Azúcar amargo
Escrito por Red Eco Alternativo el 22/10/2020
Este miércoles recibió dictamen el proyecto de ley que busca el etiquetado frontal de alimentos. Se logró a partir de la unificación de diferentes iniciativas y en línea con lo que recomienda la Organización Panamericana de la Salud, como ya viene ocurriendo en Chile, México, Ecuador, Perú, entre otros países de la región.
La iniciativa se discutió en las Comisiones de Salud, Industria y Comercio del Senado (1) en forma conjunta. Se trata de un proyecto de ley que busca combatir la obesidad y la malnutrición a través del etiquetado frontal de los alimentos procesados y ultra-procesados. La iniciativa unificó 15 proyectos referidos a la temática.
Este proyecto está enmarcado en la propuesta de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) (2), que recomienda el etiquetado, entre otras medidas, con el fin de advertir a la población sobre el exceso de contenido de sodio, azúcar y/o grasas en los productos procesados y ultra-procesados, para prevenir la obesidad y otras formas de malnutrición.
Varios de los senadores y senadoras destacaron el esfuerzo de acordar un proyecto unificado entre diferentes propuestas. Entre otras cosas, Eugenia Catalfamo (Frente de Todos) remarcó que “según un informe de UNICEF, nuestro país ocupa el segundo lugar en la región con niños menores de cinco años que poseen sobrepeso u obesidad, y uno de cada tres niños en edad escolar posee estas enfermedades”.
El proyecto marca una suerte de disputa entre la industria, que deberá reconvertir una gran parte de sus productos (probablemente más de los que estamos imaginando), y la salud de las personas.
Las únicas dos senadoras que se opusieron fueron las de Tucumán, quienes esgrimen que esto dañará a su provincia si disminuye el consumo de azúcar. Una de ellas, Silvia Elías de Pérez, dijo: “El azúcar es un productor natural y como tal es bueno para la salud siempre que se lo consuma como corresponde, es triste cuando vemos que se la demoniza, es triste cuando se quiere desincentivar su consumo. No estoy contenta con esta ley”. Esta senadora por Tucumán, para que se acuerden quién es, fue candidata a gobernadora por la UCR en la Alianza Cambiemos, y la misma que antes recibió la épica respuesta «no está bien, está mal» de Alberto Kornblihtt en los debates por la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, cuando ella dijo que el Síndrome de Down es una enfermedad incurable.
En tanto, la otra senadora, Beatriz Mirkin del Frente de Todos, dijo que no se había consultado a la provincia y que iban a votar negativamente porque «no le da margen a la provincia. No ven la situación provincial. La industria azucarera se ha reconvertido enormemente. Comparto el sentido de que se coma bien, pero se van a cerrar industrias”.
Cabe recordar que cuando hablan de «industrias» se refieren principalmente a los ingenios azucareros, cuyas condiciones de trabajo, salubridad y salario de trabajadores y trabajadoras no parece preocuparles demasiado.
Por otra parte, no se trata solo de una ley que permitiría promover una mejor nutrición sino que está basada en un derecho fundamental que es el derecho a la información. Si bien los alimentos tienen sus tablas nutricionales, no siempre son legibles y además no nos dan información tan clara sobre los componentes de lo que vamos a comer. Los ultra-procesados muchas veces son vendidos y promocionados como alimentos saludables, incluso para bebés y niñeces, y sin embargo están elaborados con niveles de azúcar muy altos. Es fundamental que las empresas nos digan qué es lo que nos están vendiendo. Y así podremos comenzar a pensar cómo queremos alimentarnos.
La letra del proyecto
Los objetivos del proyecto con dictamen de las comisiones son: “garantizar el derecho a la salud y a una alimentación adecuada a través de la promoción de una alimentación saludable, brindando información nutricional simple y comprensible de los alimentos envasados y bebidas analcohólicas”, además “advertir a consumidoras y consumidores sobre los excesos de componentes como azúcar, sodio, grasas saturadas, grasas totales y calorías, a partir de información clara, oportuna y veraz” y “promover la prevención de la malnutrición en la población y la reducción de enfermedades crónicas no transmisibles».
De acuerdo a lo que sugiere la OPS, se establece que los alimentos y bebidas envasados en ausencia del cliente y comercializados en el país “en cuyo proceso de elaboración, o en el de alguno de sus ingredientes, se haya agregado sodio, azúcares o grasas, y en cuya composición final el contenido de nutrientes críticos exceda los valores establecidos (…) deberán incluir en la cara principal del envase un sello de advertencia” que “deberá indicar el exceso de los nutrientes críticos”. Se espera que este rotulado sea claro y rápido de interpretar, de la forma en que se está aplicando en otros países.
Los valores máximos tomados en la ley son los estipulados por la Organización Panamericana de la Salud.
En el dictamen se aclaró que los envases menores a 10 centímetros cúbicos también deberán llevar el etiquetado de advertencia. El azúcar, los aceites vegetales y los frutos secos quedarán exceptuados de la obligación del rotulado.
Las industrias tendrán dos años para bajar el nivel de excesos y las grandes tendrán un plazo de seis meses desde la publicación en el Boletín Oficial para adaptarse a la ley (prorrogables por 6 meses si lo dispone el Ejecutivo), y en el caso de las pymes el plazo para la aplicación será de 18 meses (también prorrogables).
Evidencia
Uno de los aspectos interesantes de esta ley es que además de formar parte de una propuesta integral para toda la región Panamericana, está basada en evidencia. El rotulado frontal, vistoso, claro, contundente, desincentiva el consumo de productos con excesos de azúcar, grasas y sodios, tal como ejemplifica una usuaria de Twitter: «parece que no pero a la hora de ir a la góndola o heladera te hace cambiar de idea…».
Pero, por otro lado, en los países en que se implementó (3), las empresas comenzaron a cambiar los procesos de elaboración de sus productos, haciéndolos menos dañinos… así que parece que al final de cuentas, no era tan difícil no atentar contra la salud de la población. Esperaremos que este proyecto se apruebe en la Cámara y que sea un puntapié para que sigamos conversando sobre el alimento que llevamos a nuestras mesas, la forma en que está producido y el rol de la publicidad en nuestro altísimo consumo de ultra-procesados.
3) Para leer sobre el caso de México, recomiendo este artículo: https://bocado.lat/las-batallas-del-octogono/