Oscar Olivera Foronda: “Lo que ocurre acá no es lo que pronuncia en los discursos Morales”

Escrito por el 09/10/2014

Oscar Olivera Foronda es uno de los líderes de la llamada Guerra del Agua en Cochabamba. Así se conocen las movilizaciones que atravesaron la región entre enero y abril de 2000. Esta entrevista,  realizada en el Piedra Libre de La Colectiva y transmitida en el Enredando las Mañanas de este martes 7 de octubre, cierra el ciclo abierto en Santa Cruz con Hernán Ávila y continuado en La Paz con María Galindo. La pregunta inicial ha sido, también en este caso, lo que ha acontecido a partir del referéndum de la Constitución Política del Estado Plurinacional. Oscar Olivera suma su voz crítica al gobierno actual y plantea una perspectiva donde la recuperación de la participación deberá ser la base para la toma de nuevas decisiones.

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Piedra Libre: Te convocamos para analizar desde Cochabamba el proceso político vivido posteriormente a la aprobación de la Constitución Política del Estado Plurinacional, hasta el presente y de cara a las próximas elecciones.

Oscar Olivera Foronda: Muchos de nosotros creemos que estos cinco años han sido la consolidación de un modelo económico basado fundamentalmente en el extractivismo. Claro que ese modelo es el imperante debido a la globalización de la economía y la necesidad que tiene este gobierno de mantenerse en el aparato estatal y para ello necesita el dinero suficiente para hacer las denominadas obras públicas, de tal forma que las obras que se ven puedan contentar a la gente. Creo que al margen de todo el discurso que pueda tener este gobierno, básicamente el modelo económico, reitero, está basado en el extractivismo y eso supone muchas cosas. La imposición de una forma de producción, la imposición de grupos económicos que se han favorecido, denominados cooperativistas mineros y que no tienen nada que ver con el cooperativismo, simplemente son una élite de pequeños empresarios ligados a grandes transnacionales, como ha sido visibilizado un tiempo atrás. Ahora no solamente son fuertes económicamente sino que también están en el aparato político, en el aparato estatal del gobierno.

Hay que decir que desde el año 2000 la gente reclamó aquí en Bolivia un modelo económico que no necesariamente esté basado en el extractivismo sino más bien en un modelo alternativo. Lo que en quechua es el sumak kawsay, en aymara suma qamaña y en castellano el vivir bien. Hay una retórica gubernamental que no tiene nada que ver con lo que ocurre en el interior del país. Sumado a esto, una política que yo diría de exclusión, de marginación, de criminalización, de estigmatización de referentes sociales que son críticos. Para imponer esta política ha tenido que recurrir a la violencia como en el caso del Tipnis de 2011. Yo participé en la octava marcha y fui objeto de esa dura represión y persecución que el gobierno lanzó sobre una protesta indígena legítima de las tierras bajas que se oponen a la construcción de una carretera que va a destruir un territorio indígena y un parque nacional.

Ese proyecto está llevado adelante por intereses cocaleros, tanto como del Estado-corporación, como llamo yo, brasilero, que requiere de una carretera que le suponga trasladar toda la mercadería hacia China.

El gobierno no ha parado de dividir las organizaciones sociales legítimamente construidas, como la CONAMAQ, que son compañeros indígenas de las tierras altas, la CIDOB, que es de las tierras bajas. Ha prebendarizado la relación con sectores sociales como la COB, los choferes y otros sectores a quienes ha ofrecido puestos en el aparato estatal en las próximas elecciones, como diputados o senadores. Realmente la situación es muy grave. Ante tu pregunta, qué ha sucedido en estos últimos cinco años, básicamente se resume en eso. 

Lo importante es que sectores sociales que hemos peleado por un proceso diferente del que se está llevando a cabo, estamos en un proceso muy lento pero sin pausa, de rearticulación en función de objetivos políticos que vayan más allá de las elecciones que se asesinan.

PL: Imaginamos que sos consciente de la altísima imagen que tiene Evo Morales fuera de las fronteras. ¿Cómo vivís eso?

