Rocío Moreno: “Estamos hablando de una dictadura”

Escrito por el 24/08/2015


Durante el programa del pasado viernes 7 de Enredando las Mañanas, nos acompañó en el piso Rocío Moreno, docente investigadora de la   Universidad de Guadalajara (México), para dialogar a cerca de la realidad de su país, el múltiple homicidio y feminicidio ocurrido en la Ciudad de México y las formas de resistencia, particularmente la experiencia autónoma  de la comunidad de Cherán. 

 

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Múltiple homicidio y dictadura priista

 

México es, sin dudas, uno de los países con mayor nivel de violencia en el mundo. La cercanía con los Estados Unidos, el avance del neoliberalismo ininterrumpido en los últimos 20 años y la complicidad del Estado con el narco hacen una mezcla explosiva que genera las condiciones propicias para reiteradas masacres y crímenes de índole política. Para charlar sobre el último caos de notoriedad pública y sobre la situación política en general de México nos acompañó en el piso Rocío Moreno, investigadora de la Universidad de Guadalajara que se define como “investigadora comprometida”.

Al ser interrogada sobre el último caos, Rocío afirmó que “se asesinaron a cinco personas con tiro de gracia y antes las torturaron. Eran cinco personas, un chico y cuatro chicas. Algunas personas dicen que dos o tres de las chicas fueron torturadas sexualmente. Se repartieron sus cuerpos por diferentes partes de departamento en una colonia de la Ciudad de México, la colonia Narvarte. Es un barrio de clase media y el edificio y la calle están multi vigiladas por cámaras de seguridad. Las versiones oficiales están diciendo que ha sido un robo, intentando ligar, particularmente a una de las asesinadas, de nacionalidad colombiana, con la prostitución y las drogas”. No obstante, no duda en afirmar que “todos sabemos que no es así, para nosotros y muchos mexicanos se trata de un genocidio que es parte de una táctica de terrorismo de Estado que estamos viviendo desde hace decenas de años, que nos habla y nos confirma que no tenemos garantías de seguridad en ningún sitio”.

Sostuvo la entrevistada que Rubén Espinosa, uno de los asesinados, foto periodista de la revista de análisis político Proceso y de la agencia Cuarto Oscuro, tenía años amenazado por Javier Duarte, el gobernador del Estado de Veracruz, donde él trabajaba. Las amenazas comenzaron en 2012. “Él publicó una foto que le molestó bastante al gobernador. Al día siguiente de publicada esa foto, el gobernador mandó a comprar la revista masivamente para sacarla de circulación y empezó un hostigamiento continúo y constante de amenazas hacia Rubén Espinosa”, aclaró Moreno.

A la vez, confirmó que Veracruz es el Estado donde ha habido más periodistas asesinados: “desde que Javier Duarte, del PRI, asumió la gobernación han matado entre 12 y 17 periodistas, las cifras varían. Otros cuatro han desaparecido. También se ha caracterizado este gobierno por los múltiples ataques a los medios de comunicación.”

Nadia Vera, otra de las asesinadas, era activista, gestora de cultura, artista y antropóloga. Participaba en un movimiento que se llama “Yo soy 132”, que nació en oposición al gobierno de Peña Nieto. Ella, según sostuvo Moreno, a partir del 2012 empezó a recibir una serie de amenazas. Fue golpeada por Policías en una protesta y luego de eso, comenzó a ver a esos mismos Policías constantemente fuera de su casa. Ella, en una ocasión, ya había dicho ante una cadena de televisión que responsabilizaba al gobierno de Javier Duarte de cualquier cosa que le pudiera pasar en su vida.

Desde la posición de la entrevistada “las muertes de Rubén Espinosa y Nadia, periodista y activista respectivamente, nos hablan de que cualquier tipo de crítica hacia el gobierno no puede ser emitida. Estamos hablando de una dictadura y a lo mejor los mexicanos no le queremos poner este nombre y me parece importante para nosotros empezar a hacerlo”.

