Glifosato, la OMS lo recalificó y admite su carcinogenicidad.

Escrito por el 31/03/2015

La Organización Mundial de la Salud encontró que hay pruebas de carcinogenicidad en humanos expuestos al glifosato. El Dr. Raúl Horacio Lucero es jefe del Laboratorio de Biología Molecular del Instituto de Medicina Regional de la Universidad Nacional del Nordeste. Investiga la acción de los pesticidas desde 1993. En Enredando las mañanas repasamos una entrevista realizada con él por el programa Piedra Libre (Radio La Colectiva) y en la que le pidieron su opinión sobre esta resolución de la OMS.

 

 

 

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Piedra Libre: ¿Cómo ha tomado usted esta resolución de la Organización Mundial de la Salud respecto al glifosato?

Raúl Horacio Lucero: En realidad, como le dije a otros colegas locales, a mi me genera mucha angustia esto. Lo mejor que nos podría haber pasado a nosotros es que estuviéramos equivocados. Si hubiésemos estado equivocados, no tendríamos que haber pasado 10 años, como mínimo, desde que venimos diciendo esto para habernos dado la razón de que no sólo nos estaban diciendo a nosotros una información errónea de que esto era un producto inocuo, sino también a muchos productores que quieren hacer las cosas bien. Hay mucha gente que trabaja en el campo que piensa que este producto es inocuo y, como le he dicho más de una persona en alguna entrevista, que era como un vaso con sal que podían tomar tranquilamente sin que les hiciera nada. Que nos vengan a ratificar ahora, es una reacción muy tardía. Creo que ellos tendrían que haber analizado la bibliografía que ya existía hace muchos años y esto se tendría que haber dado a conocer mucho tiempo antes, evitando los costos en salud y los costos de vidas humanas.

PL: ¿Cree que los estados tendrán que adaptarse ahora a esta nueva resolución de la OMS?

RHL: Este es un llamado de atención muy serio a todas las autoridades, que están ligadas a la salud pública en Argentina y a los Ministerios o Secretarías de Medio Ambiente que tienen que tomar nota de esta ratificación. Ahora ya no es un grupo de “ambientalistas” que está diciendo que esto produce enfermedad y una enfermedad muy seria, como son las enfermedades neoplásicas, sino que algo van a tener que hacer en una reacción rápida, porque la presión de la comunidad va a ser ahora mucho mayor de lo que se venía dando. Las mismas comunidades están alertando acerca de cuáles eran los lugares donde se empezaron a ver aumentos significativos de enfermedades específicamente oncológicas y no fueron tenidas en cuenta esas alertas. En algunos lugares aislados algunos fiscales actuaron de oficio y fueron poniéndole límites a las fumigaciones para proteger las áreas pobladas que generalmente, se sabe, el corrimiento de la frontera agropecuaria hace que por ahí se apliquen estas sustancias en zonas donde vive gente.

PL: Aparte la deriva es importante…

RHL: La deriva es muy importante. Por ejemplo en mi provincia, que son como ríos o mares de soja en los cuales quedan aisladas algunas poblaciones adentro o algunas escuelas rurales lo que es peor porque el Defensor del Pueblo de la Nación hizo un llamado muy enérgico hace unos meses y nos mandó un comunicado a todas las universidades para ver quiénes eran los grupos de investigaciones que estaban manteniendo actividad sobre esta problemática porque estaban recibiendo muchas denuncias de escuelas rurales que quedan dentro de estas zonas de fumigación y por lo tanto se ven seriamente afectados. Inclusive con síntomas de intoxicación aguda.

PL: Los otros pesticidas que menciona este trabajo de la OMS, ¿se usan en Argentina?

RHL – Sí, se usan en mucha menos escala. Lo que a nosotros nos preocupa particularmente es el herbicida que está ligado al monocultivo por el hecho de los volúmenes, que están cerca de los 300 millones de litros, que se usan por año. El endosulfán se sigue utilizando y mucho en la Argentina, es un disruptor endocrino que produce alteraciones en la ruta metabólica de muchas hormonas. Es un plaguicida muy peligroso y se utiliza generalmente en la producción del arroz. Se lo utiliza combinado con glifosato. El problema no sería sólo limitar lo más posible a las buenas prácticas, como llaman algunos productores, de decir esto lo arreglamos poniendo alguna legislación más dura. En principio sí, porque esta es una acción a corto plazo. Pero a largo plazo tenemos que saber qué queremos para nuestro país y este modelo que hace crecer hasta en lugares impensados, con esa lógica productiva como si fuera un mineral porque no tiene competencia biológica, entonces lo único que se hace es extraer hasta la última gota, en caso de soja transgénica, por ejemplo. Hay un montón de cuestiones, sobre todo dos que a nosotros nos preocupan mucho que son la pampeanización y el envenenamiento de las poblaciones. La pampeanización es justamente el corrimiento de esa frontera agropecuaria que produce una deforestación casi fatal a nuestros bosques nativos y trae otras consecuencias, como lo que estamos viendo nosotros de incendios forestales en Córdoba o las inundaciones últimas en esta zona que están en provincias que tienen la mayor producción agrícola de organismos genéticamente modificados. 

PL: O sea que no basta con imponer algunas normas. Lo que hablaba usted hace un momento también de la deriva, es prácticamente imposible poner límites. Los límites se van a romper siempre.

RHL: En Europa conocen muy bien cuál es este problema y están, según los países, prohibiendo la pulverización aérea. No se puede controlar la deriva, eso depende mucho de las condiciones climáticas. Una manera de proteger es directamente ir cambiando la tecnología de producción. Nosotros vamos a tener que repensar esto porque hay un endiosamiento de esa tecnología que sólo observa los rendimientos en tiempo real en función de la ganancia económica. Si nosotros pensamos que esto está llenando las cajas o está tapando muchos agujeros con el fondo sojero que llega a los municipios, que están esperando que llegue ese fondo sojero que mueva la economía del país, hay que decirlo, esto está de la mano de un problema económico subyacente que está resuelto por este monocultivo. Ahora, el costo en salud, el costo de las tierras inertes y cómo van quedando esas zonas, lo estamos pagando nosotros inclusive como país. Hay que repensar seriamente porque está acarreando demasiados problemas y esto que surgió ahora, de que la OMS nos viene a decir a nosotros de que esto es así, viene a ratificar los estudios que ya conocíamos, quiere decir que ya no se puede tapar más. La evidencia es tan grande que lo tienen que reconocer. En realidad, estos estudios estuvieron siempre, hay una acumulación de datos impresionante y de hecho se van a venir un montón de juicios como ha pasado con la industria tabacalera y con la industria alimenticia con algunos otros ejemplos. La industria a nosotros nunca nos va a advertir cuáles son los riesgos de lo que ellos están produciendo. Tendría que invertirse la carga de la prueba y ellos tendrían que ser los que demuestren que no producen cáncer.

 

 


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