Ariel Scher: «El fútbol siempre tuvo que ver con la identidad y la pertenencia»
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 27/04/2018
El periodista presenta su libro Todo mientras Diego y otros cuentos mundiales, publicado por Grupo Editorial Sur y fue invitado al programa Enredando Las Mañanas que se emite por las radios de la Red Nacional de Medios Alternativos. Allí, además de contar acerca del libro, habló del fútbol como puerta de entrada al mundo de la literatura y reflexionó sobre la importancia de este deporte en la vida política y social de nuestro país.
En este nuevo libro, Ariel Scher repasó algunos de sus cuentos vinculados a la pasión que despierta el fútbol en las personas y aprovechó la ocasión de las vísperas de un nuevo Mundial de Fútbol, en Rusia, para incorporar relatos acerca de estas máximas competencias profesionales a lo largo de la historia: “Es una colección de ficciones construidas a partir de las subordinaciones cotidianas -hablo de las divertidas, no de las complejas ni alienantes- que tenemos a los sueños con la pelota y, cada cuatro años, con los mundiales. Todo mientras Diego es el nombre de un cuento que escribí en el 2006 que remite a algo que había pasado 20 años antes. Esa fuga hacia la eternidad sentando ingleses de culo en el césped de México que hizo Diego Maradona. Esa es la excusa. Es un cuento bastante corto. Quedó de título porque Alejandro Apo, en sus espectáculos, suele leer ese cuento. Para que no me pregunten si el cuento está, lo pusimos de título. Hay muchísimos cuentos más. Hay uno que tiene que ver con la zona de Mataderos. Se llama ‘El rey de Holanda’. Es un tributo a un amigo mío de Mataderos, un gran número 10 con el que crecí. Un amigo periodista que murió y lo extraño. La ficción de ese cuento remite a que mi amigo sabía mucho del fútbol de Holanda y esperaba ver partidos de Holanda mientras en Mataderos, en general, miraban a Chicago. Es un libro con historias de mundiales y los protagonistas no son Maradona ni Messi, que están en el libro, sino nosotros. Jugamos un campeonato mundial cada día y hasta empatamos”, resumió con humor el escritor.
El periodista se refirió a cómo en muchas ocasiones los cuentos de fútbol son la puerta de entrada a la literatura, sobretodo –pero no únicamente- en los más jóvenes, alejados quizá de los libros hasta por un capricho rebelde: “Es una experiencia que nos ocurrió y seguido. Es muy emocionante. En la formación de nosotros que somos simples lectores o simples narradores, sabemos que leer es una enorme posibilidad de la vida y de no estar solo nunca más. Te hacés amigo de los personajes porque eso forma parte de un juego en el que tirás paredes con gente que alguien inventó o no inventó. Cada vez que viene una piba o un pibe y me dicen sobre algún cuento de amigos que escriben con estas temáticas, o que escriben sobre la vida con el pretexto del fútbol, la verdad que siento una cosa fenomenal”, manifestó el escritor y ejemplificó: “Cuando nosotros hicimos el libro Pelota de papel, en el que jugadores de fútbol escribieron cuentos de fútbol, en el prólogo, el productor Juanqui Jurado dijo: ‘Si este libro se vuelve el primer libro de algún pibe o alguna piba, de uno solo, nosotros estamos hechos’. Hace días me contaba el Patón (Nahuel) Guzmán, el arquero de Tigres de Monterrey y la Selección Argentina, que presentó este libro en la feria de Monterrey. Se le acercó un chiquito, y después otros, a decirle que ese libro era el primero que leía en su vida. Algunos padres y algunas madres también le terminaron confesando, más tímidamente, que esos cuentos de fútbol eran los primeros cuentos que leían en sus vidas”, celebró Scher en Enredando las Mañanas.
