Eduardo Lucita: “El límite al ajuste es la respuesta de los ajustados”

Escrito por el 10/05/2016

En Enredando las mañanas dialogamos con Eduardo Lucita, integrante de Economistas de Izquierda, quien se refirió al panorama económico argentino actual, el rol y accionar de los empresarios, la inflación, los cambios en los hábitos de consumo de la población como consecuencia de la crisis. En este marco, afirmó que quienes hoy son los sectores “ajustados” deben unificarse en una forma de expresión política común para revertir esta situación.

 

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Eduardo Lucita: La situación económica va mal de norte a sur y de este a oeste; sobre todo en el sur, con las movilizaciones estos días en Comodoro Rivadavia, en las que participaron 60.000 personas. Petroleros, camioneros, el intendente de la ciudad, todos juntos demostrando que la situación tiene una gravedad que es mayor a la que se enumeran por ahí.

Enredando las Mañanas: En virtud de esta situación tan compleja, ¿podés hacer un paneo general de la situación económica tan crítica por la que se está pasando?

E.L: Hay una situación general con la que me he despertado esta mañana, con comentario en las radios y en los diarios. Las declaraciones de Elisa Carrió denunciando a los empresarios que no cumplen los acuerdos y suben los precios con independencia de los arreglos que han hecho con el gobierno, y también el secretario de Estado que ha salido a decir que los empresarios no están cumpliendo ni con los precios, ni con los salarios, ni con las inversiones. Esto es un hecho muy interesante porque a diferencia de lo que fue (Carlos) Menem en su época, incluso la junta militar, que eran empleados de las grandes corporaciones económicas, (Mauricio) Macri es uno de ellos, no es un hombre que pusieron ahí, sino que es uno de ellos. Así y todo estas contradicciones aparecen muy fuerte, lo que demuestra la impotencia del Estado para controlar una economía totalmente oligopolizada, donde las grandes empresas que no son más de 200 en el país, de las cuales 50 son las grandes formadoras de precios, dominan los mercados. Fijan los precios de venta en el mercado, los proveedores, los plazos. Y el Estado, ya con el gobierno anterior  y con este, se muestra inerte a esa situación. Esto es producto también de una concepción teórica de la economía, propia de los economistas neoclásicos, respecto a que la inflación es un problema de inflación de demanda. La inflación de demanda tiene que ver con la emisión monetaria. Entonces, restringen la emisión monetaria, tratan de hacer caer la demanda, y eso en algún momento va a hacer bajar los precios porque va a haber un equilibrio entre oferta y demanda. Entonces, hay una suerte de inducción de la política económica a la caída del consumo. Los últimos datos que hay dicen que interanualmente el consumo en los hogares entre abril del año pasado y abril de este año cayó un 8,8%, y se anticipa una caída de al menos 9 para los próximos 2 meses. Es una caída muy importante. Esto está teniendo reflejo en los despidos, porque una cosa son los despidos de las grandes empresas. Una empresa echa a 50 o 200 trabajadores, salen todos a cortar la calle, se presenta el sindicato, pero si 200 o 300 PyMES echan un trabajador cada una, son también 300 trabajadores sin trabajo y no sale en ningún lado, y eso es lo que está pasando. Los pequeños comercios que tenían 3 empleados por ahí ahora tienen 2. Y además hay mucho trabajo en negro del que nunca se puede medir cuál es el nivel de ocupación o desocupación que genera.

 

ELM: La disminución del consumo suele medirse a partir del supermercado, el comercio legal, pero hemos visto a la par un aumento enorme de la gente que va a las ferias donde se consiguen productos de todos los rubros. Hemos visto ahí a gente de clase media que no solía concurrir por el hecho de mantener un nivel de consumo distinto a los productos de segundas marcas ofrecidos en estas ferias, pero junto con ello vemos cómo los gobiernos dieron paso a desalojar ferias ¿Ese corrimiento del consumo es algo que se visualiza en distintos puntos del país?

