Aprendiendo ser docente, presidente de mesa, militante y cronista de ocasión

Escrito por el 20/10/2010

Las elecciones de la CTA se desarrollan en una época de Crisis Estructural Generalizada, así lo denomina la Dr. Alicia de Alba, en “Currículum. Sociedad, el peso de la incertidumbre, la fuerza de la imaginación”: “las crisis estructurales se refieren al rompimiento de la estructura, a su desestructuración”, de modo tal que el desafió es construir nuevos contornos  sociales. Dice: “tenemos, cierto es, un proyecto político social que se erige como paladín del mundo y que se niega a reconocer la identidad, las diferencias, y lo que éstas lo han afectado y afectan en su hegemonía”. En este sentido, se hace necesario pensarnos como trabajadores organizados, de modo tal que imaginemos que tipos de militantes sociales y sindicales queremos, y que contenido les daremos a nuestra lucha sindical, para que tengan incidencia en la vida política.

De hecho, la lista 23, que encabezaba el compañero Cesar Baudino, estaba integrada por docentes de la AGMER, personalidades existentes, que viven con nosotros, y a los que debemos cuidar y ayudar a crecer como dirigentes.  Debemos ser solidarios y compañeros con ellos, debemos brindarles nuestra información, comentar lo que se dialoga en las escuelas, en las aulas, de modo tal que cuando nuestros debates cotidianos pasan a ser de interés público, nuestros dirigentes respondan por nosotros. El diálogo en torno a los problemas que nos afectan a todos y todas, es el motor de la comunicación, que nos va educando y formando, hasta llegar a crear, con nuestras propias manos, a nuestros propios dirigentes sensibles antes los atropellos a los derechos laborales, que sepan indignarse ante los casos de pobreza que viven muchos gürises y gürisas en las barriadas, con sus familias, pero que a su vez no titubee a la hora de nombrar con nombre y apellido a los responsables políticos de semejantes  crímenes. 
Había más caras conocidas que desconocidas, pero faltaban caras con Nombre e Historia, de esas que se opusieron al neoliberalismo, y las que hoy no se comen el verso de que el mismo ya pasó, pues los pilares del individualismo como forma del ver el mundo no ha terminado, menos aún que hemos pasado la época de la entrega y el saqueo, pues la privatización y extranjerización aun hoy forman parte de nuestra economía.  De vuela en la CTA, luego de realizar la vigésimo segunda firma, terminó mi tarea de presidente de mesa y comenzó el de cronista de ocasión. ¿Por dónde empezar si ya todo es noticia de ayer?, ¿qué contar cuando todo parece estar dicho?, ¿Qué considerar importante para compartir con  los nuestros? Todo, todo lo humano es nuestro, la vida de un militante social, de un sujeto político, porque allí estaban, peleando de pie.
Con el primero que me encontré fue con Manuel Gómez, Secretario gremial de la AGMER Paraná, a él di los resultados de la mesa donde yo había estado, como para que efectúe los datos provisorios. Vestía una camisa a cuadros, salida del pantalón, su rostro transpiraba pero sin perder la sonrisa. El es muy cordial desde que lo conozco, también desde ese entonces puedo dar fe de que luce una barba morena como el color de su largo cabello que siempre anda atado. En pareja con una colega, tienen una hija de 12 años. Graduado en el 2000 en el Prof. de  Cs. Sociales, de la UADER, ingresó en la AGMER en el 2002 como delegado.
Mientras miraba el cuadro de José Martí y leía que “es la hora del rencuentro, y de la marcha unida, y hemos de andar”, por detrás escuché la voz de Alejandra Gervasoni, actual secretaria General de la AGMER seccional Paraná. Horas después, Alejandra, madre de dos hijos de 14 y 19 años, me decía: “hay que recuperar el amor por el trabajo que hacemos”, y en ese momento se me vino a la memoria las palabras del comandante Guevara: “el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor…quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; este debe unir a un espíritu apasionado una mente fría…tiene que idealizar ese amor por el pueblo”. Alejandra es maestra especial, trabajó en el campo y cuando vino a la ciudad, en 1990, se indignó por las condiciones edilicias de la escuela donde trabajaba, ahí comenzó. Recordó que no era ni afiliada en ese momento, pero también recalcó que desde el 2008 hasta la fecha se han afiliado 600 trabajadores a la AGMER, dentro de una baja de casi 200, cosa que demuestra que es una mujer que sabe reconocer la verdad. Ella fue quien me contó el proceso de formación que desembocó en lo que hoy conocemos como 1º de Mayo, Rojo y Negro: “pasó de Blanco a Verde, luego a Memoria y Lucha”.
