Banco Central: Una disputa política

Escrito por el 15/01/2010

 Las marionetas más visibles fueron Martín Redrado y algunos voceros del autodenominado nacional y popular representado por los Kirchner. Sin embargo, las principales ideas en esta disputa están por detrás, geográficamente más al norte, allí donde se encuentra el imperialismo norteamericano, ese gran bloque que intenta acomodarse con su poder inteligente mediante cualquier acción  diplomática, económica, militar, política, legal y cultural.

Uno y otro sector dentro de las clases dominantes, se disputan el órgano económico más importante de la política monetaria, el Banco Central de la República Argentina.

Dos caras de la misma moneda
Martín Redrado, bautizado como el niño mimado, comenzó a mostrarse dentro de la nueva dirigencia estudiantil, en plena dictadura, de derecha. Actualmente es un hombre ligado directamente a Washington, el FMI y el Banco Mundial. Redrado se manifestó a favor de encarar "negociaciones bilaterales" con EE.UU. (Clarín, 4/11/03).
 El gobierno que se pretende nacional y popular  -aunque nunca lo fue realmente, sólo que tuvo un doble discurso-, dejó bien claro que no puede tener más vacilaciones. La deuda que se quiere pagar es ilegal e inexistente, como lo demostrara Alejandro Olmos en su  investigación, y lo declarara el Juez Ballesteros luego de 18 años de proceso. A pesar de ello, hoy alcanza casi 150 mil millones de dólares, y se pretende  pagar, con la condena al 80% de los jubilados y jubiladas a vivir  con $26 por día y con la nefasta declaración de exportaciones récord de carne, mientras en el país que dice gobernar hoy más del 50% de la población vive en la pobreza. En otros de sus momentos, ni la plata de la oligarquía diversificada sojera fue para los malparidos planes sociales, ni desprivatizar las jubilaciones sirvieron para encaminar un proceso emancipatorio. Ahora, decididamente el gobierno K pretende pagar con el  14% de las reservas del BCRA la deuda ilegítima y fraudulenta, pero Redrado no se las giró hacia su Fondo del Bicentenario.

 

El papel del Banco Central

 Según los objetivo explícitos del Banco Central, actor vital en la política monetaria, sus acciones están destinadas a “crear las condiciones necesarias” para la estabilidad financiera –¡en momentos de un capitalismo financiero salvaje y depredador!– “incentivar el ahorro” –¡cuando sabemos que el ahorro de los que menos tienen es la práctica generadora de riquezas de los más poderos!–. En definitiva, el Banco Central de la Republica Argentina tiene una instrumentalidad política, que ha sido utilizada inteligentemente por la gran burguesía, que se hace más rica a costa del trabajo de los expropiados, los trabajadores.   
 Entonces, aquí ya no se trata de la legalidad o ilegalidad con que se removió a un presidente del banco central, porque aquí nos aliaríamos hasta con la derecha; tampoco el problema pasa por un juicio de valor sobre si es legítimo pagar una deuda fraudulenta o no. Más bien, el interrogante que debería movilizarnos es qué necesidades debe garantizar el arca de nuestra política monetaria, o acaso nos resulta tan difícil preguntarnos qué producir, cómo hacerlo y para quién. ¡Vamos!, si estás preguntas también pueden ser contestadas por un estudiante universitario, parafraseando a Fabián Amico y Alejandro Fiorito, que  valientemente en su nota “El largo legado de la convertibilidad” advierten sobre la falsa noción por la cual el BCRA estaría por encima de toda disputa y de todo interés. Ellos allí demuestran que el banco central es un agente ideológico. Entonces, de autonomía nada, necesitamos una vez por todas que las demandas capitalistas sean descartadas y los consumos populares garantizados, ya es hora de que se escuche la voz que viene denunciando,  hace ya casi 100 años, que crece la ganancia de la burguesía y crece la miseria y las necesidades de la masa de trabajadores y campesinos.

El papel de los partidos políticos

  Si bien es válido decir que el enojo de la oposición no es tanto por el pago de la deuda externa, sino, más bien porque tocan plata de todos los argentinos, dicha observación es un tanto generosa, pues ni Juez de San Luis, ni el PRO, ni la Coalición Cívica-ARI, ni el radicalismo, ni  el PJ disidente merecen llamarse oposición. Ninguno de éstos representa los verdaderos intereses de las masas populares y, aún más, lamentablemente muchos dirigente de los partidos tradicionales que alguna vez supieron representar a los sectores populares, cumpliendo con un deber encomendado por la historia, hoy carezcan de valentía y lucidez para afrontar heroicamente las problemas de la época que nos toca vivir. Todos, de una u otra forma, intentar rendir cuentas dentro de nuestra democracia capitalista al poder inteligente (“smart power”) de la democracia imperialista estadounidense.
  Para finalizar, si bien se puede coincidir con el economista Julio Bambina en que  “La sociedad, especialmente el movimiento popular, debe manifestar su voluntad de modificar la agenda de prioridades e incidir en la crisis política para contribuir a satisfacer necesidades populares insatisfechas”, también sería interesante agregar que Argentina contiene una capa de intelectuales brillantes, de políticos comprometidos y honestos, con ideas claras y corazones templados, capaces de revolucionar, existiendo ya una teoría revolucionaria, la vida social toda. 


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