E.L: Primero, aquí se habla mucho que ha aumentado la compra de las segundas marcas. La gente deja de comprar primeras marcas y compra segundas. Segundo, así como había aquí una “Salada”, que era un gran hipermercado de ropa, ahora están proliferando las saladitas por distintos puntos de la ciudad, donde la gente concurre a comprar. Esta última semana, salió en un diario que en la feria de Retiro hay mucha gente de clase media que está yendo a comprar adentro de la villa porque es más barato. Entonces, eso se ve en la caída del consumo, el cambio por las segundas manos, la proliferación de pequeñas saladitas en distintas villas. Dicho sea de paso las calles pavimentadas en la villa de Retiro fueron realizadas por organizaciones sociales. Entonces, los cambios en los hábitos de consumo de la gente se ven, porque los incrementos han sido muy fuertes. Incluso los gurúes de la City están pronosticando para este año una inflación del 40%, sin tener en cuenta la inflación de diciembre que fue muy fuerte. Anualizado de enero a diciembre de este año estaría llegando al 40%. Estamos con precios nuevos en todos lados y la mayoría de las paritarias no se ha concretado, y las que sí, aun no se ha hecho el pago. Entonces, hay salarios viejos con precios nuevos. Desde el punto de vista neoclásico, el plan se está cumpliendo: bajar la demanda para que baje la emisión monetaria. Pero por ahora falta la puntada final que es que los precios no están respondiendo por ahora a la teoría neoclásica, baja la demanda, hay menos presión monetaria pero los precios han ido subiendo. Esto es de lo que se queja el gobierno, de lo que se queja Macri, han dicho “los empresarios no nos están cumpliendo. Nosotros estamos haciendo todo lo que nos dijeron y resulta que no nos cumplen”. Lo cual no pasa por primera vez en la historia, ya que el capitalismo no es algo planificado. Entonces, un gobierno puede arreglar con una cámara industrial empresaria, pero después cada una de esas empresas hace lo mejor para no perder dinero o para ganar más dinero. El capitalismo no se puede planificar. Lo que prima más allá de los acuerdos políticos, es la maximización de la lógica de la ganancia. El capitalismo es eso, maximización de la ganancia como sea, porque no deja de ser un sistema del delito organizado, porque esta forma de expropiar a la gente de sus salarios de manera desenfrenada es un delito, como las distintas formas de la corrupción. Y es algo que es inherente al capitalismo desde la época de la acumulación primitiva.

E.L.M: Teniendo en cuenta el panorama de la masiva marcha de Comodoro Rivadavia ¿cómo se justifica el aumento del 10% de las naftas si en provincias petroleras, como Chubut, hay despidos masivos y ajuste?

E.L: Es el problema de la dinámica de la industria petrolera. Argentina no tiene un petróleo de calidad. En toda esa zona hay un tipo de petróleo que no se consume en Argentina, en cambio sí se lo exporta todo. Ahora, con los precios actuales no se puede exportar, porque no es competitivo. Internacionalmente el petróleo ha caído mucho; la forma en que ese petróleo puede ser exportado es con subsidio del Estado o aumentando el precio de las naftas para que las empresas reciban más dinero y exporten. También está el problema de las empresas que solo vendrían a explotar petróleo en condiciones de un precio de altísima rentabilidad, porque si no se van a Irán, Venezuela, o a cualquier otro país en donde sale petróleo de todas partes. En Argentina el costo del petróleo es más caro; entonces hay en el país ese tipo de problemas, que en última instancia todo esto, son los problemas del capitalismo argentino. El capitalismo argentino no es competitivo. Ahora bien, la forma de salir de eso es tomando medidas anticapitalistas fuertes, que ningún gobierno que hemos tenido o el que tenemos han querido tomar. Periódicamente, después de un periodo de ciclo expansivo de la economía, viene siempre una política de ajuste, sea gobierno militar, gobierno democrático, neoliberal, o más de tipo mercado internista. Siempre aparece una política de ajuste, porque Argentina es un país capitalista de tipo dependiente que tiene un desarrollo insuficiente y deformado de sus fuerzas productivas. Son esas deformaciones, esas insuficiencias, las que generan desequilibrios estructurales muy fuertes que hacen que cada tantos años se recaiga en un ajuste. En ese sentido, hay que reconocer que el kirchnerismo estiró las condiciones mucho más allá de lo posible para evitar el ajuste, aunque si hubiera ganado las elecciones el ajuste lo hubiera tenido que hacer, tal vez no con estas características pero algo tendría que haber ajustado. Es un problema inherente al capitalismo argentino donde hay que poner el eje de estos problemas, porque si no uno analiza esto fríamente y puede pensar que no hay salida, y en realidad esto siempre será así mientas haya este tipo de gobiernos.

