Vicente Zito Lema: “La aparición de este nieto me da fuerza para seguir luchando por los derechos humanos”
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 08/08/2014
En la emisión número 100 de Enredando las mañanas, el poeta, dramaturgo, escritor, y compañero, Vicente Zito Lema, nos compartió sus sensaciones tras la recuperación de Guido Montoya Carlotto, el nieto de Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo. «Es imprescindible recuperar la alegría en la lucha», destacó.
En diálogo con el programa de la Red Nacional de Medios Alternativos, y visiblemente emocionado, hizo un relato de cómo tomó la noticia de la restitución del nieto 114.
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Vicente Zito Lema: Yo estoy básicamente muy alegre por este hecho. Son tiempos complejos, difíciles, pasan muchas cosas, no solo en nuestro país sino en el mundo. Esta nueva orden de Obama, “Premio Nobel de la Paz”, de bombardear Irak, las muertes que no cesan en Gaza, esos niños palestinos; esas son cosas reales. Uno también ve fábricas que luego de haber tenido ganancias monstruosas apenas tienen una dificultad lo primero que hacen es tirar a los obreros a la calle.
Y todo esto duele, es cierto, pero también este combate eterno entre la luz y las tinieblas tiene de golpe momentos alegres, de pasiones alegres, que tenemos que rescatar, que debemos tener la capacidad de ver lo bueno, porque no se trata de criticarlo todo, se trata de lo que merece crítica y se trata de sentir como propio cuando pasan cosas buenas en nuestro país, porque en la derrota permanente no se crece. Así que por ejemplo cuando La Dignidad logró mejoras para la gente de las villas en Retiro fue una alegría para compartir, aunque sea una pequeña alegría.
Y esta es pequeña pero también gigante, porque la cultura siempre es simbólica y el símbolo que representa que haya aparecido y de forma tan hermosa el nieto de Estela de Carlotto eso ya me alegra muchísimo, por lo que representa para el país, por los derechos humanos.
Además en mi caso particular yo conozco a las Abuelas desde que se fundaron, son muchísimos años, hemos tenido actos en común, luchas en común, pequeñas las mías y gigantes las de ellas, pero hemos compartido una lucha por los derechos humanos de años y años, así que esta alegría yo también la siento como propia, y así debe sentirlo cada uno de los que hemos tenido un lugarcito, aunque sea chiquitito, en la conciencia crítica, en la defensa de los derechos humanos.
Así que yo abrazo públicamente a todas las Abuelas, a todas las Madres, en un día de alegría y en especial a la señora de Carlotto, con quien tengo una linda amistad y que siento que ella expresa simbólicamente mucho, porque en el nieto que recupera ella, se recupera también el nieto de todos. Porque la vida es así, son símbolos; no es que la abuela Estela de Carlotto sea más que otra abuela que haya perdido a su nieto, a su hijo, y los esté buscando, sino que de golpe al convertirse en símbolo cultural, en el símbolo civilizatorio, en símbolo humanístico, por qué no en símbolo político también, en el sentido no político partidario pero sí político en la obstinación por enfrentar los intereses que siempre están detrás de las dictaduras, esas dictaduras que ocasionaron la desaparición de tantos compañeros y el secuestro y la pérdida de identidad de tantos nietos.
Hoy al recordar toda esa alegría me viene a la cabeza el nombre del psicoanalista Fernando Ulloa, porque este gigantesco nombre del psicoanálisis y la psicología, de la psicología social, también gran amigo de mi propio maestro, Enrique Pichón Riviere, con quien he escrito un libro que se llama “Diálogos”, ese compañero y también por qué no decirlo maestro, porque era diez años mayor que yo, fue el primer psicoanalista, el primer psicólogo que trabajó y mucho con un tema tan complicado como fue la disputa inicial, el consejo que las Abuelas pedían sobre si era conveniente o no que los nietos desaparecidos que de pronto aparecían, que recobraran su identidad, que pusieran en riesgo todo un conflicto emocional de hacerse cargo que habían estado viviendo con personas que, no digo en todos los casos pero sí en muchísimos, eran cómplices de una forma u otra, algunos activos, otros pasivos, pero cómplices del secuestro y desaparición de los padres de esos chicos o de esos hombres y mujeres. De golpe aparecían y descubrían su identidad. ¿Qué hacer con eso? ¿Cómo avanzar?
