Juicio por torturas a Luciano Arruga – Las voces luego de los alegatos
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 11/05/2015
El viernes pasado, tras la lectura de los alegatos, una gran ronda copó la calle Juan Florio, a las puertas de la Unión Industrial de La Matanza. Allí hablaron brevemente Mónica Alegre, la mamá de Luciano; Juan Manuel Combi, de la APDH de La Matanza; los abogados del CELS en la causa; María Dinard y Maximiliano Medina y la psicóloga del CELS que acompaña a Mónica, Rosa Díaz Jiménez. Aquí compartimos las intervenciones.
Mónica Alegre
El comienzo fue para Mónica Alegre. Ella quería hablar. Necesitaba decir y agradecer. «Es que mi vieja me enseñó que había que ser agradecida en la vida y yo soy una persona agradecida», nos diría más tarde. «Les quiero decir a todos que más allá del fallo de recién, ya ganamos. Llegar hasta acá fue un logro muy grande. Vaya si ganamos. Verlo sentado ahí y nosotros pudiendo mirarlo con la frente bien alta y él agachando la cabeza. Ganamos. Este logro se lo debo a mis abogados, a Juan Manuel Combi, a María Dinar, a Maxi Medina. No me voy olvidar del primero que estuvo en nuestra lucha: Pablo Pimentel. A él todo mi agradecimiento. Este logro también es de Familiares y Amigos. A todo Familiares y Amigos. Hoy no me voy a olvidar de ninguno: Rosaura, Laura, Cecilia, Vanesa, Pablo, Mati, Natacha, Fermín, Fer hermoso, divino. Nahuel, Dani, Rodrigo y muchos otros que ahora quizás no me acuerdo porque estoy muy nerviosa, sepan entenderlo. A ellos y para ellos: Chicos, estamos acá. Ganamos. Nos tenemos que sentir orgullosos y hoy más que nunca vamos a gritar muy fuerte: Luciano presente!!». Alguna vez los integrantes de Familiares le reclamaron entre risas a Mónica que se había olvidado de nombrar a algunos en el programa de radio. Esta vez iba buscando caras y nombró a todos los que estaban a su alcance. Luego dijo: «Ayyy, me olvidé de Ale Cabrera Britos porque se fue antes», y todos volvimos a sonreír. Sin dudas había clima de victoria.
Juan Manuel Combi
El abogado de la APDH de La Matanza lucía cansado, pero también quiso decir lo suyo. Rescató la coordinación entre el CELS y el organismo al que pertenece: «Quiero destacar algo que ayer dije en una entrevista: la unidad. En estas cosas tenemos que estar unidos. Un organismo, el otro… eso también lo supimos demostrar, orgullosos también de haber trabajado en conjunto con estos compañeros y que hayamos entendido todos, principalmente yo que soy el más calentón de los tres o el más duro para algunas cosas, que podíamos convivir y buscar hacerlo de la mejor manera para representar a una familia que sufrió todo lo que ustedes acaban de escuchar: que esta gente sigue afirmando lo mismo, sigue denigrando, ensuciando a una familia, ahora ponerlos en una situación de temor. Recién viene la tía de Luciano a decirme que estaba preocupada por Vanesa, por un posible falso testimonio que le quieren armar. ¡Es mentira! No puede haber ningún falso testimonio. Son pavadas, no le demos bola. Tenemos la esperanza de que haya justicia».
María Dinard
Durante el juicios varios de los testigos fueron consultados por Dinard. La abogada del CELS es tímida, pero Combi casi que la obligó a hablar: «Yo solamente quiero agradecer por la confianza de la familia. La verdad es que fue un placer poder hacer este trabajo que se hizo en equipo. Cada uno aportó algo muy importante. También agradecer a Rosa, que aportó mucho conocimiento técnico y mucho esfuerzo y horas de trabajo que sirvieron para llegar hasta acá. Gracias», dijo.
Rosa Díaz Jimenez
La psicóloga que trabaja en el CELS acompaña a Mónica Alegre en este proceso tan difícil de búsqueda de justicia por Luciano. También demostró su timidez pero no había mucho espacio para no decir nada, porque el clima era del rélax después de tanta tensión contenida y expresada: «Este es un trabajo interdisciplinario que hemos hecho. Justamente se trata de un caso de tortura psicológica. Con el apoyo de Mónica, de muchas horas de escuchar y reconstruir los hechos, logramos hacer un aporte desde el campo de la psicología para probar que estos hechos quiebran la vida de una persona. En este caso de Luciano».
Maximiliano Medina
El abogado del CELS habla en tono bajo. Varias veces durante la audiencia los jueces le pidieron que elevara el tono. Los familiares de Luciano dicen que es un buen pibe, lo que no es poco; en el juicio, tanto en las preguntas a los testigos como en la parte del alegato que le tocó, demostró además ser un letrado eficiente. «Bueno, un poco lo que decían todos los compañeros: para mí, para Juan, para María, para Rosa es un orgullo representar a Mónica, a Vanesa, por su entereza y por no bajar los brazos nunca. Eso nos enseñaron todo el tiempo: No bajar los brazos, darle para adelante y ser serios y comprometidos con lo que hacemos, y en la búsqueda incansable de alcanzar justicia. Y nuevamente a ustedes que están acá presentes y a todos los que se han acercado estos días: es importante, lo agradecemos y lo valoramos. El apoyo de la sociedad también fue en este caso en crecimiento. Ojalá que esto marque un antes y un después en cuanto a la indiferencia que ante este tipo de casos suele mostrar la sociedad. Así que agradezco a todos y en especial a la familia por la confianza que depositaron en nosotros».
La jornada fue cansadora. Alguien propuso ir a comer juntos. Varios dijeron que no tenían plata, que no les alcanzaría. Otros dijeron que podrían poner de más. El almuerzo colectivo cerró el juicio del mejor modo, como un símbolo claro de hacia dónde camina esa familia en su búsqueda de justicia. Queda el veredicto a la vuelta de la esquina, pero no de cualquier esquina. Estamos esperando allí, donde Luciano Arruga se cruza con la justicia. Esta vez no es él el perseguido. Aunque ya no está, y eso nunca dejará de doler. Nada lo puede remediar.