Mesa Especial: Haití – 1915-2015. De la primera ocupación yanqui a la Minustah.

Escrito por el 28/07/2015

Un 28 de julio de hace 100 años, marines estadounidenses desembarcaron en Haití. Además de objetivos económicos y geopolíticos llegaron para disciplinar al primer pueblo en liberarse en Latinoamérica. La Minustah, nueva forma de ocupación imperialista, tiene ya 11 años de historia. Para abordar estos temas, en el Enredando las mañanas del martes 28 de julio armamos una mesa con Eduardo Grüner (sociólogo, ensayista), Henry Boisrolin (coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina), Beverly Keene (integrante de Jubileo Sur-Diálogo 2000) y Camille Chambers (dirigente de PAPDA, una organización para el desarrollo alternativo de Haití) que se encontraba en Puerto Príncipe.

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Durante la emisión de Enredando las mañanas comenzamos dando el marco histórico de aquella primera invasión, las resistencias, la brutal imposición del régimen de ocupación para llegar a un presente que encuentra a Haití con un gobierno títere y la complicidad en la opresión del pueblo haitiano de la mayoría de los gobiernos latinoamericanos.

El primero en tomar la palabra fue Eduardo Grüner. El sociólogo y ensayista realizó un contexto de la invasión ocurrida el 28 de julio de 1915, que – según explicó – tuvo motivaciones culturales, económicas y geopolíticas: “uno de los pretextos de la invasión fue el asesinato del presidente Guillaume Sam en Haití que se produjo a principios de ese año. Hay que recordar que había estallado la primera guerra mundial en la que Estados Unidos estaba involucrado, y que además en Haití había una importante presencia alemana en el comercio, todo eso se utilizó como pretexto de patas muy cortas porque la guerra terminó en 1917 y los norteamericanos se quedaron en Haití hasta el ’34. La cuestión es que los norteamericanos tomaron absoluta posesión de la república de Haití en todos los ámbitos, con lo único que no se metieron mucho fue con la educación pero controlaron absolutamente la política y la economía, y casualmente en 1917 forzaron una reforma de la Constitución haitiana para introducir una cláusula que estaba absolutamente prohibida que era la posibilidad de que los extranjeros tuvieran propiedades territoriales en Haití. Ya ahí vamos dándonos cuenta de cuáles fueron las verdaderas motivaciones, fue una ocupación tremendamente violenta, tremendamente cruel, que incluyó más de 3.000 asesinados de los movimientos de resistencia haitiano, los llamados Cacos, y se calcula que unos 6.000 muertos en los campos de trabajo forzado que instalaron los norteamericanos. Una república que en su gran revolución declaró la independencia en 1804, fue el único movimiento de independencia en el continente americano donde las clases explotadas por excelencia que eran los antiguos esclavos de origen africano tomaron el poder y fundaron una nueva nación, pero con la ocupación norteamericana volvieron a un sistema prácticamente de esclavitud igual al que habían tenido cuando eran colonia francesa. (No se animaron a dar el paso de restituir la esclavitud porque) eso quedaba mal pero lo practicaron sin la necesidad de una formulación jurídica explícita”.

Luego fue el turno de Henry Boisrolin, quien agradeció la realización de esta mesa especial: “este programa representa una especie de solidaridad plena con la lucha del pueblo haitiano. Agradezco no solamente en nombre mío, sino también en nombre del pueblo haitiano”.

Respecto a la primera ocupación norteamericana en ese país, el coordinador del Comité Democrático Haitiano en Argentina señaló que existen varios elementos a tener en cuenta: “en primer lugar esto se debe al expansionismo del imperialismo norteamericano, en segundo lugar esta ocupación no trajo ningún hecho beneficioso para el pueblo haitiano, en tercer lugar reforzaron relaciones desiguales en el seno de la sociedad haitiana conformando y consolidando un bloque de poder, un bloque hegemónico, y este bloque tiene raíces desde la época colonial, apoyándose fundamentalmente sobre la burguesía u oligarquía mulata haitiana. Los primeros presidentes de la ocupación son todos los llamados mulatos, en la jerga colonialista mulato significa mula. Otro elemento es que esta ocupación transformó a nuestro país en una perfecta neocolonia de los Estados Unidos, y son esas estructuras neocoloniales que a través del tiempo fueron resistidas por los campesinos, las masas desfavorecidas y el campo popular en general, y frente a la explosión demográfica – Haití es un país de 27.000 kilómetros cuadrados en el que viven más de 10 millones de seres humanos – no hay renovación de las estructuras económicas, Haití se ha transformado en una periferia de la periferia de los países periféricos a causa del rol impuesto desde la primera ocupación en la división internacional del trabajo. Son estos elementos los que hay que tener en cuenta a la hora de examinar la primera ocupación militar norteamericana”.