Sí hay algo difícil de escuchar en momentos de elecciones son risas. Escucho una, es la de Julio Broin, Secretario Adjunto de la AGMER. Pregunto a que se debe esa risa, a lo que él contesta: “risa fácil…el fastidio, el cansancio, acá pasas por todos los estados de humor, pero nadie nos pone una pistola en la cabeza”; Julio es Prof. de Historia recibido en 1995. Antes de ser docente, trabajó en un museo. Entró por primera vez al gremio en 1999, “vine a leer una carta de mis compañeros y desde ahí no me fui más. Recuerdo que fue en un momento en el cual  a los afiliados de AMET les devolvieron parte del sueldo descontado y a los de la AGMER no”. Como suele suceder, el marco de amigos de un militante es otros militantes, Julio confesó que su acercamiento al gremio fue por intermedio de Mónica Ruíz Díaz, actual Sec. De Finanzas de AGMER Central.
Mónica. La última intervención en la que vi su desenvolvimiento fue en el Encuentro de Educación Secundaria, en un debate educativo de la AGMER, donde cumpliendo con su rol asignado preparó un completo análisis de economía política para más de un centenar de afiliados. Es un cuadro tan grande que tiene la AGMER Central, que se compara con el de la Liga Federal, con la consignas de Artigas de “soberanía popular”, que enaltece las paredes de la sede de la AGMER Central, ubicada en la Alameda de la Federación. Recibida en 1992, antes de llegar a cumplir un rol en el gremio, pasó como docente en una escuela de monjas en la localidad de Diamante. Atenta a las estadísticas, cuando me acerqué para preguntar como estábamos, me dijo: “hay problemas con las urnas en concordia, y recuperamos Uruguay”.
–Perdiendo en concordia ya perdes -dijo Adriana Casevecchie. Ella  es la secretaria de Educación de la AGMER Central. Dos hijos. Siendo Prof. de Historia, políticamente integró una lista en su Buenos Aires natal, dentro de “una tendencia: independencia de los partidos políticos”. Una vez en Entre Ríos, en la Escuela Bazán y Bustos, conoció a César Baudino.
Cesar Baudino tiene 42 años, casado y con una hija, “el sol de mi vida” recuerdo que me confesó en algún momento. César es futbolero, lo escuché decir: “no me pierdo un partido más por esto”, y sonrió. Cuando deja el teléfono se muerde los labios y revolea la cabeza. Miro, me dan ganas de invitarlo un café y caminar hasta el bar, pero no me animo, la situación no me lo permite, pues allí estaban haciendo de las cosas más aburridas, para algunos, un hecho heroico, un esfuerzo interior del individuo, una profundización de la conciencia: lo que se llama sacrificio por los otros, por nosotros.
Ernesto “Che” Guevara reflexionó  sobre este tema, sobre el rol del individuo y de las masas en una sociedad. Sostenía que hay una estrecha unidad dialéctica entre el individuo y la masa, y que esta como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.
En cuanto a individuo, Guevara señalaba que como producto no acabado, los aspectos negativos del pasado se trasladan al presente en la conciencia individual, y que para erradicar esa falsa conciencia, debía realizarse un trabajo continuo.
Un proceso doble, donde actúa, por un lado la sociedad con la educación directa e indirecta, y en donde el individuo se somete también a un proceso de formación o autoeducación.
En los momentos revolucionarios es fácil potenciar los estímulos morales, pero para mantener esa nueva conciencia que se forja con el desarrollo de la nueva sociedad es necesario practicar una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas, y para ello, decía el Che, ‘la sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela’.
No alcanzó el tiempo para dialogar con todos, pues tampoco alcanzaría el tiempo para escribir lo que he charlado con todos  y todas los que van y vienen por el gremio, que hacen el gremio, de todos modos aquí vengo a brindar un aporte mediante estas palabras a la construcción de una identidad colectiva.  En mi opinión, no concuerdo con  la idea que existe, aquella que habla de que no se necesitan grandes hombres o mujeres, que no es necesaria la existencia de personalidades  para subvertir en los hechos la miseria, la pobreza, los problemas de salud, de vivienda y educación, en fin, estos individuos se hacen y se van haciendo, mediante un diálogo con los que trabajan en la construcción de la vida cotidiana, todos los días, compartiendo visiones y experiencias sobre la economía, la política, la idea de sociedad  y, para esto, es necesario mantener una comunicación en términos de qué es lo que vamos haciendo en la marcha, que principios defendemos en este proceso de construcción como organización y cuáles son nuestras perspectivas. Todo esto es posible y necesario.

Daniel Villagra
Docente


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