“Estoy viendo lo que mi hijo vería, porque él estaría acá”
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 17/12/2016
Alberto Santillán es el papá de Darío, dice uno cada vez que lo presenta. Pero es injusto. Es el papá también de Leo, que sobrevivió el 26 de junio de 2002 quizá porque su hermano le dijo: “vayan que yo ya voy”. Darío nunca fue, porque se quedó para siempre en nuestros corazones. Aunque no hay amor que pueda parar la pena de su ausencia.
Santillán padre habla seguro y pensante: “Nosotros siempre acompañamos la marcha de los jueves. Yo esto lo mamo de mi hijo Darío, muerto por el Estado junto a Maxi, porque él venía a las rondas y admiraba a las Madres, así como nosotros también las admiramos y nos parece que nos enseñan día a tras día lo que es la lucha, la resistencia, no claudicar y no venderse a los poderosos. Estamos encolumnados atrás de la línea fundadora, detrás de Nora y Elia que parece que estuvieran clonadas porque están en todos lados siempre acompañándonos. Se han conseguido muchas cosas gracias a ellas. Estoy viendo lo que mi hijo estaría viendo, porque él también estaría acá. Estar acá es un orgullo y volver a reafirmar una vez más que no traicionamos a los caídos y nunca los vamos a traicionar, porque estamos en la vereda de la conciencia de saber que acá no hay otra forma de marcar la cancha a los que piensan diferente. Estamos pasando un momento en el que los beneficios los reciben los que más tienen y el resto quedemos en otra situación. Es hora de que realmente demostremos que somos masivos. Si nos quedamos en la casa van a ganar los que quieren que seamos invisibles”, dijo con certeza.
“El que haya mucha gente tiene que ser así todos los jueves. No tiene que ser una sola fecha, son 365 días en los cuales hay que seguir laburando, poniendo el pecho y recordando a las personas que están ausentes. Nosotros tenemos que aprender: la historia no termina con uno, sigue con los demás familiares y compañeros. Por eso mismo hablo de la enseñanza. Mi nieto, que también se llama Darío, cuando nos sacamos una foto, lo primero que hace es levantar y cerrar el puño izquierdo. Cuando viene acá lo primero que hace es levantar una bandera. A estos chicos quién les va a enseñar cómo son las cosas, si ellos viven la realidad”, dijo tomando por primera vez a su nieto como ejemplo. No será la única. Va de Darío hijo a Darío nieto con lágrimas de dolor y alegría por igual.
La causa por las responsabilidades políticas
Desde hace un par de años, la familia de Darío, acompañada por organismos de derechos humanos, reactivó la lucha para reabrir la causa que intenta determinar las responsabilidades de aquellos que dieron las órdenes aquella jornada negra. Consiguieron reabrirla con testimonios sorpresivos y certeros, entre ellos el de Oscar Laborde, que en aquel momento era el intendente de Avellaneda. “La causa había sido archivada porque decían que no había elementos para investigar a Duhalde. En estos cuatro años hemos logrado desarchivarla trabajando con la APDH La Matanza y la Liga por los Derechos del Hombre. Todo lo que hemos conseguido, la perpetua a Franchiotti, la perpetua a Acosta, el cambio del nombre de la Estación hoy llamada Darío y Maxi, fue en la calle, marchando, militando, escrachando y con el trabajo de los abogados. Por eso la importancia de no quedarse en la casa. Si yo aflojaría un poco Darío se levantaría, me pegaría una patada y me diría ´gordo, salí de ahí y andá´´; nunca me voy a quedar en mi casa a llorar”, dijo sobre el cierre, entusiasmado con el anuncio de la jornada que finalmente se realizó el 15 de diciembre en la estación y en el Puente Pueyrredón, como aquella vez, como tantas veces.