(Por Carlos Palazzo, desde la Cárcel de Devoto) Nosotros seguimos en la Mesa de Diálogo pero vemos que son lentas, son buenas, los detenidos participamos de ellas, pero afirmamos que los poderes ejecutivos nacional y provinciales, podrían determinar de un plumazo la conmutación de penas o compensaciones para acceder a los arrestos domiciliarios o libertades que correspondan, tal como lo hicieron en muchos países del mundo. A la vez, Estamos preocupados cosiendo a mano los barbijos y material sanitario para las Villas 31; Bajo Flores y Barracas, cuando ya hace tiempo que pedimos la autorización al Servicio Penitenciario Federal para entrar las máquinas de coser, industriales y familiares, que YA TENEMOS, que son nuestras y queremos utilizar para hace más eficaz la ayuda humanitaria hacia los barrios, donde viven muchas de nuestras familias y amigxs. Cosiendo las 24 horas, en tres grupos de seis, estamos produciendo entre 700 y 1000 barbijos. Con las máquinas podríamos confeccionar 10 veces más. Ya hicimos donaciones en dos barrios y seguiremos así, los barbijos van acompañados con alcohol en gel y lavandina que compramos nosotros para las salas de estas villas, porque el Estado no estuvo como se debe en estos lugares».
En Devoto ya fueron al hospital 13 compañeros con covid-19. Y nos sentimos hacinados como en un gueto, no estamos «aislados» como se debe, con toda la higiene necesaria. ¿Qué están esperando? ¡Terminen con la burocracia!».
Somos seres humanos, tenemos sentimientos, y seguiremos con la ayuda humanitaria porque no queremos que sigan muriendo nuestros familiares. Lo que al Estado nunca le importó a nosotros sí. Y una de las pocas alegría que tuvimos en este tiempo es ver a los médicos y enfermeras que recibían nuestros kits sanitarios con un cartel que decía: «Gracias Devoto, por la ayuda humanitaria».