“Caminamos sobre los olores que quedaron encerrados hace 10 años”
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 12/05/2016
En el Enredando las Mañanas de este jueves 12 de junio, charlamos con el compañero Daniel Giovaninni de Radio La Colectiva, integrante de la Red Nacional de Medios Alternativos, quien participó de la inspección ocular al taller textil clandestino de la calle Luis Viale donde murieron 6 personas. Fue en el marco del juicio que intenta establecer algunas de las responsabilidades… no todas.
El juicio por el incendio del taller clandestino de la calle Luis Viale, en la ciudad de Buenos Aires, donde murieron 5 menores y una mujer embarazada, comenzó hace algunas semanas. Están imputados únicamente los encargados del taller y no sus dueños, mientras que los dueños de las marcas para los que trabajaban no fueron ni siquiera citados a declarar.
10 años después de este crimen social que fue bisagra para la exposición de los talleres clandestinos, se realizó una inspección ocular en el marco del proceso judicial que acaba de comenzar. Del mismo participó Daniel Giovaninni, compañero de la RNMA a través de La Colectiva, quien nos relató todo lo que puedo sentir, porque ver no se veía nada.
“Pareciera que el taller estuvo sellado durante estos 10 años”, contó Daniel: “ingresar fue ingresar también a una suerte de boquete en el tiempo”.
Al taller “se accede por un pasillo angosto que está ennegrecido, ese pasillo angosto y largo va dando abertura a distintos huecos que pretenden ser compartimentos, huequitos en los que han armado una suerte de oficina”. Luego Daniel vio “la escalera que significó una trampa para quienes estaban en el primer piso, que era el lugar de dormitorios” y “unos baños realmente diminutos”.
Al final de todo, la inspección ocular llegó al “ingreso a ese espacio amplio, absolutamente a oscuras”, al que Giovaninni describió: “estaba iluminado solamente por la cámara de un canal de televisión que estaba haciendo una entrevista y era más caminar sobre los olores que han quedado encerrados que caminar a tientas”. Además contó: “allí todavía están las 40 máquinas que en su momento estuvieron funcionando y realmente el ámbito hace que todos habláramos en voz baja: fue un momento sumamente emotivo, uno podía imaginar lo que allí había ocurrido”.
“Es muy difícil ver las 40 máquinas sin recordar que el taller estaba habilitado para 5”, explicó Daniel y agregó: “esto de que el taller estuviera completamente a oscuras indica que trabajaban sin conocer el paso de la luz del día, porque no hay una sola ventana, una sola ventilación”. También contó que “las condiciones de hacinamiento quedan completamente en evidencia, de la misma forma que quedan en evidencia las condiciones absolutamente precarias, con una inconciencia terrible, en cuanto a los aspectos de seguridad laboral, por ejemplo, porque era un solo cable que alimentaba a todas las máquinas”.
“Lo que más cuesta creer es por qué ocurrió”, reflexionó el compañero de La Colectiva: “vuelve a nuestra memoria, con furia, todo lo que fue previo, porque esto ya estaba denunciado; no es que las denuncias empezaron a las horas del incendio, lo que sí empezó después del incendio fueron los casi 70 allanamientos que hizo el gobierno de la ciudad de Buenos Aires, porque efectivamente ya tenía las denuncias”. Como si fuera un mal chiste del poder. Giovaninni rememoró “el hacinamiento de los ciudadanos bolivianos en el polideportivo de Avellaneda que habían sido retirados compulsivamente en esos allanamientos y sin ningún tipo de futuro”.
“Están en el banquillo de los acusados los que nosotros consideramos como los capataces, pero no los dueños de la propiedad ni de la empresa textil para la que trabajaba esa producción, que iba únicamente para esa marca”, remarcó Giovaninni.
Tras comparar lo vivido en esta inspección ocular con lo que se vive en las inspecciones oculares de centros clandestinos de detención que funcionaron durante la última dictadura cívico-militar, el compañero finalizó señalando que “esto también involucra a los Estados, porque ya desde el 2004-2005 se denunciaba la connivencia de los estados boliviano y argentino para que esto pasara, desde la captación, el traslado y la permanencia, hasta la complicidad del Estado acá, de las comisarías, de los inspectores que cobran para mirar para otro lado”.
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