Seis años sin López: Una biografía
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 18/09/2012
"La idea original del libro tiene que ver con homenajear a Jorge López, tiene que ver con contarlo a él, quien había sido ese tipo que se había plantado tan firmemente frente a los jueces, que no había sido solo testigo sino también querellante en el juicio contra Etchecolatz, o sea que él estaba acusando por genocidio”, contó Miguel Graciano, autor de una biografía de Jorge López, en diálogo con Radionautas.
“En principio se me ocurrido como una suerte de homenaje al militante, lo que ya escribí y presenté a una editorial que posiblemente quiera publicar, fue la biografía, pero como esa respuesta se había demorado en el tiempo, y algunas otras editoriales me habían dicho que no les parecía solamente una biografía, que les parecía más atractivo el tema de la investigación de la causa, así que me entusiasmé y empecé a escribir también sobre las hipótesis”, agregó sobre su trabajo acerca de Jorge Julio López.
De esta manera, Miguel se puso a buscar todo tipo de detalles sobre cada una de las hipótesis de investigación, sobre los primeros días, lo que pasaba en La Plata, las reuniones de las autoridades nacionales y provinciales, y también sobre las primeras movilizaciones espontáneas de los organismos de derechos humanos frente a la Casa de Gobierno bonaerense. Durante diez meses, entrevistó a militantes, a quienes más lo conocían, a su familia, a los jueces, reconstruyó los últimos días del juicio y todo lo que pasó a él.
Miguel relató que “lo que Jorge López no podía soportar era la impunidad”, y en ese sentido realizó durante un largo tiempo un proceso individual, en su casa, sin poder hablar con su familia de lo que le pasó en su secuestro. Este trabajo individual lo llevó adelante escribiendo cartas, textos, haciendo dibujos. Su objetivo era que todos los argentinos supieran finalmente lo que había pasado durante la dictadura.
“En su casa López no decía lo que hacía, – señaló Miguel – porque su familia tenía miedo y no quería recordar lo que había pasado durante la dictadura, no quería que él hablara sobre lo que había pasado, pero él igual a escondidas se contactó con los ex detenidos desaparecidos cuando fue el Juicio por la Verdad. Los empezó a ver y cuando lo llamaban por teléfono para arreglar alguna cita, decían que lo llamaban porque querían hacer una reforma en la casa o de alguna obra, y así le pasaban el teléfono y podían hablar de alguna reunión. (…) Pero su testimonio salió en el diario y ahí supieron que había declarado en el juicio por la verdad, y su familia directa se opuso a que siguiera haciéndolo. Pero cuando fue el juicio contra Etchecolatz la situación había cambiado un poco, y pese a haber resistencia, sus hijos Gustavo y Ruben fueron al juicio y escucharon por primera vez el testimonio de su papá”.
En su libro, Miguel también relata a partir de haber conocido a una hermana de Jorge (Margarita): “Era un pibe que creció en el campo, que criaba animales, que ayudaba a su papá a vender la leche recién ordeñada, eran siete hermanos y la figura de su papá era muy importante.
En cuanto a la investigación y las diferentes responsabilidades de la policía bonaerense, y los gobiernos provincial y nacional, Miguel explicó que por lo que ha podido investigar las críticas que hacen los organismos de derechos humanos son realmente verdaderas: “Toda la primera parte de la investigación hasta diciembre de 2006 estuvo a cargo de la policía y la justicia bonaerenses, siguiendo la pista del hombre perdido, que se fue de la casa, que tuvo algún problema psicológico, la posibilidad de que se hubiera suicidado, que estuviera tomando un té en la casa de la tía como dijo un ministro que ahora es senador (por Aníbal Fernández). Me parece que fue un gran error dejar la investigación inicial en manos de la policía bonaerense y no asumir de inmediato que había sido secuestrado, que lo demuestra el paso del tiempo, está comprobado que se lo llevaron”.