Río Negro: comienza el juicio por el asesinato policial de Pablo Vera en Fiske Menuko
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 12/02/2016
El próximo miércoles comienza el juicio por el asesinato policial de Pablo Vera en Fiske Menuko –Roca, Río Negro-. Las audiencias serán los días 17, 18, 22 y 26 de febrero. En septiembre del 2014, el policía Jorge Villegas gatilló contra la nuca de Pablo y lo destrozó. Dos meses después, una protesta de los familiares del joven fue reprimida y terminó con detenciones y salvajes torturas de las que fueron víctimas hombres, mujeres –una de ellas embarazada- y niños. Hoy, el homicida, miembro de la fuerza rionegrina, espera el proceso en libertad.
Por El Zumbido
Ser Pablo Vera, pronunciarlo
Lo primero que dijeron es que estaba robando. Porque era joven, porque era pobre, porque era un horario en que los jóvenes pobres no tienen nada que hacer en el centro de la ciudad. Pero sea lo que fuera que estaba haciendo ese pibe de J.J.Gómez en el medio de la localidad con nombre de genocida, ninguna bala tenía que matarlo. Ninguna bala policial tiene nada que hacer en el cuerpo de ningún pibe, aunque sea pobre, aunque esté donde la gente “de bien” no quiere que esté.
El 25 de septiembre del 2014 antes de las siete de la mañana un disparo sonó en el medio de Fiske Menuko. Y la voz de un nadie dejó de escucharse para siempre. 23 años tenía. Y una hija.
Entonces Pablo Vera empezó a ser un delincuente. Y el rol de los policías, ese que nos imponen desde los primeros años de vida, es perseguir delincuentes. Atraparlos. Dispararles. Es un juego de infantes que se reproduce hasta el momento en que las balas son de verdad y las vidas que se terminan están siempre del mismo lado. Seguramente a vos también te pasó.
Policía mata a ladrón. Héroe. Seguridad. Los miembros de las fuerzas que están en peligro.
Las pericias determinaron que el arma se disparó a 2,5 centímetros de distancia de la nuca de Pablo. Pero la versión policial, la del asesino de uniforme Jorge Villegas, la que reprodujeron los medios, hablaba de un forcejeo que nunca se pudo probar. Porque no existió. Porque si vos y yo forcejeamos con un arma y el arma si dispara, puede salir la bala para cualquier lado, menos para mi nuca o tu nuca.
Ser policía, matar
Todos los policías son así. Es más que un cántico el que sea toda la institución, no conocés a ninguno “bueno”. Si no matan, torturan, si no torturan, encubren. Y además –ya sin “si no”-, son corruptos, son abusadores, son fascistas, son machistas. Por si esto fuera poco, están legitimados por el Estado y de su mano –y una importante ayudita mediática- por gran parte de la población.
La inseguridad es un relato tentador. El miedo siempre fue el mejor aliado del poder, en todos los sentidos. Sin el recurso del miedo, no tendríamos 30.000 compañeros y compañeras desaparecidas. Daniel Solano contaría la historia. Carlos Painevil aparecería vivo. Otoño Uriarte hubiera sido liberada enseguida. Los pibes del alto de Bariloche no estarían bajo tierra. Pablo podría declarar en el juicio que está por empezar.
Como el temor vende más, y genera un negocio enorme como el de la seguridad, policías y militares hacen sonar sus botas contra el suelo de las calles, de las comisarías, de las cárceles. Tienen derecho a hacer lo que quieran en nombre de la paz social, estén o no reglamentadas determinadas acciones criminales.
Entonces el respaldo. En principio de sus colegas, luego judicial y finalmente de parte de la población. La investigación estuvo a cargo de un juez que fue policía de la provincia de Río Negro. Gustavo Quelín rompió con la detención de Jorge Villegas apenas quince días después de que asesinara a Pablo. Sucede que el magistrado se conmovió con las movilizaciones convocadas por la familia exigiendo libertad para un homicidio ocurrido “sin querer”, en cumplimiento de su deber, garantizar la tranquilidad en las calles rionegrinas.