Cuando nuestros entrevistadores de Enredando las Mañanas le preguntaron sobre la reacción del pueblo mexicano y las resistencias ante esta situación, Moreno no dudo en afirmar que la Masacre de Ayotzinapa fue un punto de inflexión y que esté  caso también lo será: “Desde mi punto de vista, son puntos de inflexión desde un continuo de violencia que se vive en el país. Pero yo los veo claramente como dos puntos de inflexión. En el caso de Ayotzinapa yo por primera vez vi a bastante gente salir a las calles. Gente que se consideraba apolítica cambió su posicionamiento porque la violencia es constante, cada día. Entonces yo creo que Ayotzinapa nos ha dejado una lección bastante importante a los mexicanos. Omar García, en el caso de Ayotzinapa, decía “nos quitaron el miedo”, y cuando nos quitaron el miedo vimos que no tenemos nada que perder. Todo lo que han hecho en territorio mexicano es meter un miedo que nos hace meternos en la casa para no enfrentar al narco. Luego de Ayotzinapa, comenzó a verse como en lugar de tener un miedo que nos paraliza hay que ver como nos moviliza. Pero desde la precaución, viendo cómo construir redes de confianza. Pero también, redes de seguridad.”

A su vez, afirmó que se “están ensayando otras formas de protesta. Porque ¿cómo le vamos a pedir justicia a un Estado que nos está matando? Entonces ahí estamos, desde Ayotzinapa, comenzando a reflexionar sobre este tipo de cosas. Ya sabíamos que teníamos un narco-estado. Ya sabíamos que el gobierno está completamente atestado y sirve al narcotráfico. Pero yo creo que nunca habíamos visto tan claro el triángulo de muerte que nos gobierna entre poderes económicos, poderes políticos y el crimen organizado.”

 

Sobre Cherán y la experiencia autónoma

 

En relación a las resistencias populares a dicho triángulo de poder, Rocío afirmó que las experiencias de Ayotzinapa, Cherán y Chiapas sirvieron para construir los “lugares más seguros de México”. No sólo eso, sino que la entrevistada redobla la apuesta: “no me atrevería a decir sólo de México, del mundo.” Estamos hablando de casos donde las comunidades se organizaron para tomar en sus manos la seguridad y la vida misma a través de un proceso de construcción cotidiana. Según resaltó la entrevistada, en estos procesos es fundamental el conocimiento por parte de las comunidades de que “no hay recetas, que va a haber ensayo y error. Y que, de todos modos, los que más importa ahora es echar a este triángulo de muerte que nos gobierna.”

En el bloque siguiente, la entrevistada se explayó con más amplitud sobre el caso de Cherán, comunidad a la que ella conoce con mayor suficiencia a causa de su participación como activista social. La comunidad, según nos indicó, está ubicada en el Estado de Michoacán, en el centro del país. Es una comunidad indígena purépecha de 17.000 habitantes, según el censo del 2010. Es municipio, comunidad y pueblo indígena, lo cual es extraño en México, según resaltó la entrevistad, porque “casi siempre el ordenamiento territorial lo que hizo fue que los pueblos indígenas estuvieran sometidos a un municipio mestizo para hacer el proceso de blanqueamiento cultural mucho más efectivo y seguir con opresiones raciales y de clase social.”

Esta comunidad y municipio purépecha está ubicada en un territorio boscoso. La comunidad siempre ha vivido del bosque y la principal actividad de la sostiene es la siembra de maíz, trigo y, sobre todo, captación de resina. Como todos los pueblos indígenas han vivido un proceso de extracción de los recursos naturales bastante fuerte y, a partir del siglo XX,  se ha explotado la madera de los bosques.

La cultura purépecha, según resaltó la entrevistada, establece una relación muy particular con el bosque: “ellos no consideran que habitan el bosque, sino que dentro de su cosmovisión es el bosque el que los habita a ellos”.