OOF: He estado recorriendo varios lugares. Últimamente he estado en Nueva York, por ejemplo en la marcha contra el cambio climático. He estado con las bases, no he estado en la ONU, eso le corresponde a esta élite mundial que hace discursos y no vive lo que la gente del sur, lo que la gente de la base, lo que la gente del campo y las zonas periurbanas de las ciudades sufren con el cambio climático. He estado en lugares como Colombia, Brasil, México y evidentemente, entre los propios militantes de base, compañeros progresistas y denominados izquierdistas, hay una gran referencia de Evo Morales y lo que está pasando en Bolivia con relación a este proceso denominado de cambio por la revolución democrática cultural como ellos llaman. Pero también he tenido que ser sincero en estos escenarios para indicarles que acá lo que ocurre no es pues lo que pronuncia en los  discursos Morales. Todo este discurso de respeto a la madre tierra, de respeto a los derechos indígenas, la defensa de los territorios, definitivamente eso no es así.Eso hay que decirlo con absoluta certeza, aunque es muy difícil para muchos compañeros y compañeras de sectores sociales, entender lo que está pasando en Bolivia. Que un luchador social como yo, que he estado desde hace casi 40 años batallando contra dictaduras militares, gobiernos civiles, modelos impuestos neoliberales…pueda decir aquello…

Es muy grave, muy difícil, muy triste contar la situación que está pasando Bolivia, una especie de engaño, de estafa a las luchas del pueblo boliviano que se han desarrollado con mucha intensidad a partir de la “Guerra del Agua” del año 2000. Creo que pasadas las elecciones estamos obligados a recuperar esa voz autónoma, esa voz transparente y clara, esa voz sincera para decir la verdad de lo que pasa en este país.

Lastimosamente hay un aparato de inteligencia y represión muy estructurado por el actual gobierno, que ha hecho que muchos militantes auténticos de izquierda, revolucionarios, comprometidos, viejos y nuevos militantes, hayan sido silenciados por un temor, una especie de criminalización, de chantajes, de calumnias. Es un aparato estatal grave como nunca lo he sentido en los 40 años de lucha contra gobierno de todo tipo

(…) Diría que una gran parte del movimiento social, a través de los principales líderes o portavoces está cooptado por el gobierno con una serie de prebendas y no hay un mínimo espacio de autonomía. Está prácticamente proscrita la autonomía en este país.

Muchos dirán que hay un gran apoyo popular hacia Evo Morales. Eso es innegable. Pero diría que más que un apoyo hacia el liderazgo transparente, generoso que muestra Evo Morales en los discursos, creo que es un apoyo a la estabilidad económica, producto de las ingentes cantidades de dinero que han ingresado al país en los últimos años. 140 mil millones de dólares que el gobierno ha dispuesto. Han sido utilizados en función de mantenerse en el aparato estatal.

PL: ¿Cuánto de estos 140 mil millones de dólares fueron usados en el “vivir bien”?

OOF: Creo que los que están viviendo bien son los actuales gobernantes. Toda esa estructura estatal compuesta por diputados, senadores, gobernadores, alcaldes, concejales, consejeros…un poco como en Sudáfrica, ha habido un cambio de patrones. Ahora los patrones ya no son los blancos con corbata, ya no son los doctores. Son élites de sectores populares que prácticamente han construido una nueva burguesía boliviana. Sumado a esto la bonanza económica es producto también de una…democratización si vale el término, del narcotráfico. Eso hay que reconocerlo. Hay una actividad del narcotráfico muy grave, tanto en las comunidades rurales como en los centros urbanos, no solamente en cuanto a la producción y el tráfico de la cocaína sino en cuanto al consumo en colegio y escuelas, de niños y niñas.

También hay que reconocer que el pueblo boliviano jamás se ha dejado engañar. Si en un cierto momento ha confiado en militares como Juan José Torres, en civiles como Víctor Paz Estensoro, Hernán Siles Suazo y ahora en compañeros denominados indígenas, el pueblo se va dando cuenta en su cotidianidad, comparada con el discurso, con el enriquecimiento de estas élites. Es un pueblo que va a reflexionar, a debatir y poner otra vez, como lo hicimos, una agenda nacional que permita llevar con fuerza el destino de este país. Finalmente se va a reimponer ese horizonte colectivo con el que dijimos el agua es nuestra y el gas también. Y las decisiones también.

 

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