Ni una menos, la publicidad y la violencia simbólica
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 02/06/2015
En el Enredando las mañanas del martes 2 de junio, dialogamos con Gabriela Barcaglioni, licenciada en Ciencias de la Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata, que integra el equipo interdisciplinario del Instituto de Estudios Jurídicos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de esa universidad, donde desarrolla el proyecto “Violencia contra las mujeres: discursos legitimantes y acceso a la Justicia”. Con ella recorrimos a partir de unos spots publicitarios algunos estereotipos tanto femeninos como masculinos, además de conversar sobre la convocatoria Ni una menos y la Ley de Protección Integral a las Mujeres.
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Iniciamos el diálogo con Gabriela Barcaglioni escuchando algunas publicidades de cervezas y desodorantes, que reflejan a la mujer como un huracán que arrasa con todo, dejando a su ex pareja sin nada, y al hombre que debe transitar cualquier circunstancia como un “verdadero macho”.
“Esas publicidades que a veces cuando las vemos nos hacen sonreír, y que si las pasás en un grupo realmente surge alguna sonrisa, cuando después las empezás a pensar se ve cómo se muestra, se describe, se caracteriza una forma de ser varón y también una forma de ser mujer. (…) Todo esto ocurre diariamente, anualmente, durante décadas, cómo se va construyendo la subjetividad, cómo nos van diciendo cómo tenemos que ser para que nos acepten, cómo tenemos que movernos, comportarnos. Por eso es violencia simbólica, porque te va sujetando, encuadrando en determinados modelos. Obviamente que hay gente que no es así, que trata de zafar de estos estereotipos, pero en general la publicidad nos está disciplinando, no solo a comprar sino también a ser. La violencia es un elemento que disciplina y la publicidad es una forma de disciplinamiento, obviamente que por suerte tenemos capacidad de razonar. Además quienes estamos en los medios o formando nuevas generaciones de comunicadores y comunicadoras intentamos crear otros tipos de discursos e incentivamos a que las audiencias sean críticas, que puedan elegir, pensar, proponer otros discursos”, afirmó la licencia en Comunicación a Enredando las mañanas.
Barcaglioni agregó que la primera publicidad de la cerveza Andes (que comparaba a distintos huracanes que tienen nombre de mujer con una que echó de su casa a su marido y se había apropiado de todos los bienes. Al él solo le quedaba un amigo que le traía una cerveza) y que se emitió en Mendoza, fue denunciada: “alguien hizo un reclamo ante la Defensoría del Público y la agencia que diseñó esa publicidad tuvo que sacar una solicitada en el diario. Se tuvo que retractar y pedir disculpas por lo que había hecho. También si miramos la mitad del vaso lleno, estamos en un contexto político, social y económico donde esas cosas pueden suceder. Espero que en algún momento las agencias de publicidad cambien, pero eso es a largo plazo”.
De todos modos, Barcaglioni aclaró que estas multas desde lo económico no afectan a las agencias de publicidad o a las empresas que solicitan los spots: “solo les hace cosquillas la multa, y el caso más paradigmático es Tinelli, que ha sido sancionado y sigue haciendo lo mismo. Me parece que a lo que tenemos que apuntar es a cambios culturales, que estas cosas nos empiecen a sonar mal, que no las naturalicemos, que los medios podamos hablar de esto, hacernos cargo, replantearnos también es una forma de producir cambios culturales. Obviamente a los que tienen solamente el objetivo comercial o económico no les hace nada, pero a quienes creemos que las cosas pueden cambiar por otro lado, que a alguien le haga ruido el mensaje o le moleste quiere decir que vamos por buen camino”.
Ni una menos
“En estos últimos días se pone en la agenda de los medios, en la agenda pública los femicidios, pero en realidad esa es la punta del iceberg, la punta del problema porque es la culminación de un ciclo de violencia, solo estamos viendo las fotos, no la película. Si los medios no sostenemos con un análisis que encuadre la violencia contra las mujeres desde una perspectiva de derechos humanos, estamos en problemas. El 4 de junio vamos a estar igual, en la misma situación”, aseveró Gabriela Barcaglioni.
