Brasil, ajuste y represión

Escrito por el 06/12/2016

El gobierno de Michel Temer en Brasil sigue tomando medidas que evidencian el corte neoliberal y antipopular de su gestión, luego del golpe de estado institucional que desplazó a Dilma Rousseff de la presidencia el pasado mes de agosto. Entre las mismas se cuenta la PEC55, un proyecto de ley que busca congelar el gasto social del gobierno brasilero por los próximos 20 años y que ha generado una fuerte y sostenida resistencia en el movimiento estudiantil. Este proyecto se trató el martes 29 de noviembre en el Senado en el marco de una feroz represión desatada por la policía militar sobre la movilización estudiantil que protestaba en sus inmediaciones.

En el Enredando las Mañanas nos comunicamos con Oliver Kornblihtt integrante de Facción desde el interior del Congreso de Brasil.

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Kornblihtt comenta que los avances del gobierno y del Congreso sobre los derechos básicos de la población avanzan día a día, aunque no siempre trasciendan como lo sucedido el pasado martes, cuando “fue la anteúltima votación de la PEC55. PEC son los proyectos de ley, este es un proyecto de enmienda, que lo que busca es congelar el gasto público por los próximos veinte años, independientemente del gobierno que asuma y que se vote democráticamente”. La gravedad de la aprobación de esta enmienda es profunda, ya que, indica el comunicador, “es una medida totalmente antidemocrática porque no permite que el pueblo elija un proyecto político, un proyecto de país, sino que establece ya de por sí que los próximos gobiernos de los próximos veinte años no van a poder invertir en gasto social y en gasto público primario, que sería educación, salud, por encima de la tasa de inflación de cada año. O sea, que ata la inversión pública a la inflación del país. Eso claramente, como está la situación económica en Brasil, va a hacer no solo que no se pueda aumentar el gasto sino que se tengan que reducir los presupuestos”.

Este proyecto de ley ha despertado la resistencia del movimiento estudiantil secundario y universitario a lo largo y ancho del vecino país. Kornblihtt comenta “hace meses que en Brasil están ocupadas más de mil escuelas e institutos de educación superior, universidades, contra esta PEC (…) Y eso culminó ayer con una movilización nacional que vinieron estudiantes de todo el país. De Río de Janeiro, para que se den una idea, vinieron unos quince o veinte ómnibus de las diferentes universidades y escuelas secundarias ocupadas. Pero también vinieron personas del norte del país que viajaron dos días, personas del noroeste, del sur, de todo el país. Se calcula que había 25mil o 30 mil personas, yo creo personalmente creo que había más, estuve ahí en las marchas, venidas de todo el país, que vinieron a estar acá frente al Senado para presionar en la votación”.

La expresión de repudio de lxs estudiantes fue rápidamente reprimida. El integrante de Facción relata que “apenas llegó esa marcha y se posicionó frente al Senado en la explanada, hubo una gran represión policial basada en un pequeño grupo que generó unos disturbios, dieron vuelta unos autos, empezaron a amenazar con prender fuego (…) Hay movimientos que están denunciando que eso fue una provocación infiltrada y que no fueron los movimientos estudiantiles los que ocasionaron esos disturbios, pero lo que fue muy claro fue la magnitud de ver una marcha de más de 30mil personas donde hay un grupo de veinte o treinta que podría haber sido neutralizado fácilmente y la reacción automática fue muy impresionante (…) se tiraron proyectiles de bombas de gas a toda la manifestación y hubo una represión continua de cuatro horas de persecución y dispersión que lo que hizo fue anular el derecho constitucional a manifestarse y expresarse de personas que habían venido viajando más de dos días para protestar acá en Brasilia. Entonces esto es muy grave y marca también cómo está avanzando el golpe acá en Brasil”.

El saldo de la represión da cuenta de su intensidad: “Hubo 21 detenidos ayer, la mayoría ya fueron liberados. Hubo heridos graves, con contusión craneal, incluso hasta ayer a las doce de la noche circulaba el rumor de que había un chico muerto pero por suerte a último momento se confirmó que no fue así, que había tenido un ataque de asma muy fuerte por cuenta de los gases pero que sobrevivió, fue llevado al hospital pero sobrevivió. Pero sí hubo heridos muy graves, o sea, fue una represión muy violenta. Si bien acá en Brasil las represiones no tienen balas de plomo, pero sí la idea de las armas no letales que tienen las policías, que están muy equipadas después de los grandes eventos que hubo en Brasil en estos últimos años, es bastante contradictorio con el nivel de violencia que se ejerce contra la población y que eso sí puede ser letal de acuerdo al caso de cómo es usado. Eso de no letal, es relativo”.

 

Impeachment, reducción del gasto social y criminalización de la protesta

Lo sucedido el martes debe enmarcarse en el proceso de la crisis económica y política en Brasil y el golpe consumado hace solo unos meses. Hace tan solo unas semanas, la represión se descargó sobre el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra al realizarse un allanamiento en la Escuela Nacional Florestan Fernandes y ordenarse la captura de varios de sus integrantes. Al respecto, Kornblihtt afirma que “esto lo que busca es acallar y criminalizar a los movimientos sociales. Los grandes medios lo único que mostraron fueron las imágenes espectaculares de carros que habían sido prendidos fuego, dados vuelta, y justificaron a partir de eso una manifestación que tenía treinta mil personas que estaban manifestando pacíficamente sí para ejercer presión sobre la votación del senado, pero en la puerta del Senado como es el derecho democrático. Y esos derechos hoy en día son muy endebles. Es muy loco que la votación se aprobó a eso de las once de la noche en el Senado, y fueron exactamente la misma cantidad de votos y las mismas personas que aprobaron el impeachment. Entonces ahí se ve cómo este es un plan claro, político, económico, que venía atrás del golpe, que tenía primero una parte política que era sacar el gobierno democrático de Dilma, (…) anular la posibilidad de que el PT esté presente como una fuerza y otros partidos y ahora viene con un paquete de reformas económicas que buscan liberalizar la economía, reducir el gasto social, que nadie votó. Nadie votó ni esa política ni esa economía. Y no sólo nadie las votó, sino que en el 2018 si vuelve a ganar un proyecto popular por elecciones democráticas, ese proyecto va a estar en grandes dificultades para ejercer una política económica progresista”.

En Brasil, explica el comunicador, los proyectos de ley deben votarse dos veces en cada cámara, de diputadxs y senadorxs. La PEC55 ya fue aprobada en diputados y ahora solo resta una votación en el Senado que será el próximo 13 de diciembre. Sin embargo, lamenta, “como viene el juego político acá, ya no hay muchas esperanzas de que sea revertida. Para que se den una idea, del fuero de 65 senadores que estaban presentes, votaron 52 o 54 a favor, o sea, una amplia mayoría y con discursos muy perversos, como que esto era salvar el país, que esto era la recuperación de la economía, cuando en realidad si vos ves los datos que ya surgieron del último trimestre que ya es gobierno de Temer, no sólo no hay ninguna señal de reactivación económica sino que se está profundizando la crisis. Entonces estas medidas políticas y económicas que supuestamente venían a salvar al Brasil, no están mostrando ningún resultado, más bien lo contrario”.


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