De todos modos, Boisrolin subrayó con especial énfasis la permanente capacidad del pueblo haitiano de desarrollar algún tipo de resistencia frente a esta situación: “esto nos ha costado bastante sangre, sudor y lágrimas porque no se trata solamente de los cacos, sino de otros distintos elementos de la sociedad haitiana, pero también tengo que hacer una autocrítica, que es que por lo menos desde el asesinato del líder de la revolución de 1806 no supimos o no pudimos encontrar desde el campo popular haitiano el camino para retomar esta gran epopeya, esta gran lección a la humanidad, para la dignidad de los seres humanos, que culminó con la proclamación de la independencia de Haití el 1 de enero de 1804. Desde el asesinato de Jean-Jacques Dessalines en 1806 el campo popular haitiano está buscando su rumbo y todavía no pudo encontrarlo. Sin embargo, Haití empieza a salir sobre todo en el cono sur de su aislamiento, y ese es un paso positivo porque entendemos – y el mayor esfuerzo lo tenemos que hacer nosotros – también que el acompañamiento y la solidaridad de ustedes constituye un elemento fundamental”.

 

Minustah

A su turno, Beverly Keene, integrante de Jubileo Sur-Diálogo 2000, recordó lo sucedido hace 11 años atrás cuando entró en funcionamiento la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah): “en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, un espacio que se resalta por su carácter totalmente antidemocrático, pero que en el momento posterior al golpe de Estado; cuando se saca a (al por entonces presidente haitiano Bertrand) Aristide, que lo sacan de su casa en medio de la noche y lo ponen en un avión de Estados Unidos no con su pijama, como Manuel Zelaya en Honduras, pero sí, lo sacaron de su casa en medio de la noche, lo pusieron en un avión  y lo mandan a África; en ese momento, en la discusión del Consejo de Seguridad sobre los próximos pasos, obviamente ya había una propuesta sobre la mesa de parte de Francia y Estados Unidos, que era construir la Minustah, y comentan que va a ser necesario por lo menos 20 años de presencia de esa fuerza multilateral. Creo que es importante recordar ese momento por esa noción de que efectivamente desde afuera de Haití se tiene que corregir a la población haitiana, que desde afuera se sabe cómo tienen que comportarse los haitianos, las haitianas, las instituciones haitianas, y que la presencia de la Minustah con tropas militares o también sin tropas militares, que es también una vertiente que quizás en los próximos años vamos a estar viendo, es necesaria para corregir, o sea para controlar y someter a Haití nuevamente a lo que son los intereses y las expectativas de Estados Unidos y esa llamada comunidad internacional. Entonces me parece que esa historia de rebelión, de liberación, esa lucha para la emancipación que ya lleva varios siglos tiene una impronta todavía muy fuerte en la presencia de la Minustah, en la presencia lamentablemente de tropas de toda América Latina, además de la dirección permanente de Estados Unidos, de Francia, Canadá, o sea de los poderes imperiales”.

En relación a la situación actual en Haití, Camille Chambers, dirigente de PAPDA, expresó: “la situación política está muy mal producto de cuatro años de un gobierno que desde su aparición se manifestó como un enemigo. Fue un intento de reinstaurar un estado autocrático y esto fue apoyado totalmente por la Minustah. En este momento estamos en un vacío institucional casi completo y se están preparando elecciones en tres turnos que tienen muchas dificultades logísticas y políticas porque sabemos que uno de los elementos del imperialismo fue instalar un control del espacio electoral a través de la Minustah y de la OEA, y no se ha producido realmente una descolonización del espacio electoral y mucha gente tiene dudas sobre la posibilidad de que el pueblo haitiano pueda expresarse realmente en estas elecciones. Acá hay mucha incertidumbre sobre las próximas elecciones y tenemos una situación económica catastrófica con 4 millones de personas con inseguridad alimentaria, con una caída de la tasa de cambio de la moneda nacional respecto al dólar y una inflación muy importante, y una reducción significativa del poder de compra de la población.