Al ser consultada acerca de qué bajadas o subtítulos le agregaría al nombre de la convocatoria de este 3 de junio, Barcaglioni reflexionó: “le pondría reconozcamos que es un problema cultural y de derechos humanos, porque sino nos quedamos en lo aparente. Pensar en que es cultural es pensar que hay formas de relacionarnos que tienen que ver con estas publicidades, estos modelos que nos llevan al femicidio, hay formas de vincularnos, de tratarnos, de dirigirnos que hace base para que las mujeres seamos violentadas y que esto no es una cuestión individual sino por lo menos de dos. Tiene que ver con las formas de relacionarnos y de la violencia como un modo de disciplinamiento. Hay que empezar a revisar esos modelos y estereotipos y no solamente decir que están mal sino ver la posibilidad del cambio, sino estamos siempre igual, porque no es que la violencia aumentó, hoy salió del espacio privado. En eso las feministas hemos hecho mucho al decir que lo personal es político, y yo espero que en este momento sea así, y político no en el sentido partido sino político para apostar al cambio, tomar decisiones y emprender acciones, en ese sentido me parece que sino lo de la convocatoria es solamente una congregación de personas que vamos a estar en las plazas. Hay que pensar desde cada lugar en el que estamos cómo cambiamos esos modelos, esas formas de vincularnos. Los que trabajamos en medios, quienes son docentes, no sé, pensar desde su propio lugar, su propia trinchera cómo cambia eso, sino no tiene sentido, va a ser solo un agrupamiento”.
Respecto al femicidio, la licenciada en Comunicación afirmó que se trata de una palabra que tiene un sentido político: “en una actividad pública en Bruselas, donde había un tribunal de violencia contra las mujeres, la antropóloga feminista Diana Russell dijo ‘hace falta una palabra que dé cuenta del asesinato sistemático de las mujeres’, y esa palabra es femicidio. Hay que ponerle nombre a esto, y no es una muerte, es lo que vincula a todas esas muertes, nosotros conocemos algunas, pero todas estas historias tienen un hilo conductor, que tiene que ver con esos modelos que veíamos representados en las publicidades, eso es lo que nos tiene que interpelar en la convocatoria, no el caso individual, sino todo lo que vincula todo esto, ¿por qué las mujeres son asesinadas y en diferentes contextos sociales y países? Porque sino es nada, es solo el título”.
El 11 de marzo de 2009 fue sancionada la Ley de Protección Integral a las Mujeres (Ley 26.485), y aunque fue reglamentada existen varios puntos que aún no fueron puestos en marcha: “lo que falta y está dentro de una de las consignas de la convocatoria es el programa nacional. No existe un programa nacional, existen cosas sueltas. Y ese programa tampoco tiene recursos, falta decisión política. Muchas de las personas que se sacan la foto con el cartel ‘ni una menos’ tienen decisión política, pueden tomar decisiones políticas, deben tomarlas”, aseguró al respecto Barcaglioni.
En relación al contenido de la ley, la licenciada lo calificó como innovador en muchos aspectos: “sobre todo porque considera diferentes tipos de violencia, por ejemplo no podríamos estar hablando de violencia mediática sino tenemos este marco de la ley, que reconoce diferentes tipos de violencia, reconoce la base cultural de la violencia contra las mujeres, reconoce la violencia obstétrica, la violencia económica. En ese sentido estamos en buen camino, pero insisto que la ley es un marco pero debemos cambiar las prácticas, y eso es cultural. Hay que cambiar prácticas y no solamente de relación entre las personas, sino también prácticas profesionales en la justicia, en la policía. Es abarcativo, nos atraviesa en nuestra vida.
La convocatoria es importante porque marca un punto de inflexión, además nos sostenemos quienes venimos trabajando desde hace mucho tiempo en esto, y es una manera de reconocernos; ahora, después de esto las cosas no pueden quedar igual porque sino no tiene sentido. Las cosas tienen que cambiar e interpelar, también al Estado como institución. Esa es una de las cosas que me daba vueltas cuando se empezó a organizar la convocatoria, ¿a quiénes estamos interpelando, por qué nos juntamos, nos juntamos para protegernos, para saber quiénes estamos, o nos juntamos para interpelar? ¿Llegamos a un punto de hartazgo? Sí ¿Por qué ahora y no antes, qué hace que esto cambie? Porque también cuando hablamos de femicidio estamos incorporando al Estado, porque los femicidios se producen por acción u omisión del Estado”.