20 años del triple femicidio de Cipolletti : “Han acostumbrado a la gente que matar mujeres es algo normal”
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 08/11/2017
El 9 de Noviembre de 1997 María Emilia González, Paula Micaela y Verónica Villar salían a caminar en Cipolletti (Río Negro). El 11 de noviembre eran encontrados sus cuerpos sin vida.
Se cumplen 20 años de este, el primer triple femicidio (porque no será el único) que marcó al pueblo cipolleño, que sigue exigiendo justicia, en un camino de impunidad y complicidad política y judicial. Con testigos asesinados, un único condenado, y una intención clara de cerrar la causa. Ofelia Villar, mamá de Verónica, conversó con Enredando las Mañanas.
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¿Que implicó para la ciudad de Cipolletti el triple femicidio?
Nuestra ciudad se vio golpeada por un hecho que marcó un antes y un después. Era una ciudad con eslogan mentirosos, ciudad de paz, ciudad para vivir, pero un día tres jóvenes, tres adolescentes, estudiantes salieron a caminar y nunca volvieron. Tenían proyectos, ilusiones y todo se terminó ese día. Yo pienso que si ese día por ese mismo lugar hubiesen ido tres hombres, no hubiera pasado lo mismo. Esto llevó a que por un instante se paralizara el corazón de los cipolleños y salieran todos a la calle a reclamar por la verdad. Y descubrió también que había algo que estaba escondido, que funcionaba en la oscuridad, entre las sombras, que era monstruoso, por eso partir de ahí las conducta de muchos ciudadanos cambiaron.
¿Cómo fueron para vos más a nivel personal estos 20 años de lucha en la exigencia de justicia?
No fue fácil. Uno no está preparado para esto. Está muy conmocionado, muy confundido, pasa el proceso de duelo y después decide, salgo o me quedo llorando atrás de las puertas. Despacito fui tratando de salir, y mucha gente empezó a darse cuenta de cómo era esto, y a tratar de fortalecerme muchas organizaciones. A partir de esa fortaleza empezó la lucha, no solamente por María Emilia, Paula y Verónica, también por las 15 mujeres asesinadas y ni un hecho esclarecido. Por eso decimos que es un feminicidio, porque hay un Estado donde las instituciones no funcionan, entonces hay un Estado responsable de toda esta impunidad.
Hace 20 años era complejo hablar de femicidios de la forma que lo hacemos hoy, en este sentido, ¿cómo vivieron como pueblo este camino, este entendimiento de que estos, y los 15 casos de los que hablas, son crímenes de odio hacia las mujeres?
Cuando sucedieron los hechos salió toda la comunidad, inclusive salieron primero sus compañeros de colegio y de universidad, después salieron los vecinos y toda la comunidad. La policía no daba respuestas, porque decía que había que esperar 48 horas, que tres chicas deben andar por ahí, usaban la misma técnica que todavía tienen, como con el caso Maldonado, que las vieron bajar de un camión, que las vieron por el norte, que las vieron por el sur. Todas las mismas mentiras. Pero la gente se dio cuenta y se agolpó pidiendo al ministro de gobierno que se presentará, al gobernador. Pero nada dio resultado. Al principio marchas eran numerosas, salió todo el pueblo. Después fue todo bajando, se fue silenciando. La gente decía para qué vamos a ir si acá nada se esclarece. Se sucede otro triple crimen que quedó impune, que nadie reclama. Han acostumbrado a la gente que matar mujeres es algo normal. Entonces un grupo de mujeres que nos conformamos como multisectorial empezamos a organizarnos y a salir a denunciar el femicidio. El odio hacia las mujeres. Lo que mucha gente todavía le cuesta entender porque les ha quedado muy marcado que en algo andarían, por algo debe haber sido. Todas esas cosas que duelen mucho, que destruyen a las familias. Que también el poder político lo hacía y los investigadores, que es la policía, nos rodeaban, o trataban de silenciarnos diciéndonos las chicas no van a volver, para que van a salir. Esa técnica la tienen, y de investigar a la familia y a sus amigas. Tratar de hacernos sentir culpables a nosotros para que uno no salga a reclamar y a denunciar lo que estaba pasando en la ciudad.
¿Cómo ves hoy en la ciudad de Cipolletti (Río Negro) la situación de violencia contra las mujeres, que en el caso más extremo termina en femicidios?
Acá hay muchísimas denuncias todos los días, los organismos que trabajan no dan abasto. Cada vez es más la violencia y se ejerce más violencia sobre el cuerpo de la mujer. La agresión física es terrible. Tratamos como multisectorial de mujeres de hacerlo visible, porque todavía las mujeres tienen ese mandato que bueno, es tu marido, cómo lo vas a denunciar. O si vas a la comisaria cuesta mucho hacer la denuncia porque le dicen, espera, mira que si lo detenemos después lo van a echar del trabajo, y qué les vas a dar de comer a tus hijos… todavía esta esa costumbre de tratar de silenciar a las mujeres.
¿Cómo está la causa luego de que la justicia condene a Claudio Rodolfo Kielmasz por el triple femicidio?
La causa judicial esta quieta. Hicimos una presentación en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pidiendo que la causa no se cierre, que se siga investigando, porque pensamos que alguien sabe, alguien vio. Pero los mensajes mafiosos que asesinaron a dos testigos metieron mucho miedo para que alguien se acerque a denunciar. No tenemos nada judicialmente. Un detenido del que han estudiado el perfil, de un psicópata, asesino serial. Han buscado una persona que daba su perfil para cargar con toda esa culpa y limpiar la imagen de la ciudad. Con este personaje para ellos ya el crimen está esclarecido y uno se tiene que quedar en su casa mirando lo que pasa.
¿Cómo era Verónica?
Era muy alegre, le gustaba andar en bicicleta, le gustaba ir a la chacra. Disfrutaba mucho de su estudio de agronomía, se juntaban las tres y eran muy alegres, desbordaban simpatía y alegría. Una simple caminata se convirtió en esto. Que no olvidamos, que la memoria pasa por el corazón y siempre la tenemos presente.