Escuelita VII: “los gobiernos democráticos eran cómplices”

Escrito por el 26/05/2021

Este miércoles declaró en el séptimo juicio contra genocidas María Pilar Sánchez Cuesta, quien caracterizó la Universidad del Comahue en 1975 y la intervención de Remus Tetu y sus patotas. La mujer, que además es comunicadora de Radio Semilla y compañera de esta Red Nacional de Medios Alternativos, reconoció al genocida Raul Guglielminetti, juzgado en este tramo de la causa y habló de su secuestro, expulsión de la universidad y de su obligado exilio cuyas consecuencias continuó sufriendo hasta hace pocos años.

Por primera vez en este tramo del juicio, la audiencia fue completamente virtual en función de las últimas restricciones dispuestas para contener la pandemia del covid. El Tribunal Oral Federal de Neuquén permitió -también por primera vez- que participe público a través de la plataforma zoom, aunque insistió con medidas restrictivas en términos de cantidad, inexplicables por fundamentos preventivos de la propagación del virus (que venían limitando la capacidad de público en la sala presencial a la mitad) y cuestionables por fundamentos que impiden la publicidad de la audiencia, teniendo en cuenta que otros juicios por delitos de lesa humanidad que se están realizando en el país son incluso transmitidos en su totalidad de manera virtual para que cualquier persona pueda acceder de primera mano a los testimonios.

El TOF informó también que el juicio continuará, aunque no definió aún bajo qué modalidad, y que la próxima instancia será la indagatoria a los genocidas por la ampliación de las imputaciones por las violencias sexuales ejercidas contra Dora y Argentina Seguel y contra Alicia Villaverde, solicitada por la fiscalía: recién en la sentencia final se sabrá si se los condena o no por los abusos y las violaciones que cometieron.

 

La UNCO intervenida: “ellos querían que les tengamos terror”

Testiga Pilar Sánchez Costa

La única testiga de la jornada fue María Pilar Sánchez Cuesta, compañera de Radio Semilla y de la Red Nacional de Medios Alternativos que en 1971, tras llegar de Chile con su familia, comenzó a estudiar economía en la Universidad Nacional del Comahue y no pudo recibirse porque el genocidio se lo impidió.

La mujer simpatizaba con el Partido Socialista de los Trabajadores y había participado de las elecciones del centro de estudiantes. La Universidad del Comahue había sido intervenida por el fascista rumano que ya hacía desastres en la Universidad del Sur, en Bahía Blanca, mandando entre otros crímenes a fusilar dentro de esa casa de altos estudios al estudiante de ingeniería y secretario general de la Federación Universitaria del Sur, David “Watu” Cilleruelo, episodio que Sánchez Costa recordó en su declaración por el impacto que tuvo entre el estudiantado.

Remus Tetu era el jefe de la organización peronista anticomunista (Triple A) y en 1975 tuvo a su cargo la intervención de las universidades del Sur y del Comahue. “Los gobiernos democráticos eran cómplices”, aseguró Sánchez Cuesta por videoconferencia desde Buenos Aires, “sabían lo que sucedía, en Neuquén estaba el Movimiento Popular Neuquino”, que aún está en el poder. “Cualquier estudiante de aquella época podría contar lo mismo de ese personaje y sus patotas, que andaban a cara descubierta”, describió, “se vivía un clima de temor, Remus Tetu tenía un claro tinte fascista y lo ventilaba sin tapujos”.

Genocida Remus Tetu

La patota de Remus Tetu caminaba los pasillos de la UNCO, comía en el comedor universitario, escuchaba conversaciones de estudiantxs, lxs espiaba y hasta se lxs llevaba de la institución: “andaban armados y mostraban las armas para infundir terror”. Así fue que la secuestraron a Pilar Sánchez Cuesta: “estaba repartiendo volantes por un reclamo docente cuando me detuvieron y me llevaron”, relató. Contó que en el camino la trasladaron por un descampado y que sintió terror. Remarcó que mientras la llevaban se cruzó a quien luego sería rector César Bottaro y alcanzó a decirle que esos hombres la estaban obligando a seguirla, pero él, lejos de ayudarla, le dijo “vaya, vaya nomás”.

La primera parada fue en la oficina del mismísimo Remus Tetu. La testiga recordó que el genocida ni bien la vio le dijo “bolche hija de puta, te voy a mandar del otro lado de la cordillera”, en relación a su país de origen. Y cumplió con eliminarla de la región, tal como ya había hecho con otro estudiante extranjero al que había expulsado de la universidad. De ahí fue llevada a una dependencia policial que no logró identificar, por policías que no pudo asegurar si eran de la provincia o federales, pero que describió como “un alivio en relación al terror que infundía el matonaje”, donde la tuvieron una semana antes de obligarla a salir del país.

A Pilar Sánchez Cuesta, el genocida no solo logró expulsarla de la universidad, quedándole apenas cuatro materias para recibirse que nunca pudo terminar de cursar, sino también de Argentina: “Remus Tetu mandó resoluciones a la embajada de Chile, a Migraciones y otras dependencias, lo que derivó en mi expulsión del país”.

Genocida Raúl Guglielminetti

“No es normal que existan intervenciones en las universidades”, aseguró la testigo, “encima era ´si no te gusta acá están mis muchachos de gamulán e ithacas”. Definió que “nosotros físicamente los teníamos identificados y con muy poco esfuerzo, porque ellos se ocupaban de que nos diéramos cuenta de que eran los matones, ellos se encargaban de que los identificaran”, en relación a la patota de Remus Tetu, y en particular sobre el genocida imputado en esta causa Raúl Guglielminetti, dijo que “era uno de los matones, un personaje muy conocido en Neuquén, todo el mundo lo conocía”.

Tuve que dejar el país, me liquidaron la carrera en función de salvar mi pellejo”, recordó. Volvió al país en los 80, pero fue en los 2000 cuando se dio cuenta que nada había cambiado tanto, porque perdió su DNI y con él cualquier derecho: “me negaron la copia por el decreto de expulsión del país y estuve dos años sin DNI, sin poder alquilar, sin poder cobrar la indemnización por un trabajo del que me habían despedido”, a pesar de que “supuestamente los decretos de la dictadura no tenían más vigencia”.

“Han pasado 45 años, pero pareciera que estos señores siguen teniendo peso en esta sociedad”, concluyó Pilar Sánchez Cuesta.

 

Mirá el resumen informativo de la audiencia con entrevista a la testigo Pilar Sánchez Cuesta, realizado por el equipo de comunicación transmedia integrado por Radio Zona Libre, Juicio Escuelita y El Zumbido.


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#NiOlvidoNiPerdónNiReconciliación
#FueGenocidio

¡30.000 compañerxs detenidxs desaparecidxs PRESENTES!


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