En los últimos años se ha visto una explosión de gente que escribe sobre fútbol y el autor explicó que el fenómeno se produjo por la masividad y el marketing que ha alcanzado ese deporte, pero también debido a la necesidad de escape de muchas personas a una rutina narrativa más ordinaria: “En lo que va del siglo XXI se ha publicado más que en todo el siglo XX en torno de estos terrenos, por lo menos en forma de libro. Eso no quiere decir, como bien vio Roberto Santoro, un desaparecido argentino que en 1971 hizo Literatura de la Pelota, que no hubiera todo un desarrollo de literatura con y sobre el fútbol. Se estudiaba poco, pero es cierto que ahora hay muchos más libros. Pasan dos cosas. La más evidente es que nosotros vivimos en un tiempo de la historia en la que el fútbol es el espectáculo central de una vida que espectaculariza casi todo. Si antes estaba mal visto desde el espacio intelectual dedicarse al fútbol, ahora si no te dedicás sos un bobo. Hasta está bien visto hacerlo. La segunda cuestión tiene que ver con que mucha gente que escribe antes se sentía contenida en los lugares de empleos. Donde tenía empleo, trabajaba. Ahora, montones de personas que conservan su lugar de empleo tradicional, se sienten excesivamente incompletos. Entonces construyen su trabajo narrativo y periodístico fuera del espacio clásico de la redacción o de otros sitios. Hacen libros de fútbol, algo muy ligado a su cotidianidad, que es donde se pueden desarrollar”, explicó.
El fútbol como identidad
“El fútbol tiene que ver fuertemente con la identidad. Siempre tuvo que ver con la identidad y la pertenencia. Este es un tiempo de identidades fragmentadas, donde hay un bombardeo sobre cierto tipo de identidades. Tenés discursos potentísimos que te sugieren que si tenés identidades políticas o ideológicas explícitas está mal. El fútbol es una identidad que pervive. La tenés todo el tiempo delante de vos y, además, es una verificación de que para ser necesitamos ser con otros. El fútbol es una gran aventura con otros. A mí me gusta la articulación de todo eso. En algún lugar, no siempre manifiesto, estás dando una pelea contra cualquier discurso individualista. Es una identidad que tiene que ver con la más sublime identidad que yo le encuentro a vivir, que es poder jugar. Hay un discurso de (Julio) Cortázar, el que a mí más me emociona, donde dice: ‘Gracias a la literatura me pasé la vida jugando y sigo jugando”, citó el periodista.
La identidad de Ariel Scher está fuertemente vinculada a Racing. Es hincha de La Academia, con la que ha sufrido, festejado y sobre la que también ha escrito. Durante el 2001, el país atravesaba una inmensa crisis política, social y económica, y al mismo tiempo Racing salía campeón del fútbol argentino: “Escribí un cuento que solo publiqué en las redes sociales: Es Hoy. Es un cuento que tiene esos juegos entre lo que estaba pasando y lo que nos estaba pasando. Aparecen mis amigos de la secundaria y mis amigos de la tribuna. Me abrazaba con amigos en 2001 que a la vez estaban preguntándome cómo se recuperaban los mil dólares que creían tener en algún banco”, recordó el escritor y profundizó: “Hay que encontrar la ecuación en ese terreno. La Argentina es un país de requiebres que te pone en esas situaciones. A veces el fútbol es una luz en la oscuridad y a veces es una abundancia de oscuridad en la oscuridad. Depende lo que hacen con él. No me gustan los diagnósticos cerrados de ninguna cosa. Casi no me gustan las certezas. Me gusta la zona de poder poner en cuestión. Me gustan más las preguntas que las respuestas”, expresó.
Por último, señaló algunas voluntades interesantes de sostener el fútbol como juego y como identidad social y política por encima del fútbol casi estrictamente comercial que podemos observar hoy en día: “En la Argentina hay una coordinadora de hinchas de clubes contra la voluntad de privatizar los clubes; hay una coordinadora de hinchas de clubes por los derechos humanos. Son fenómenos que hace 40 años no hubiésemos pensado. Hoy hay más discursos críticos en torno al deporte que fuera de él. Es un juego en estado dinámico, por lo tanto un juego vital e interesante”, cerró Ariel Scher que, con su nuevo libro, la volvió a clavar en el ángulo. Ya no es un zapatazo casual.