los barrios de ese enorme territorio popular ubicado en Retiro. Asimismo, dicho barrio suele ser recordado por los vecinos como barrio Carlos Mugica, en reconocimiento de su lucha codo a codo y su memoria.
Para conocer un poco más de cerca el pensamiento del cura villero, entre algunos audios que nos dejó se puede escuchar: “nuestro pueblo es sencillo y extremadamente pacifico, lo que sucede es que nuestro pueblo es pobre y es quien recibe la violencia, la violencia de ir a preguntar si se consigue trabajo…la violencia de no saber qué vas a comer al día siguiente, lo que pienso es que mi pueblo es extremadamente pacifico pero tiene una paciencia, y la paciencia tiene límite”. Una constante en Mugica era contradecir e invertir el discurso hegemónico, en este caso, planteando que en rigor lo que hay es una violencia desde arriba, que tiene que ver con la precarización laboral, con la falta de vivienda, de trabajo genuino y de un ambiente sano.
Además de luchar por la tierra y la vivienda digna para los-as villeros-as, Mugica combatía el discurso de los medios hegemónicos, que intentaba criminalizar y culpabilizar a los habitantes de las villas por la situación que padecían. En ese sentido, recuperamos la entrevista que en 1970 le hacía el periodista Tico Rodriguez Paz luego del incendio de una casa en la Villa 31 en la que falleció un vecino que era ciego. Frente al mensaje de total resignación que transmitía en vivo el reportero, afirmando que “ya no hay que hacer” (en alusión a la muerte del vecino), Mugica le responde en forma contundente que “hay muchísimo por hacer”, detallando las problemáticas que sufren en las villas, pero también dando aliento y visibilidad al tejido comunitario y a la solidaridad activa que ponen en práctica los-as habitantes de estos barrios en momentos críticos.
El pensamiento del cura villero, a 42 años de su asesinato, sigue vigente dado que la situación en los barrios populares no ha mejorado, sino todo lo contrario. La lucha por el reconocimiento de las villas, por la llegada de servicios públicos, por mejorar la condición de precariedad de sus construcciones, continua. Recordar el accionar y pensamiento de Carlos Mugica hoy, sigue siendo no solo necesario, sino imprescindible para pensar la realidad de los barrios.