Fiebre en el AMBA
Written by Red Eco Alternativo on 18/06/2020
En esta nota recopilamos entrevistas que realizamos para que nos cuenten algunas experiencias con los protocolos de detección y tratamiento del Covid en el AMBA
Hace ya algunos días, en el Bajo Flores se realizó una movilización denunciando la situación de los Centros de Salud y los dispositivos previstos para detección y tratamiento del Covid-19.
Mientras tanto, en Lanús, el Frente Popular Darío Santillán unos días antes había realizado dos operativos para detección de casos con muy buenos resultados.
¿Cómo funcionan los dispositivos de detección de casos? ¿quiénes son los dueños de los protocolos? ¿qué medidas proponen las organizaciones? ¿qué pasa en los barrios con los operativos propuestos por el Gobierno? Si bien los protocolos y las modalidades de intervención cambian permanentemente, nos proponemos hacer un análisis a partir de dos testimonios de eventos que ocurrieron casi simultáneamente.
En el Enredando las mañanas, el programa radial dela Red Nacional de Medios Alternativos, del 27 de mayo fue entrevistada Carolina, promotora de Salud del CeSaC 20, quien en el marco de la movilización en el Bajo Flores, describió algunas características del dispositivo del Centro de Salud, que permite entender mejor el rol de estos centros y los profesionales que allí trabajan: “El rol del promotor es el de ser el nexo entre la comunidad y el centro de salud debido a que antes se pensaba que un médico o un enfermero tenía que estar esperando que vaya la persona a presentar sus dolencias, pero con el cambio de paradigma esto cambió y justamente nace la figura del Promotor de Salud o Agente Sanitario como se conoce en los barrios. Como promotora de salud del CeSaC 20 nos encargamos de hacer trabajo territorial junto con un equipo de profesionales. Esto no funciona en todos los CeSaC del Bajo Flores. Se trabaja desde lo territorial, cada equipo debería estar conformado por un médico, un pediatra, un enfermero, un promotor de salud y un asistente social, pero no todos los equipos territoriales cuentan con todos los profesionales designados.”
Además, relató cómo fue el desembarco del Operativo Detectar en el Bajo Flores: “Nos dijeron que iba a haber una capacitación y no hubo tal cosa, solamente nos proveyeron ese día de la máscara y de un barbijo. Fue muy precario el equipo y la información que recibimos. Quedamos con muchas dudas.”
Por otra parte, menciona qué ocurría con las familias de las personas que son aisladas:
“Sucede con los aislamientos obligatorios que muchas veces la persona aislada es jefa de familia y la internan o la mandan a un hotel y no se piensa en los hijos. La familia sufre una desmembración muy difícil, no todas las familias están compuestas por otros parientes como abuelos, tíos o tías; hay familias que no tienen otra contención, ni siquiera de los vecinos porque también está la estigmatización. No todos, pero hay vecinos que apuntan y dicen cosas por desinformación. Otra cuestión es que hay personas internadas, incluso en terapia intensiva, que nadie levantó un teléfono y llamó al familiar para contarle cómo es la evolución del paciente día a día. Después de una semana o dos semanas de aislamiento, los familiares no saben cómo está la señora o el marido. Todo lo que se pudo hacer, lo hicieron las organizaciones sociales. Fueron ellas las que llevaron comida, asistencia y de tejieron redes entre nosotras, entre los médicos que son copados y tienen una mirada más integral, una mirada con empatía, con humanidad. Se pudieron tejer redes en los hospitales para que alguien llame a los familiares.”
Distinta es la situación en los barrios de Lanús en que el Frente Popular Darío Santillán (FPDS) pudo articular con el Gobierno Municipal y Provincial para generar mecanismos de prevención y atención. Con el caso de Villa Azul como referencia, en los barrios La Fe y Semillita lograron intervenir de forma comunitaria y organizada para evitar la propagación del virus.