Hecha esta introducción general, Moreno nos comentó sobre los acontecimientos políticos y económicos que causaron la insurrección popular que aconteció en Cherán. El pueblo había tenido un gobierno del PRD, “la supuesta izquierda en México”, como resaltó irónicamente Moreno, y luego regresaron al PRI. “Cuando esto sucede el presidente municipal negoció la explotación de los bosques con empresarios madereros y el crimen organizado. Desde que esto sucedió, los cheranenses dicen que cada día se bajaban de 200 a 300 toneladas de madera día y noche. No los dejaban dormir. Esta madera venía resguardada por el crimen organizado. El crimen organizado, en cuanto pasaba, extorsionaba a la población, como pasa con el narco en casi todo México, pidiendo cuotas para garantizar tu seguridad”.

Las cusas de estos hechos, según Moreno, se vieron con rapidez: “lo que sucedió fue que, en poco tiempo se mataron a 16 comuneros y en dos años la deforestación se disparó al 80% de sus bosques, más o menos 7 mil hectáreas boscosas fueron completamente devastadas. La gente de Cherán durante todo este tiempo no podía salir a sembrar. Estaba metida en sus casas, había un toque de queda y a las 7 de la tarde todo el mundo se mete en la casa y no quedaba nadie en la calle”. Pero hubo un hecho que marco un punto de inflexión: “en este proceso de deforestación se talaron unos árboles que tenían 200 años y se ubicaban en un lugar sagrado para los purépecha. Al suceder esto, en abril del 2011, por iniciativa de mujeres de la comunidad, se comenzaron a organizar para sacar a los tala montes, al presidente municipal y al crimen organizado del territorio. La mañana del 15 de abril, un grupo de mujeres purépechas se enfrentaron a cuatro camiones de tala-montes y al crimen organizado lanzándoles cohetes. En ese momento tocaron las campanas de la Iglesia y todo el pueblo, 17 mil personas, salieron a la calle. Echaron al presidente municipal, le quitaron a la policía sus armas y empezaron a levantar barricadas en todo el pueblo para que no regresaran ni el crimen organizado ni los tala-montes, ni se metiera el ejército o la policía.”

Según explica la entrevistada, los purépechas dicen que la reacción fue “natural y espontánea”.  A partir de ese momento se establecieron en el pueblo mecanismos de autodefensa que, según explica Moreno, los originarios relacionan con el Dios Fuego.

El pueblo está dividido en cuatro barrios que poseen su propia asamblea y, a la vez, desde que se expulsó al presidente municipal, existe una asamblea general que gobierna la ciudad. Esto, según resaltó la entrevistada, se corresponde con las viejas estructuras organizacionales que habían sido desplazadas cuando llegaron a Cherán los partidos políticos de la mano del Estado Federal. Así, la comunidad reestableció prácticas propias de su cultura.

Durante los primeros 10 meses, según aclaró Moreno, esta lucha se sostuvo económicamente mediante redes de solidaridad, la sociedad civil y parientes de los comuneros que vivían en Estados Unidos.

Desde el 2001 la constitución de México reconoce la autonomía y la libre determinación de los pueblos originarios, razón por la cual, amparados en la ley, el pueblo de Cherán exigió auto gobernarse mediante su propia cultura, usos y costumbres. Según expuso Moreno, esto no tiene que ver con un vestido, una música tradicional o una cuestión folklórica, sino que es “una cuestión más integral, un principio de vida, algo que corre por la sangre y no se puede mercantilizar”. Gracias a la vía legal obtuvieron luego de un largo camino jurídico el reconocimiento del Estado de Michoacán para poderse organizar y llamar a elecciones mediante sus propias costumbres. Actualmente el pueblo posee un Consejo Mayor de 12 miembros más 6 Consejos Operativos donde participa toda la comunidad y son electos en asambleas a mano alzada, revocables y sin posibilidad alguna de reelección.  

 


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