Las mujeres siempre están despiertas
Escrito por Red Nacional De Medios Alternativos el 19/02/2010
Amanda Asijak es integrante de la comunidad Qom La Primavera. Al igual que muchas de sus hermanas, teme por sus hijos, sus nietos y sus hermanos.
Pero además, teme por su compañero, Felix Díaz, dirigente de la comunidad, quien no puede salir solo por temor a la violencia oficial.
Esta semana Amanda estuvo en Buenos Aires. Vino a hablar con autoridades y periodistas, para contarnos que no están bien, que temen por su vida y la de sus hermanos, que sin agua no se puede mantener una comunidad, que sin remedios sus compañeros y compañeras mueren, que nadie les da una solución frente al robo sistemático de sus tierras y que por eso está llevando “esta lucha más fuerte y más pesada para mí”.
Felix, su marido, es dirigente de la comunidad Qom (Toba) de La Primavera, Formosa, cerca del límite con Paraguay. Como tal, lleva consigo resistencia, pelea por sus tierras y por mejorar las condiciones en las que están viviendo las más de 800 familias que allí viven.
En una provincia con altos índices de tuberculosis y donde una gran parte del empleo es público o está relacionado con el Estado provincial, no extraña que cuando el Gobierno persigue a una comunidad, otros pobladores tengan miedo de relacionarse con ellos.
Y para Amanda y Félix esto es parte de su vida cotidiana. “Desde 2005, mis hijos van a una escuela de criollos, en el medio de la ruta, se llama Costa Alegre y allí aprendieron. Pero ahora tienen miedo a salir, porque los policías y los maestros ya conocen que su papá está luchando por las tierras”, dice Amanda. Esa lucha no es bien vista por el Gobierno que está tratando de defender los intereses privados sobre esas tierras, y los maestros saben “quiénes son los hijos de Felix y tienen miedo y no quieren enseñarles”, refuerza.
La comunidad reclama que se le respete el derecho de propiedad sobre las 5172 hectáreas, parte de las que el Gobierno les quitó para el Parque Nacional y otro tanto para la Universidad de Formosa [ver entrevista a Paulo Asikak ], además necesitan acceder al agua potable y a centros de salud. En Formosa, hay cerca de 160 comunidades de tres etnias indígenas distintas que no tienen acceso a servicios ni atención sanitaria.
La situación es crítica y no han recibido respuestas satisfactorias de los organismos correspondientes.
“Anoche me llamaron otra vez de mi comunidad. Dicen que está enfermo un hermano nuestro, y que no lo atendieron bien, y lo trasladaron a Resistencia. No sé si va a vivir porque está muy grave. Hace 5 meses tiene este problema de salud. Mi cuñado me llamó y me contó lo que está pasando. Dice que ellos no le van a tener más confianza los hospitales de Laguna Blanca, porque dice que escuchó a los médicos que las pastillas que están tomando no son remedio, son venenosas. Así le dijeron los médicos de Resistencia”, nos/les cuenta Amanda.
Ni el ICA (Instituto de Cultura Aborigen), ni el INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) se comprometieron a resolver alguno de los problemas de la comunidad. De hecho para que pudiesen pelear por sus tierras los Qom tuvieron que conformar una asociación civil. Como tal tiene procedimientos legales que cumplir (asambleas, actas, etc.). La comunidad lo hizo y en junio de 2008 400 personas reunidas eligieron a Félix Díaz como apoderado. Sin embargo, les había faltado un trámite y les declararon no válida la asamblea. Muy pocos días después, un grupo de 20 personas realizó un acto similar y se le adjudicó a otra persona el rol de apoderado, sin haber sido votado por la gran mayoría de la población de La Primavera.
En este contexto, el presidente del INADI (Instituto Nacional contra la Xenofobia la Discriminación y el Racismo), Claudio Morgado visitó la comunidad y en enero presentó un habeas corpus y una acción de amparo, “en resguardo del derecho de la libertad ambulatoria y el derecho a la propiedad de las tierras indígenas” afirma el instituto en una gacetilla. También Paula Barberi, de la Defensoría General de la Nación, los atendió y les dijo que iba a ver el tema y a hablarlo con la delegación de Formosa.
Pero mientras tanto, la policía sigue al rededor de la comunidad y los Qom no pueden andar mucho solos. “Estoy preocupada por cuándo va a terminar esto, cuándo vamos a ser libres en nuestra comunidad. Siguen los policías, están en nuestros caminos”, dijo Amanda. “No sé para cuándo vamos a tener la libertad, como madres, como aborígenes. Porque nosotros tenemos derechos de hablar, como mujeres, tenemos derechos de seguir, de trabajar. Pero siguen los policías y no podemos buscar ni leña. Porque nosotros seguimos usando leña, porque no tenemos luz eléctrica” agregó.
Contar lo que les está pasando es una de las estrategias: “Si alguien me escucha, que vayan a ver lo que nos están haciendo a nuestra comunidad ahora. Que alguien nos ayude para que podamos tener el agua que tanto necesitamos, para poder vivir tranquilos, para compartir con nuestros hermanos, porque nosotros tenemos un montón de chicos en la comunidad y necesitamos alguien que nos ayude, que nos dé aunque sea un granito de arena”.
Compartimos con ustedes otros momentos del dialogo que Red Eco mantuvo con Amanda [ver entrevista]