Detrás de los acuerdos económicos entre Argentina y Rusia: Entrevista a Francisco Cantamutto

En la emisión del martes 28 de abril de Enredando las mañanas, dialogamos con el economista Francisco Cantamutto sobre los acuerdos que se firmaron en el marco de la gira de la presidenta Cristina Fernández a Rusia, de los que hay – en palabras del entrevistado – un nivel muy elevado de secretismo.

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“Ocurrió algo parecido con China donde la mitad de los acuerdos siguen sin ser conocidos ni por la mitad de los militantes del Frente para la Victoria. Sabemos que los acuerdos con Rusia tuvieron que ver con temas de cooperación tecnológica, de intercambio comercial y de inversiones. Todo eso se da en el marco de una estrategia de ambos países por conseguir acuerdos, apoyos internacionales para su diplomacia”, afirmó el economista Francisco Cantamutto.

En diálogo con Enredando las mañanas, el programa de radio de la Red Nacional de Medios Alternativos, Cantamutto explicó cuáles son las necesidades particulares de cada país por los que alcanzaron estos acuerdos. En el caso de Argentina señaló: “nuestro país necesita dólares que a través del financiamiento obtiene en cantidades muy pequeñas, más allá de lo que se habló de la emisión de bonos por 1.400 millones de dólares, no está consiguiendo una fuente de dólares sistemática y esto está trabado a nivel de deuda por el conflicto con los fondos buitre, entonces lo que está buscando son vías alternativas para que ingresen dólares. La vía que busca, privilegia y que mayor encanto le produce es aquella que viene a través de inversión extranjera, entonces lo que hace es buscar acuerdos con países con capacidad de exportar capital para que inviertan en el país, de esa manera no solamente genera ingreso de dólares sino además inversión, que eso significa actividad económica que va para adelante; por ejemplo de lo que se acordó ahora con Rusia se espera la creación de al menos 6.000 puestos de trabajo directos. Los acuerdos puntuales que lograron salir a la luz tienen que ver con la creación de una sexta central nuclear, que vendría de la mano de dos empresas estatales que hacen un convenio para su construcción, la rusa Rosatom y una empresa argentina que tiene un nombre bastante interesante que es Nasa (Nucleoeléctrica Argentina S.A.). En el uso civil de tecnología nuclear, Argentina tiene una muy larga trayectoria, de hecho ha exportado centrales nucleares, y con esto pretenden impulsar esta actividad”.

Otro de los acuerdos que se conocen tiene que ver con exploración de yacimientos en la zona de Neuquén y Vaca Muerta por parte de YPF y Gazprom (la mayor compañía energética de Rusia): “de vuelta dos estatales o semi-estatales; esto tiene que ver no solamente con conseguir dólares, inversión en infraestructura sino además con tratar de resolver el problema de la restricción energética. Además tiene otra ventaja particular, uno de los sectores del empresariado que más impulso recibió en Argentina durante todo el kirchnerismo fue el sector de la construcción, incluyendo no solamente a los amigotes del poder sino también a empresas que se le oponen, siendo Techint el caso más claro. Se estima que al menos 120 empresas ya están esperando licitar para la construcción de distintas partes de la central nuclear”, agregó el economista.

“Esas son las necesidades de Argentina –continuó–, que tienen bastante sentido, y que tienen que ver con una estrategia de diversificación de sus contactos para tratar de reducir la dependencia de la Unión Europea y Estados Unidos, que son fuentes de demanda de lo que exporta Argentina y Brasil. En este marco, Argentina sale a hacer rondas con la valijita a buscar socios, el problema es que esos socios no siempre necesitan lo mismo. En el caso del viaje a distintos países africanos, el intercambio ahí puede tener cierta medida de progresividad para la Argentina. El problema cuando llega a Turquía o mucho más aún con China o ahora con Rusia es que son países con capacidad de exportar bienes industriales y servicios sofisticados, y todos sus componentes de exportación son de media alta y alta tecnología, y a cambio le piden a Argentina productos de baja o media tecnología. En el caso de China, sostiene su lugar como exportador de bienes primarios”.