Para Chambers, está claro que Haití se encuentra bajo una ocupación militar, que es la Minustah que representa la continuidad de años de ocupación, con el control de todos los espacios estratégicos de decisión: “es una ocupación que destruye la capacidad de producción del país, de las instituciones democráticas para hacer la sustitución de las instituciones nacionales por las instituciones de Naciones Unidas, de la OEA, en este sentido es un plan que debilita a Haití, debilita a los espacios políticos porque excluye al pueblo de Haití del ejercicio democrático mínimo, y en este sentido es un plan que confirma la famosa clasificación imperial de los estados que están produciendo las condiciones para prolongar este famoso concepto de Estado fallido (de Haití) para justificar la intervención militar y sabemos que esa presencia militar no solo debilita a Haití, es también una amenaza para todos los pueblos de la región, del continente, en el sentido que eso participa de un proyecto de remilitarización imperial del Caribe, con una red de espionaje muy sofisticada y con la complicidad incluso de muchos gobiernos, y en este sentidos es muy importante que el pueblo latinoamericano entienda cuál ha sido el objetivo básico de esta ocupación militar y de este intento de control desde afuera de lo que pasa en Haití, en el Caribe, y en todo este intento de un nuevo operativo de control militar que se esconde en un pseudo concepto de solidaridad sur – sur que nada tiene que ver con esto y que empeora la situación de Haití, en donde incluso se dio una expresión criminal porque como sabemos la ocupación de la Minustah generó la introducción del cólera que mató a más de 8600 haitianos e infectó a más de 768.000. Y hasta ahora no reconoce su culpa ni trae recursos significativos para la erradicación del cólera. Así que estamos hablando de una situación criminal, destructiva, que debilita las instituciones democráticas del país y realmente nos exige ahora mucha más determinación en la lucha contra la ocupación militar, una lucha que queremos llevar a cabo con la solidaridad concreta de los pueblos latinoamericanos que también están luchando contra el imperialismo”.

 

El rol de los gobiernos latinoamericanos

“Lo que a mí me resultaría importante aclarar es por qué esos países han decidido acompañar  a ese proyecto netamente imperialista, manejado, armado, elaborado por los Estados Unidos, por qué gobiernos como los de Brasil, Bolivia, Ecuador, Argentina, han decidido participar en esto”, señaló Henry Boisrolin en diálogo con Enredando las mañanas. En este sentido, agregó: “(lo hacen) con un discurso realmente que raya una tercerización del imperialismo, es decir reproduciendo los estereotipos racistas, xenófobos con respecto a la incapacidad del pueblo haitiano para poder dirigirse. Escuché a algunos dirigentes, en Uruguay por ejemplo, diciendo que no hay organizaciones populares en Haití, que es un pueblo como huérfano, yo puedo asemejar eso a lo que decía Bush con respecto a Irak, por más que no tuviera armas de destrucción masiva, hay un dictador, hay que liberar al pueblo que no puede hacerlo, lo mismo pasa cuando uno examina lo que pasó en Libia. Entonces escuchar a los dirigentes latinoamericanos que han planteado diferencias con el imperialismo, por ejemplo la actitud del presidente Evo (Morales) en Bolivia de echar al embajador yanqui, y sin embargo aceptar participar en algo que nos trajo cólera, más de 7000 muertos, una ONU que no reconoce esto, donde hay violaciones de niñas por parte de las tropas de las Naciones Unidas, hay represiones a movilizaciones populares, hubo masacres en barrios populares como Cité Soleil por ejemplo, manipulando resultados electorales a favor de un presidente que es lo más humillante que ha conocido Haití; todo esto uno se pregunta por qué, aquí se ha visto que han sacrificado al pueblo haitiano sobre el altar de algunas cosas que no son capaces de decir, de ahí un llamado urgente a las organizaciones populares latinoamericanas para que realmente pidan explicaciones y exijan un cambio rápido, sino se están convirtiendo en lo mismo que pasó en la Guerra de la Triple Alianza, que han destruido al pueblo paraguayo y lo mismo está sucediendo con el pueblo haitiano. Después hay también un desconocimiento total de la historia, si conocen a la historia la ocultan y no tienen en cuenta esto. No hace seis meses sino hace once años (de la presencia de la Minustah en Haití), ese es el tema fundamental, y creo que hay una responsabilidad insoslayable de esos dirigentes en esto y son cómplices del imperialismo norteamericano en la destrucción del pueblo haitiano que no pide otra cosa que el respeto de su soberanía y su derecho a su autodeterminación, en este sentido es importante ver cuando examinamos esto el rol que desempeña Cuba, Venezuela, que son países que realmente ayudan a Haití pero sin un soldado adentro”.