E.L.M: En relación a la actividad extractiva, el petróleo, por ejemplo, sabíamos cómo se manejaba el gobierno que pasó con las commodities, ¿respecto a este tema, cómo se maneja el actual gobierno?

E.L: Lo que hacia el otro gobierno en todo el ámbito de la economía, especialmente en lo extractivo, era poner algún tipo de regulaciones. En el caso concreto de la soja, el trigo, el maíz y la minería manejaban el precio vía retenciones, que son absolutamente necesarias, porque la industria argentina históricamente no es competitiva. Depende de la tasa de ganancia que obtenga de una actividad específica, pero de una cuota adicional de ganancia que viene por medio del flujo de la renta agraria. En cuanto a la renta agraria, hay una porción de renta extraordinaria de la que el Estado se apropia en los casos de gobiernos reguladores, para transferirla al sector industrial. Eso es lo que intentaba hacer el gobierno anterior. De todas maneras eso llegó a un límite. El gobierno actual como tiene una concepción neoclásica, de absoluta libertad de mercado, de estar contra de todo tipo  de regulación, lo primero que hizo fue devaluar e inmediatamente anular el control de cambios, al igual que bajar retenciones a la soja con la promesa de continuar bajándola en los años que vienen, además de eliminar las retenciones a la minería. Esta última eliminación no tiene justificación de ningún tipo; es por la misma razón que el gobierno actual se opone a la llamada ley antidespidos porque implica un mecanismo regulatorio en el mercado, y para este gobierno el que define estas cosas es el mercado. Entonces, si el mercado dice que hay que despedir gente, hay que despedir. Cuando el mercado diga que hay que tomar gente se toma gente. Es la absoluta libertad de mercado lo que tiene a largo plazo este gobierno, que lo diferencia claramente del gobierno anterior.

E.L.M: Cuando supimos que ganaba Macri pensamos que las medidas a aplicar iban a ser más graduales, pero vemos que ha realizado medidas de shock en algunos casos. En consonancia, empezamos a ver algunas notas críticas en medios de comunicación aliados a su gestión que, desde nuestro punto de vista, es como decirle “están bien las medidas pero no tan rápido porque nos van a llevar puestos a todos”. ¿Qué percepción tenés de esta disparidad de criterios de la burguesía de cómo aplicar un mismo plan pero teniendo en cuenta las consecuencias que puede llegar a tener?

E.L: Este plan genera un conjunto de contradicciones. Hay sectores de la burguesía que están viéndose perjudicados por la caída del consumo de los hogares, todas las pequeñas y medianas empresas están muy críticas. Algunas noticias en los diarios expresan eso, como diciendo “estuvo bien la dirección que tomaron, pero se olvidaron de la variable social”. El gobierno responde que algo ha hecho, pero por ejemplo respecto a la baja del IVA en los artículos de primera necesidad recién ahora va a ser tratado en el Congreso; los 500 pesos que les dieron a los jubilados recién se van a cobrar en mayo. Algunas cosas que hicieron vienen con absoluto retraso y son insuficientes, porque no se equipara el aumento de los salarios, esto es algo de lo que se queja Clarín, pero esa es una estrategia tanto del gobierno como de las empresas porque después cuando vienen las paritarias, el bache que se ha producido desde principio de año, no se los paga nadie, es una ganancia clara para las empresas. Y el gobierno hace esto porque es un estímulo para las empresas, pero ante esto las empresas dicen “si la demanda va a caer, para qué voy a invertir”. Es lógica empresarial y es razonable, ya que el único objetivo de la empresa es la ganancia. Pero más allá de esta crítica de Clarín y de otros sectores, hay otro sector de los gurúes de la capital que están diciendo que el gobierno es muy gradualista y que la inflación no baja porque no ha bajado drásticamente la emisión monetaria. Están diciendo que la rebaja de los subsidios a la luz, el gas, el agua y el transporte tendría que haber sido mucho más fuerte para que la economía se reequilibrara más rápidamente. Entonces, siempre hay alguien más a la derecha que el otro aquí.

E.L.M: Teniendo en cuenta este panorama que grafica, ¿cómo cree que va a seguir todo esto?