La apuesta rusa

En cuanto a las necesidades particulares de Rusia, Cantamutto reflexionó: “es un país con una abundancia de recursos impresionante pero además es históricamente, en todo el siglo XX, una de las potencias tecnológicas, no olvidemos que por ejemplo el celular es un invento de la Unión Soviética. Rusia tiene entonces capacidad de exportar tecnología; particularmente lo que ha desarrollado desde hace un tiempo a esta parte tiene que ver con expandir sus vínculos con otros países a través de lo que son los negocios energéticos; para Argentina tiene que ver con desarrollarlo en el lugar porque obviamente desde Rusia no va a exportar gas, petróleo, ni nada por el estilo, pero Rusia a través de la energía, el combustible fósil ha expandido su zona de influencia por todo Medio Oriente, Europa del Este, incluso en parte de Asia. Esta expansión de los negocios rusos va acompañada en el caso de sus zonas lindantes con la expansión militar. Rusia no es ni por cerca una potencia militar al nivel de Estados Unidos. Estados Unidos posee un gasto militar muchísimo mayor, centenares de bases en el exterior; Rusia no lo tiene, no obstante sí cuenta con una trayectoria militar muy importante, sabemos que la Segunda Guerra Mundial se define por Rusia, y sobre la base de ese apoyo militar y la expansión de sus negocios es que ha ampliado sus zonas de influencia. En el caso de las zonas lindantes, en Europa del Este y Medio Oriente está con el conflicto de Ucrania, que en realidad lo que ocurre es que se están enfrentando la Unión Europea con Rusia. Justamente cuando se había puesto más brava la situación en Venezuela y hubo amenazas por parte de Estados Unidos, aparte de todo el apoyo Latinoamericano, hubo un apoyo que fue clave, y fue Rusia. Esas áreas de disputa militar llegan a América Latina hoy. Lo que está viendo Rusia es una potencia que sigue siendo la hegemónica, Estados Unidos, pero que está en declive desde el punto de vista cultural por los apoyos políticos que logra, por cómo se embarra en sus expediciones militares, y sobre todo como esa economía está perdiendo lugares frente a China y Rusia, y por lo tanto Rusia expande sus esferas de la intervención económica y militar, y ahora está haciendo pie en América Latina”.

Hipotecando los bienes comunes

“Si ha habido un problema sociopolítico que el kirchnerismo no pudo trabajar en ningún momento ha sido el medioambiental”, dijo Cantamutto en relación a la resistencia social que se sabe que tendrán las instalaciones de la represa prevista en Neuquén (Chihuidos I) y la central nuclear.

“Argentina no ha encarado ningún tipo de proceso de renovación verde de sus energías, no solamente con el problema de las Atucha; los parques eólicos del sur hace 20 años que se están inaugurando y hay tres molinos, y así en general. Es decir no hay un diseño de una política de desarrollo de infraestructura energética a mediano y largo plazo, y en este sentido se toman las oportunidades que aparecen, y en este momento ofrece Rusia esta oportunidad así como la ofreció antes China y el gobierno la toma. Lo que me parece que tiene que quedar claro es que para el gobierno el conflicto socioambiental es algo que ve para solucionar pero que no lo va a trabar. El acuerdo le consigue dólares, inversión, actividad económica, empleos, atacar el problema de la matriz energética, y además una cuestión de diplomacia que es que Rusia aceptó apoyarlo con los fondos buitre y con el reclamo por Malvinas. A cambio lo que pidió Rusia fue el apoyo de Argentina con el tema de Ucrania”, agregó el economista.

Al ser consultado por Enredando las mañanas si consideraba que así como en los años noventa Domingo Cavallo y compañía sostuvieron su modelo vendiendo las joyas de la corona o de la abuela, este gobierno se encuentra vendiendo los bienes comunes también como forma de sostener este otro modelo, Francisco Cantamutto caracterizó la comparación como “justa” y sentenció: “en efecto, se están hipotecando activos a futuro”.