Sobre el mismo tema, Beverly Keene reflexionó: “en Argentina tenemos una situación de retirada de las tropas de Haití pero lo hacen cumpliendo no con la voluntad expresada del gobierno argentino sino con la decisión tomada en el Consejo de Seguridad por Estados Unidos y Francia de ir achicando la cantidad de militares en Haití; entonces en esa pregunta de por qué están ahí, por qué Argentina sigue incluso reivindicando la presencia de las tropas y lamenta efectivamente ese retiro, yo creo que es importante que incorporemos a nuestro trabajo de solidaridad el llamado a Argentina, Brasil, Uruguay, Chile, a todos los países sobre todo de América Latina, que asuman su corresponsabilidad por las consecuencias que la Minustah ha traído al pueblo haitiano y esto significa poner fin a la impunidad de esa epidemia de cólera, esta realidad de que Naciones Unidas no se quiere hacer cargo, no reconoce su responsabilidad. Nosotros tenemos una obligación de reclamar a nuestros gobiernos y sobre todo aquí en Argentina un gobierno que se jacta permanentemente a nivel internacional de ser un gobierno que respeta los derechos humanos, que impulsa el respecto a los derechos humanos, en todas las esferas y sin embargo tenemos una realidad en Haití, una situación de violación tremenda y una situación de impunidad total , esa es una responsabilidad muy grande que tenemos que ir asumiendo. Por otra parte, creo que tenemos que avanzar en un debate acerca del rol efectivamente que los militares de nuestros países están cumpliendo en Haití y cuáles son las hipótesis de conflictos y las nuevas doctrinas de guerra que están ensayando en Haití y ahí nos encontramos con una situación que se ha denunciado mucho en Brasil donde las fuerzas de la Minustah también se han jactado mucho de que las tropas brasileñas van a Haití para aprender tácticas y técnicas de control social que después aplican en Brasil, y esto se ha visto y denunciado muchísimo sobre todo por los compañeros y las compañeras en Río de Janeiro respecto a la ocupación de las favelas, todo lo que es la política de control social altamente militarizado en las favelas de las grandes ciudades de Brasil que tienen una estrechísima relación con la experiencia de los militares en Haití. Enviar tropas a otro país para las fuerzas armadas argentinas es también un negocio que mueve mucha plata y esos recursos le vienen bien a la comandancia y a las tropas que cumplen con esa estadía en Haití pero también están aprendiendo las mismas hipótesis de conflicto, de control social urbano, la actuación en situaciones de desastres o catástrofes llamadas naturales, y también hipótesis de conflictos nuevos que avanzan en el continente que supuestamente tienen que ver con la defensa de los recursos naturales, los bienes naturales, pero nos tenemos que preguntar realmente para quién es esa defensa porque si es como en Haití donde bajo la ocupación ha avanzado la ocupación las tierras más fértiles de Haití por parte de las grandes empresas trasnacionales para producir lo más barato de América, para exportar a Estados Unidos, o la megaminería a cielo abierto, la búsqueda de oro, petróleo y otros minerales, el turismo de lujo, todo lo que es la política de agroexportación, es una defensa de los recursos naturales para las grandes empresas”.

 

Solidaridad

Hacia el final de la mesa especial, Eduardo Grüner afirmó que el intento de disciplinamiento del pueblo haitiano lleva ya 210 años de historia: “nunca se le perdonó a Haití que haya producido entre 1791 y 1804, que se declaró la independencia, esa extraordinaria revolución que fue la más radical, la más profunda de las que se han producido en el continente americano. Ese pueblo fue sistemáticamente acosado, destruido intencionalmente y jamás se les perdonó la enorme ruptura que supuso esa gran revolución en su momento. En ese contexto, la invasión de 1915 es altamente simbólica, entre otras razones, porque fue como el puntapié inicial de las políticas intervencionistas directas del imperio a lo ancho y largo de todo el mundo, y para mayor dramatismo o vergüenza, siempre bajo el argumento de llevar la democracia, de enseñarle a los pueblos ‘inferiores’ a vivir de manera más ‘civilizada’, esta enorme fantochada de aplicar la civilización de manera bárbara; y eso continúa de una u otra manera hasta el día de hoy (…) Un Estado puede estar fallido o fallado por muchas razones. En este caso particular (de Haití) sin dudas que las fallas que pueda haber en el Estado Haitiano reconocen causas absolutamente externas, impuestas, brutales, forzadas (…) Es una verdadera vergüenza que los gobiernos democráticos, supuestamente progresista de Latinoamérica estén implicados en algo que carece de toda legitimidad internacional, humana, política, ideológica. Y me parece absolutamente necesario que el mundo entero, en especial Latinoamérica, conozca una situación que ha sido ocultada, disimulada, disfrazada, de todas maneras como lo ha sido desde el principio la gran revolución haitiana. (…) Creo que es una gran responsabilidad la que tenemos el conjunto de los pueblos latinoamericanos en exigir la inmediata finalización de esta barbaridad y la terminación de la complicidad de nuestros gobiernos con el imperialismo”. 

Por su parte, Boisrolin solicitó: “pido que tengan confianza en la capacidad del pueblo haitiano no solamente para resistir sino también para poder vencer, pero en ese camino hacia la victoria necesitamos si o si la solidaridad plena de todos ustedes”.


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