El primero, organizado entre el FPDS y el Municipio fue un barrido, en un barrio que se llama Semillita de unas 8 manzanas, donde se realizó un relevamiento casa por casa tratando de encontrar contactos estrechos y casos sintomáticos de COVID ante una situación en la que ya había habido un caso positivo en el barrio y, a partir de ese primer caso, algunos contagios. La intervención tuvo dos objetivos: evitar que se siguiera propagando el virus y por otro lado, hacer frente a una demanda concreta del barrio que, según explicó a Red Eco uno de los militantes: “nos pedía que nos acercáramos o acercáramos al Estado”. En esa ocasión, lograron que el Municipio enviara un equipo de salud y de promotores comunitarios. Se relevaron 200 casas, encontrando 6 casos sospechosos, de los cuales 2 terminaron siendo positivos.
Unos días después, a fines de mayo, realizaron una intervención más grande en el Barrio La Fe, junto al Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y la Secretaría de Salud del Municipio. Se trató de un operativo casa por casa que duró 3 días, en los que se relevaron 35 manzanas, alrededor de 1400 casas y más de 8000 personas. El barrio La Fe es un barrio que surgió a partir de una toma de tierras, hace bastantes años ya, en el que el FPDS tiene una constricción sólida.
Desde la organización, comentaron a Red Eco, que lo novedoso de este operativo fue que no estuvo enmarcado ni en el operativo detectar ni en “El barrio cuida al barrio”, sino que “fue un operativo estrictamente pensado desde la organización y logramos que Provincia pusiera un equipo de profesionales de la salud pero también un equipo de vacunación. Se fue vacunando con la antigripal y contra la neumonía casa por casa, y el Municipio puso también los equipos de salud. De ese operativo encontramos unos 12 casos sospechosos, de los cuales 4 terminaron siendo positivos.”
Además, en este operativo se priorizaron algunos elementos interesantes: por un lado, que el relevamiento casa por casa lo hicieran vecinos y vecinas del barrio, que viven en el barrio y que están organizados con el FPDS, pero además, que no fuera tan invasivo: “Se dio en un contexto en el que lo de Azul era la novedad, así que logramos que no se fuera con el aparato de las fuerzas de seguridad sino que se fue directamente con protagonismo de las organizaciones del barrio.”
Además, la semana posterior se mantuvo un equipo de compañeros y compañeras que se encargó de recorrer algunas casas particulares que habían manifestado mayores miedos o mayores dudas sobre la transmisión del virus, y en algunos casos habían mostrado que eran casas donde alguno de la familia se había tenido que aislar. “Desde la organización lo que intentamos garantizar, o intervenir para garantizar, fue justamente que el Municipio asegure alimentos y artículos de higiene para la gente que se tuvo que quedar en la casa.” Así que fue en esos dos planos. Por un lado de detección temprana y por otro lado de difusión de medidas de cuidado y de prevención.
En el barrio Las Flores, de Vicente López, también hicieron un acompañamiento sólo como organización, sin intervención del Estado y en Don Orione y Glew realizaron seguimientos casa por casa.
Previo a los operativos, también hubo un hecho novedoso. Uno de los primeros casos en La Fe fue una familia que está organizada en el FPDS, y en ese caso se puso a disposición los vehículos de la organización para evitar que el traslado desde el barrio hasta el centro de aislamiento municipal no fuera con ambulancias y patrulleros como se venía haciendo, porque era una situación bastante traumática para los vecinos por los miedos que había las primeras semanas. Así que eso también fue algo novedoso, que fue militante, integrantes de la organización haciendo los traslados de vecinos y vecinas del barrio al centro de aislamiento.
La estigmatización y el señalamiento también los relatan desde la movilización de los centros de salud, pero todo cambia cuando hay propuestas desde las organizaciones populares: “hay mucha diferencia cuando hay una organización atrás, no están aislados”.
Foto: Germán Romeo Pena