Trabajadorxs de Casas Particulares en contexto de pandemia

Escrito por el 28/05/2020

Investigadoras e investigadores del Centro de Estudios e Investigaciones Laborales (CEIL-CONICET) y del Programa de Salud, Subjetividad y Trabajo de la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) realizaron una encuesta para analizar la situación laboral de trabajadorxs de casas particulares en el marco del aislamiento social preventivo y obligatorio.

La encuesta fue realizada entre el 13 de abril y 10 de mayo, a través de un cuestionario autoadministrado anónimo online, estructurado en base a preguntas cerradas y abiertas, y distribuido mediante redes sociales (Facebook), e-mail y whatsApp. Abarcó las 24 jurisdicciones de la Argentina y respondieron 635 personas, siendo mujeres el 99,4%. Los investigadores e investigadoras presentaron los resultados preliminares de su trabajo.

La mayoría vive en la Provincia de Buenos Aires (67,2%) y en CABA (11,2%), mientras que el 7,9% es de la Región Noroeste, el 5,8% en la Pampeana, 3,6% en Cuyo, 2,7% en Noreste y 1,6% en la Región Patagónica. A su vez, el 37,8% tiene entre 40 y 49 años, y el 27,4 entre 30 y 39. En tanto, el 85,5% tiene hijos/as, de los que el 63,1% está en edad escolar. El 68,7% de los trabajadores encuestados afirmó que no pertenece a los grupos de riesgo en relación al Covid-19.

Respecto a la situación de registro, es decir si están o no en blanco, el 60,2% respondió que está registrada, el 14,8% afirmó que está registrada en algunos hogares y en otros no; mientras que el 25% dijo no estar registrada o estar en negro.

En caso de necesitar realizar una consulta de salud, la mayoría (64,1%) asiste al hospital público o a las salas de atención primaria, mientras que el 30,7% usa servicios de la obra social, y el 1,7% acude a una prepaga.

El 88% respondió que no está afiliada a un sindicato.

Entre las principales conclusiones, los y las investigadores verificaron que existe un gran acatamiento del aislamiento social preventivo y obligatorio por parte de las trabajadoras de casas particulares. El 82,2% de quienes respondieron manifestó no estar asistiendo a su trabajo, mientras que el 17,8% sí lo hace. No obstante, sólo al 33,1% de las trabajadoras que por ley no asiste a su trabajo, le siguen abonando el sueldo. Casi la mitad, el 46,6%, no tiene ningún ingreso extra por fuera de lo que cobra por su trabajo.

Entre las que asisten a su trabajo, son pocas las que efectivamente cuidan y asisten personas, es decir que están exceptuadas por ley. Cabe recordar que el Decreto Nº297/20, que dispuso el aislamiento, establece como actividad esencial solo a una categoría de las trabajadoras de casas particulares, que son aquellas personas que “deban asistir a otras con discapacidad, familiares que necesiten asistencia, a personas mayores, a niños, niñas y adolescentes”. En este sentido, se verifica en numerosos casos que los empleadores realizan el cambio de categoría de las trabajadoras para que asistan a su trabajo aunque no realicen tareas de cuidado. Es por esto que el 6,9% de las trabajadoras encuestadas que asiste a trabajar realiza actividades de tareas generales, y el 0,9% realiza otro tipo de actividades no consideradas esenciales.

El estudio da cuenta de las distintas situaciones que existen entre quienes asisten a sus trabajos. El 50,9% viaja en transporte público, el mismo porcentaje afirmó que en sus lugares de trabajo no les proveen elementos de protección (guantes, barbijos, alcohol en gel). Más de la mitad dijo ir a trabajar con permiso de circulación para hacer tareas de cuidado/asistencia, aunque el 32,6% no realiza este tipo de tarea. Otro grupo (el 12,6%) señaló que va a trabajar por “otros motivos”, principalmente porque trabajan sin retiro o porque, según afirmaron, si no concurren no les pagan. El 11,6% de quienes no va a trabajar aseguró que decidió no asistir a pesar de que sus empleadores les pidieron que concurra.

Entre 5 y 6 de cada 10 trabajadoras afirmó que su situación laboral empeoró a partir del aislamiento social preventivo y obligatorio. Como es de suponer, empeoraron aún más su situación las trabajadoras no registradas.

En este sentido, el 3,6% de las trabajadoras fue despedida durante el aislamiento; al 20,2% no le pagan; al 13.1% le pagan menos; el 7,1% no sabe o no le informaron si le pagarán; el 0,6% no va a trabajar porque le adelantaron las vacaciones. Solo al 33,1% de las entrevistadas les siguen pagando aunque no vayan a trabajar.

Casi la mitad de las trabajadoras que respondió la encuesta no tiene ningún ingreso extra. El 55,7% de quienes contestaron cobró el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), aunque el 15% no sabe cómo tramitarlo.

El 31,7% de quienes continúan yendo a trabajar afirmó que tiene miedo de contagiar a su familia, el 16,1% de contagiarse. Sin embargo, en muchos de los comentarios sobre la situación laboral, las trabajadoras vinculan el “miedo” con la posibilidad de perder el trabajo y no solamente con el coronavirus.

En el informe preliminar difundido por los y las investigadores se incluyen algunas respuestas abiertas que describen la situación de precarización en la que se encuentra la mayoría de las trabajadoras de casas particulares, y que va más allá del contexto actual de emergencia por la pandemia:

“Hace 16 años que trabajo y me tiene en negro. Hoy en día no me están pagando en esta cuarentena y soy persona de riesgo”.

 “Uno de mis empleadores me dijo que por ningún motivo me puede pagar si no trabajo”.

 “Fui despedida en cuanto empezó la cuarentena obligatoria en uno de los trabajos fijos que tenía. En los otros directamente no me responden o no se hacen cargo porque no trabajaba con registro”.

 “Por necesidad me vi obligada de ir a trabajar porque no me querían pagar lo de la cuarentena”.

 “Me gustaría que salga un comunicado oficial para enviar a los empleadores que no están pagando. Se hace difícil para nosotras exigir que nos paguen en riesgo de la continuidad laboral”.

 “No quiero volver a mi trabajo, mi jefa me defraudó como persona. Nunca me mandó un mensaje preguntando si necesitaba algo o cómo estaba. Se borró totalmente”.

 “Debería ser muy claro que no se puede cambiar de categoría por conveniencia del empleador y multar. Si cambia de categoría, que paguen más. Es muy injusto. Encima el empleador nunca te va a decir ‘quedate en tu casa’. Yo estoy poniendo en riesgo mi vida, pido un plus para las que salimos a arriesgar nuestras vidas”.

Contacto: trabajadorxscasasparticulares@gmail.com


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