Vanesa Orieta: “Si no hay justicia, no los vamos a dejar vivir tranquilos”
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 20/10/2015
El sábado 17 de octubre Familiares y Amigos de Luciano Arruga realizaron, en el ex destacamento policial de Lomas del Mirador ahora Espacio para la Memoria Luciano Arruga, una actividad artística y comunicacional a un año de haberse hallado el cuerpo del joven enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita.
El espacio ubicado en Indart 106, donde la justicia constató este año que Luciano fue torturado al menos el 22 de septiembre de 2008, fue ganado por la lucha de Familiares y Amigos junto con la APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos) La Matanza. Si las casualidades tienen lugar en un caso tan terrible, aquí va una. La larga lucha por la recuperación del espacio, ante la negativa de la Municipalidad de La Matanza, tuvo un hito: Familiares y Amigos realizaron una toma, cansados de esperar por la entrega del lugar, que se demoraba una y otra vez. Construyeron durante una madrugada un estudio de radio, y sostuvieron la medida hasta que la municipalidad tuvo que ceder, más de dos meses después. Esa toma comenzó el 17 de octubre de 2013. Exactamente un año después, la noticia nos colmó de asombro: habían aparecido los restos de Luciano.
La jornada, de la que participaron cientos de personas, incluyó una pintada de murales en el patio trasero de la casa, y una radio abierta con transmisión de la Red Nacional de Medios Alternativos desde las 14 horas.
Los integrantes del grupo de muralistas Chuño Padilla junto a artistas del Hospital Borda, colmaron de color las paredes de un lugar gris. Es imposible pensar que Luciano fue el único joven torturado en ese destacamento policial. Ese enclave oscuro de la represión policial contra los jóvenes de los barrios humildes comenzó a llenarse de esperanza cuando los Familiares y Amigos de Luciano pensaron que debía convertirse en un Espacio para la Memoria, en un lugar donde se cuente qué sucedió allí, pero que también intente evitar que no suceda más en otras comisarías. Pavada de objetivo.
Los niños y las niñas jugaron donde antes olía a tortura; los y las jóvenes se apropiaron de un lugar donde antes se los torturaba. Lo puso en palabras mejor que nadie Mónica Alegre, la mamá de Luciano, cuando el frío de la tarde ganaba su partida ante el sol que se fugaba: “hoy me levanté y no fue fácil. Pero cuando vine y los vi a todos ustedes, me cambió. Y cuando lo vi a mi nietito jugar en este lugar… eso fue muy fuerte para mí”, dijo en referencia al hijo de Vanesa, que corrió por el jardín de la casa durante toda la jornada y hasta dejó un dibujo suyo en la pared.
La radio abierta con transmisión en vivo de la RNMA, contó con entrevistas a Matías, integrante de Correpi; Pablo Pimentel, de la APDH La Matanza, Oscar Ciancio, integrante de la cooperativa de Salud Mental Ático y del grupo Voces de los Muros; Margarita Meira y Silvia González, Madres Victimas de Trata; las abogadas del CELS María Dinard y Eva Asprella, entre otros. Cerraron la jornada Vanesa Orieta y Mònica Alegre, la hermana y la madre de Luciano Nahuel Arruga.
Luciano desapareció el 31 de enero de 2009 y permaneció en ese estado hasta el 17 de octubre de 2014. Una larga cadena de irregularidades y/o complicidades llevó a que el cuerpo del adolescente haya sido enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita, luego de haber sido atropellado por un auto mientras cruzaba la Avenida General Paz, según los testigos, huyendo de alguien. Otros testimonios dan cuenta de haber divisado un patrullero con las luces apagadas en la colectora del lado de provincia. “Esto no fue un accidente”, dijo Vanesa casi a los gritos. “A vos, a vos y a vos se los digo –agregó señalando distintas casas vecinas-, no fue un accidente. A mi hermano lo mató la policía y lo despareció el Estado”, repitió una vez más, como cada vez, levantando esa consigna que identifica la lucha en la búsqueda por saber qué pasó con Luciano.
En mayo de este año se realizó un primer juicio vinculado a la causa. Allí, el policía bonaerense Julio Diego Torales fue sentenciado a cumplir 10 años de prisión por torturas ocurridas en ese lugar que hoy es un Espacio para la Memoria en construcción. Memoria dinámica, dice siempre Orieta, como un llamado de atención para aquellos organismos de derechos humanos que, preocupados por los juicios por crímenes de lesa humanidad, no posan su mirada sobre las violaciones sistemáticas de los derechos humanos de parte de las fuerzas de seguridad ahora mismo. Fue un gran triunfo aquella sentencia. Pero a la vez, es mínima como respuesta de parte de la justicia para una familia que ha sufrido tanto como ha sabido construir con solidez una organización dispuesta a meterse en su propia causa pero también a tomar las causas de otros como propia. Tal es el caso de dos jóvenes jujeños asesinados en Libertador General San Martín, Ledesma, por una bala policial. Cuando Mónica tomó conocimiento del caso de Pablo Oviña y Gonzalo Calderón, durante el reciente Encuentro de la Red Nacional de Medios Alternativos realizado en Jujuy, a través de su amiga Amalia Ortega (la mamá de Luz Gómez, del caso Luz y Diego), decidió quedarse allí para presenciar el juicio. Luego regresó y convenció a Vanesa de la necesidad de apoyar esa causa. Viajaron juntas para el día de la sentencia, que resultó ser absolutoria. Mónica cuenta que cuando vio aquel día de sentencia a Sibila, la joven mamá del adolescente Pablo Oviña, la abrazó como queriendo transferirle justicia. “Cuando yo conocí a Sibila Arébalo era una mujer devastada. La abracé. En ese abrazo quise yo hacer justicia, pero no pude. La llevé a Vanesa, y tampoco pudimos. Ahora la encontré a Sibila en Mar del Plata, en el Encuentro Nacional de Mujeres. Y va a venir el 31 de enero acá. Me gustó verla así. Ahora es una mujer luchadora”.
Antes, Orieta había lanzado una advertencia: “vamos a conseguir justicia, pero si no hay justicia, la vamos a hacer nosotros; no con violencia, no los vamos a matar, los vamos a escrachar. No los vamos a dejar vivir. Les vamos a caer en cada lugar en el que estén”. No hay lugar para dudar de que así será.