“NO HUBO UNA HUELGA SINO UN AMOTINAMIENTO”

En diálogo con el Enredando las Mañanas, Ismael Jalil, abogado de CORREPI analizó lo que significó el motín de la policía bonaerense, la respuesta del Gobierno, la repudiada figura de Sergio Berni y el rol de los medios masivos de comunicación.

Quinta de Olivos rodeada por policías en patrulleros, uniformados y también de civil o en sus autos particulares. Ese fue el escenario de las recientes medidas tomadas por la policía bonaerense ante lo que en principio tildaron como un “reclamo salarial”. “No hubo una huelga sino un amotinamiento porque se trata de una fuerza civil armada pertrechada por el Estado que cuando se levanta se amotina”, caracterizó Isamel Jalil uno de los integrante de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI).

El abogado hizo hincapié en que este reclamo no provenía solamente por un descontento frente a los salarios sino que  “había también una exigencia de tender un manto de impunidad sobre los crímenes que ellos cometen”. Jalil expuso que 33 de los 39 homicidios cometidos durante la cuarentena por la policía fueron en manos de la bonaraerense  y que además  ya son dos las  desapariciones forzadas que se registraron: el caso de Facundo Astudillo Castro en Bahía Blanca y Franco Cruz en Florencio Varela. Incluso, es en el caso de Facundo donde Jalil denunció un claro encubrimiento de todas las actividades irregulares de la policía provincial.

Después de días de debate, el gobierno nacional decidió, trasladar un punto de coparticipación federal de impuestos de la CABA a Provincia de Buenos Aires para financiar, entre otras cuestiones, el presupuesto destinado para el Ministerio de Seguridad. Esta medida  fue muy cuestionada por diversos sectores que, como enunció Jalil, reclaman que  un gobierno legítimo no puede concederle tales beneficios: “A la quinta de Olivos la rodeó una banda armada pertrechada por el miso Estado que estaba extorsionando al Presidente y al Gobernador que han sido elegidos legítimamente por el pueblo ¿cómo puede ser que al día siguiente se hable de los beneficios que le van a dar y no se hable ni siquiera de la posibilidad de una sanción de carácter interno administrativo?”, se preguntó Jalil.

El abogado explicó que esto tiene que ver con un grave problema en la conducción de las fuerzas que tiene a un responsable indiscutido: el ministro de seguridad Sergio Berni quien ha sido respaldado en todas las ocasiones hasta el momento. “Tiene que haber una línea muy clara de repudio y rechazo a cualquier tipo de repetición de estos levantamientos”, expresó Jalil.

“No son trabajadores”

Frente a este reclamo surgieron ideas tales como la necesidad de sindicalización de policías. Este punto fue analizado por el abogado integrante de CORREPI como contradictorio porque tal como lo estableció, no se trata de trabajadores sino que “son funcionario que cumplen una función específica que entre otras tienen como principal finalidad disciplinar precisamente a los trabajadores y a la clase subalterna”.

Jalil caracterizó a estas fuerzas como  “de choque”, que expresan de algún modo el poder que tienen lxs dueñxs de las tierras y lxs  empresarixs contra las masas populares. Fuerzas que incluso están íntimamente vinculadas con las bandas que funcionan, tal como explicó Jalil, como si fueran parapoliciales: barrabravas del fútbol argentino, y guardaespaldas de las burocracias sindicales, como aquellos que asesinaron a Mariano Ferreyra.

Finalmente, el abogado se refirió al rol de los medios masivos de comunicación que generar un escenario propicio para que, como denuncian desde CORREPI la represión sea política de Estado. Jalil se refirió a que estando en democracia hay un punto clave para que el aspecto represivo, que caracteriza como sistémico, se desarrolle: el consenso. “Este es el rol de los medios masivos  porque cuando invisibilidad también lo que están haciendo es naturalizar”, denunció Jalil haciendo hincapié en la necesaria existencia de los medios alternativos y populares y su vínculo con las organizaciones sociales.

Fotografía Nacho Yuchark