En aquellos años cuando empieza la lucha de las Abuelas fue una gran disputa pública porque había muchos profesionales, intelectuales, muchos psicólogos, abogados, filósofos, periodistas, que tomaron partido diciendo que eso era negativo, que el egoísmo de algunas Abuelas iba a causar daño a esos nietos que recobraban la identidad, por las secuelas que podían tener sus afectos originarios y las responsabilidades incluso penales de las personas que habían estado viviendo con el rol de familiares y de padres, encubriendo muchas veces la complicidad del asesinato, de la desaparición de los padres verdaderos, de los padres de sangre de estos chicos y chicas que iban apareciendo. Y en ese momento tan difícil la palabra de Fernando Ulloa fue muy importante porque él fue intelectualmente el que dio muchas de las armas con las que luego las Abuelas, que lo sentían así, que la identidad tenía que aparecer, pudieron enfrentar con argumentación científica y profunda una disputa que ahora ya no se da, por suerte. Porque cuando se empieza la realidad, el ímpetu de la realidad, va venciendo los prejuicios, pero en el momento de esa disputa, la palabra y el saber de Ulloa fue muy importante. Eso es bueno recordarlo, porque hace ya varios años que falleció, entonces me permito traer su recuerdo. Pero a este nieto que aparece, este joven compañero, artista, un hombre digno por lo que hemos escuchado y vamos sabiendo de él, lo recibimos todos los que luchamos por los derechos humanos con lo mejor de nuestro corazón.
ELM: También se puede remarcar la importancia de que esta aparición del nieto 114 renueva la esperanza, ¿no?
VZL: Eso es básico, no se puede luchar siempre desde la tristeza porque nos baja el ánimo; entonces esto es fuerte, por la alegría que causa, porque nos permite sentir a los que luchamos históricamente por causas muy difíciles que en general no se ganan fácilmente, son muy costosas, muchas de esas luchas llevan siglos o miles de años, si uno piensa en Espartaco, en Prometeo, como mitos, como gente de la cultura, son luchas eternas, y en general recibimos palos de todos lados porque la cantidad de compañeros muertos que uno lleva sobre la espalda son muchos y las disputas, las angustias, las tristezas por imponer la vigencia de los derechos humanos cansan a más de uno.
Yahí están las Abuelas mostrándonos que de tanta lucha de golpe aparecen alegrías gigantes como estas que sirven para ser tomadas, no solo en el caso específico de las Abuelas sino en la lucha más general y más total, a nivel social, que es la vigencia de los derechos humanos y la lucha por todos los derechos humanos, que implican también la dignidad en el trabajo, la posibilidad concreta de la educación en todos los niveles, de la salud, la vivienda, todos son derechos humanos.
Entonces cuando de golpe en un campo específico de los derechos humanos, los que llamamos derechos humanos de primera generación, hay un triunfo simbólico pero fuertísimo, ese efecto positivo se extiende hacia la lucha y hacia mantener la esperanza dialéctica, como diría Estrada, y planificada como diría mi maestro Pichón, sobre la realidad. Estamos más fuertes, estamos mejores, y yo sinceramente desde lo personal estoy esbozando una gigantesca alegría, me siento como que esta aparición de este nieto me da fuerza para seguir luchando por los derechos humanos. Y se lo agradezco a Estela porque realmente su lucha es ejemplar.
ELM: Sin duda todos compartimos esa alegría que nos toca de cerca, porque todos los nietos que son recuperados generan una alegría y una necesidad de festejo, pero en este caso nos toca una fibra especial. Y en relación a lo que decías, me parece que el capital simbólico tiene una fuerza muy poderosa porque en estos últimos días los teléfonos de Abuelas no pararon de sonar con un montón de gente queriendo averiguar su identidad y esto es algo fundamental.
VZL: Buscar la identidad es un derecho de cada sujeto, pero también es un beneficio social porque el daño de los magnicidios, de los genocidios, de los grandes dolores sociales, todos los sufrimos; y ahora todos recibimos en este caso el gigantesco consuelo de una aparición, que no disminuye por un lado la lucha, porque faltan muchos nietos por aparecer, todavía hay que seguir con muchos juicios contra los responsables de la tragedia histórica. Pero también es cierto, y en esto estamos todos de acuerdo y lo reiteramos todos y con fuerza, que a partir de aquí nos sentimos más poderosos y con poder se cambia el mundo, poder en este caso simbólico, pero para los que creemos en la potencia de la cultura, en la transformación de la sociedad, que sea un capital simbólico no es un tema menor, es un tema quizás más importante que algo que fuera de materialidad estricta.