El objetivo siempre fue demostrar un robo. Así, el arma asesina fue manipulada y no se hicieron pericias adecuadas sobre el cuerpo y la ropa de Pablo. Porque el pibe que habían matado bien podía ser disfrazado de peligroso. Y eso sumaba unos puntitos a la mafia policial –“uno menos”-.
Ser familiar de Pablo Vera, defenderlo
Se estaba terminando noviembre cuando la justicia volvió a rechazar la prisión preventiva para el policía asesino. Inmediatamente, y como ya había sucedido en otras oportunidades desde el 25 de septiembre, familiares y amigos de Pablo se nuclearon en el edificio judicial de Gelonch y Maipu a reclamar.
Se indignaron, lloraron, gritaron. Pero no podían hacer mucho más. La justicia es cómplice de los abusos policiales, sean de la índole que sean. Y a eso no hay vuelta que darle. El aparato judicial es un instrumento del poder, la justicia se hace en otro lado.
Empezaban a irse cuando se percataron de que había un operativo policial muy articulado apenas a metros de donde estaban. Y no pudieron seguir su camino. A los golpes fueron arrastrados a dos comisarías. 24 personas, entre ellos y ellas una mujer embarazada de 8 meses y niños. Nadie zafó de las torturas. 72 horas después los largaron, con causas que avanzaron más rápido que las de apremios.
Es más fácil investigar a un pobre por reclamar que a un policía por abusar.
Ser militante, que te duela la impunidad
La Coordinadora 13 de enero –fundada a partir de las detenciones arbitrarias de lxs compañerxs de la Cooperativa 1 de mayo de Bariloche tras los saqueos del 2012- acompañó el reclamo de Justicia por Pablo desde el primer día.
Movilizaciones, festivales, campañas, muestras, charlas, incondicionalidades. Fueron quienes mantuvieron en pie la lucha de la familia de Pablo, que en la mayoría de los casos similares termina cayéndose por el desgaste propiciado por las instituciones. Y son quienes hoy llegan al juicio acompañándoles, junto a otras organizaciones que se solidarizaron.
Las y los integrantes de la Coordinadora también fueron amenazados, perseguidos, hostigados. También tuvieron miedo. También creyeron que con ellos también podían. Pero no pudieron. No pueden. Y saben: “solo la movilización popular y el reclamo en la calle logrará que Villegas sea condenado a perpetua”.
Ser justicia, destaparse los ojos
El asesinato de Pablo Vera será debatido en las próximas semanas en Fiske Menuko. Las audiencias son el 17, 18, 22 y 26 de febrero a las 8:30 de la mañana en la Cámara Tercera del edificio ubicado en San Luis y Roca. No fue fácil llegar a esa instancia, requirió mucho trabajo y mucha paciencia.
María Ñancufil, la mamá del joven, se constituyó como querellante con el patrocinio de la abogada Victoria Naffa. Las juezas y el juez a cargo de decidir sobre la culpabilidad del homicida se llaman Veronica Rodriguez, Laura Edith Perez y Fernando Sanchez Freytes. La fiscal que intervendrá en el caso es Graciela Cecilia Echegaray. El abogado que encubre a Villegas es Juan Luis Vincenty.
Un policía asesino espera el juicio en libertad. Puede escapar o salir a matar y eso es indiferente para la justicia. Entonces la justicia la tenemos que exigir todos los días en la calle y particularmente estos días afuera de la sala de audiencias. Porque Pablo Vera no puede decir nada esta vez, y porque se van a decir muchas cosas de él.
Lo pronuncio. Pronuncialo. Pronunciémoslo porque la policía asesina todos los días, en Río Negro, en Neuquén, en Buenos Aires, en Mendoza, en Córdoba y en cada una de las provincias. Pronunciémoslo porque tiene que dejar de pasar.
#YoTePronuncioPabloVera
Diario del juicio: http://justiciaporpablo.com.ar/