10 años sin Yamila
De no ser por los medios alternativos chilenos y la gente que desde la calle o desde las ventanas de sus casas documenta lo que está pasando, jamás se hubieran difundido las atrocidades que está llevando a cabo el gobierno de Sebastián Piñera y sus socios. Hay un cerco hegemónico mediático que pretende minimizar el conflicto. Las redes bloquean posteos o son denunciados como «impropios». Chile ha caído en otra dictadura pinochetista. Desde el gobierno las expresiones conducen a crear el «enemigo interno», y así justificar la represión, bajo la consigna de una demencial “guerra”. Decenas de muertxs, millar de heridxs, desaparecidxs, secuestros a referentes estudiantiles, detenciones arbitrarias y procedimientos fuera de la ley, incluyendo las que regulan el «toque de queda».
Capítulo aparte merecen los golpes, abusos y violaciones contra mujeres que denuncian organizaciones feministas y de derechos humanos. Al igual que en tiempos de las dictaduras latinoamericanas de hace unas décadas, la violencia sexual sigue siendo un arma del Estado terrorista contra un sector de la población. Recientemente el pueblo de Chile, en multitudinaria marcha, rechazó el nuevo pacto social que pretende salvarle el puesto al multimillonario Piñera. La insurrección popular que vive Chile es de gran complejidad y tiene diversas causas y actores involucrados, pero «la invasión alienígena» -como la llama la esposa de Piñera- no es más que la clase humilde que dedica gran parte del día y noche a trabajar y aun así no llega a fin de mes, saliendo a las calles. Salud pública, educación, vivienda, pensiones justas, recursos -como acceso libre al agua que se va en el negocio agrícola y minero-, son algunas de las demandas. El sector militar, a diferencia de la clase trabajadora, recibe fortunas por parte del Estado, y hasta cuenta con un régimen especial de seguridad social.
Tal vez eso explique la saña contra la gente, sin distinguir entre jóvenes, niñxs ni ancianxs, como pudimos tristemente ver en estos días. El pueblo los quiere de vuelta en sus cuarteles. No se sabe cuál será el final de esta historia, pero el pueblo digno sigue de pie contra los matones muy bien pagos del Estado terrorista de Piñera. La receta neoliberal volvió a “fallar”, y la democracia representativa muestra sus agujeros. Y a lxs muertxs siempre lxs pone el pueblo. Fuerza Chile!