Acerca de la renuncia del vicepresidente uruguayo, Raúl Sendic: “en el mercado también hay conciencias para comprar”

Escrito por el 21/09/2017

Hace unas semanas se conoció la noticia de la renuncia del vicepresidente de Uruguay, Raúl Sendic (h). Conversamos en el Enredando las Mañanas con Gonzalo Abella, historiador uruguayo y candidato a presidente por la Unidad Popular.

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La noticia no tuvo mayores repercusiones en Argentina más allá de algunos artículos en medios periodísticos, en los cuales funcionarios uruguayos daban su opinión. De estas, sobresale la del ex presidente José Mujica, que con su estilo particular, afirmó que «mientras en Brasil aparecen bolsones de plata, nosotros estamos discutiendo unos calzoncillos». Es que uno de los hechos por los cuales terminó siendo acorralado Sendic tiene que ver con el uso para gastos particulares de su tarjeta corporativa cuando era el administrador de la petrolera estatal uruguaya, Ancap.

Para interiorizarnos un poco más del marco político de la renuncia de quien fuera señalado como “presidenciable”, en el Enredando las Mañanas nos comunicamos con Gonzalo Abella, historiador uruguayo y candidato a presidente en las últimas elecciones por la izquierda uruguaya, la Unidad Popular.

Abella señala que la renuncia del vicepresidente Raúl Sendic (h) se da en el marco de una grave fractura que está sufriendo el partido de gobierno, el Frente Amplio. Para el historiador, la crisis política uruguaya es similar a la de Brasil y explica que “en los dos, un discurso de izquierda subió a una organización que se dedicó a una política absolutamente idéntica: neoliberalismo, entrega del país, con asistencialismo social y cierto barniz cultural. Por ejemplo, la alianza entre Dilma y Temer: ahora son enemigos, pero en realidad cuando el PT se asocia con Temer, en los hechos se está asociando con la corrupción (…) Por supuesto que Temer es lo más nefasto que puede haber en Brasil, pero si no hubieran desprestigiado a la izquierda Lula y Dilma, jamás se hubiera dado lo que se dio”.

En ese sentido, el excandidato de la UP señala que la actual gestión de gobierno es responsable de la ridiculización del término “izquierda”. “O sea -continúa-, del temor que le tenía la gente por la propaganda del imperio, pasó a ser ridícula. Comunista es Marina Arismendi que acomodó al yerno en un cargo, eso es ser comunista y ser hijo de Tupamaro es ser una persona que mintió claramente en cosas pequeñas, en cosas casi pueriles”.

Las cosas en las que Sendic mintió y que Abella califica de pueriles son, por ejemplo, la afirmación de “que tenía un título en Cuba que nunca tuvo, que hizo cosas muy comprobables, como usar una tarjeta de crédito de la empresa que dirigía, la petrolera estatal, para uso personal, incluso de ropa interior fina, que es un absurdo”. Sin embargo, completa también el entrevistado, también se cierne sobre Sendic la “sospecha, pero eso no está probado, [de estar] implicado en delitos de corrupción de una petrolera estatal que, siendo monopólica, presentó unas pérdidas astronómicas bajo su gestión. Con lo cual, por lo menos, se puede decir que es una administración absolutamente disparatada”.

Más allá de la denuncia planteada por la Unidad Popular frente al tribunal del delito complejo para que se investigue la administración de Ancap y que aún no tiene fallo, “en el marco del desprestigio del Frente Amplio, de una pelea interna muy fuerte entre sectores internos, algunos de los cuales querían sacarse de encima a Sendic, el tema fue interno también. Aparece una condena del tribunal de ética del propio Frente Amplio, diciendo que la conducta de Sendic era inadmisible en el manejo irregular de los fondos públicos. Todo el mundo pensó que él se iba a acoger a seguir en la vicepresidencia, porque lógicamente eso le daba ciertas prerrogativas y fueros frente al tribunal penal que lo espera a fines de septiembre. Pero él, en una medida que desorientó incluso a sus propios compañeros, decidió renunciar, llamarse al silencio y quedarse en su casa esperando la justicia”.

Para Abella, “en todos los gobiernos del mundo, buenos o malos, puede haber hechos de corrupción”. Sin embargo, señala, “el problema es cómo se tratan por la organización que lo sufre. Hace cien años triunfó la primera revolución de un estado obrero en el planeta y desde entonces la corrupción ha sido una parte importante de la lucha de clases. Es decir, el capitalismo, para defenderse, lo que más sabe hacer es comprar y vender, que es su naturaleza. Y en el mercado también hay conciencias para comprar. Y realmente lo que más daño hace a un proyecto que intenta retomar un rumbo diferente para el país es caer en la corrupción. No hay dudas de que en el FA hay gravísimos problemas de corrupción. En ese marco hay que entender la conducta displicente de Sendic”.

Para finalizar, Abella señala que con los montos que Sendic fundió durante su gestión en la petrolera estatal, ya sea por malversación o por “alegre inconsciencia e ineptitud, con la omisión del gobierno que lo dejó hacer, entre ellos Mujica, (…) se podían levantar dos hospitales de Clínicas como el que está hoy hablándose de privatizar porque no hay recursos del Estado”.


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