E.L: Hay una disputa muy fuerte. En primer lugar, la concentración obrera del 29 de abril pasado es un dato que no hay que dejar pasar, porque las direcciones sindicales tradicionales, el peronismo, la burocracia, hacen sus negocios con todos los gobiernos, pero aun así expresan aunque sea deformadamente lo que está pasando en la base de los trabajadores, de los sectores populares. Y ellos saben que en la base hay mucha inquietud y preocupación por la inflación, por la carestía de la vida, por la desocupación, y saben que algún tipo de respuesta hay. Desde el punto de vista de los discursos no tuvieron ningún tipo de correspondencia con la multitud que hubo ahí abajo. Hay un mínimo de 150.000 personas o más, de los cuales el 80% eran trabajadores organizados como  tales. La segunda cuestión es que el gobierno está a punto de sufrir una derrota en la dinámica parlamentaria porque la ley antidespidos va a salir de alguna forma, y el gobierno se va a ver obligado a vetarla, con lo cual va a agudizar la crisis con los sectores populares. Pero además lo que prometió el macrismo como gran salida, una vez que levantara el cepo y devaluara, fue que iban a llover los dólares, pero por ahora eso no pasa.

E.L.M: ¿Qué podes decir respecto de lo que planteabas acerca de que quien está en el poder no es un administrador de la burguesía, sino que es la burguesía misma?

E.L: Exacto, es una de las grandes fortunas de la Argentina.

E.L.M: Eso significa que quien toma las decisiones nunca se tomó un colectivo, ni tuvo que depender de un salario. Es decir, no está preparado para la administración de un país donde hay intereses, choque de clases, a partir de lo cual podríamos inferir que desconoce el mecanismo político a través de los cuales se hegemoniza a la clase dominada.

E.L: Eso es válido para los políticos burgueses de carrera, sea Alfonsín, los Kirchner, incluso Menem, que sabemos surgen de otra manera, tienen la pelea dentro del partido, deben recorrer las calles para ganar votos. Incluso su origen de clase es otro. Ahora bien, plantearlo así sería pensar que hay cierta ingenuidad o cierto desconocimiento del macrismo. Y yo creo que es una clara percepción de clase, porque por ejemplo cuando asumen los radicales, cuando asumen los peronistas, la confusión de clase es muy grande. Pero ahora no, ahora está muy claro quién es la clase que domina y quién es la dominante. En ese sentido esto responde a una suerte del capitalismo originario. Algo que no habíamos vivido nosotros  desde la primera época del peronismo, ya que en aquella época el peronismo cambiaba las cosas introduciendo los partidos populares, etc., como también hizo el Yrigoyenismo. Pero con este gobierno es la primera vez en la historia que la clase social dominante gana las elecciones, libres, democráticas y amplias. Es histórico en ese sentido. Pero este dirigente no ha padecido necesidades básicas, lo cual lo aleja de la sensibilidad social, pero al mismo tiempo es lógico que no la tenga ya que representa a una clase cuyo objetivo es maximizar la ganancia. En ese sentido, yo creo que todo está más claro, volvemos al capitalismo como debe ser.

E.L.M: En su opinión, ¿cuáles serían las medidas para frenar esta crisis?

E.L: Lo primero que hay que hacer es instalar un control de precios en serio, sacar una ley que prohíba los despidos por 6 meses o un año, buscar los aumentos salariales o sino darlos por decreto. Hay muchas cosas que un gobierno podría hacer para resolver estas cuestiones, una mayor intervención del Estado, pero todo eso va en contramano con lo que pregona este gobierno. Esto se lo va a tener que imponer no solo desde el Senado, el Congreso, sino con la movilización de la gente en la calle. No hay otra perspectiva más que los trabajadores, los sectores populares, las clases medias que están siendo perjudicadas fuertemente por esta crisis, comiencen a expresarse políticamente sino volvemos a una recesión muy profunda. En otras épocas decíamos “dos buenas cosechas y salimos de la crisis”, pero ahora sabemos que ya no es así. Y además el mercado mundial hoy no está a favor de países como los nuestros. Hoy el mercado mundial está ofertado, no hay demanda. Entonces tenemos dificultades para vender nuestras cosas, tal es el caso de Brasil. El límite al ajuste es la respuesta de los ajustados. Y hoy los ajustados son los trabajadores en negro, en blanco, los pequeños comerciantes, los sectores de las barriadas populares, las pequeñas empresas. Estos sectores necesitan unificarse en una forma de expresión política común para enfrentar esta situación. Mientras esto no se logre vamos a seguir en este camino.


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