Cromañón: Veredicto contundente

Escrito por el 31/12/2009

El Tribunal Ético dictaminó: Cromañón fue un crimen perpetrado bajo el manto del Estado democrático, un crimen en masa, una masacre. Ciudad de Buenos Aires- El lunes, más de cien personas fueron testigos presenciales del veredicto al que arribaron los jueces del Tribunal Ético por Cromañón, convocado por sobrevivientes y familiares de las víctimas.
Solo faltaban dos días para cumplirse 5 años de aquel 30 de diciembre de 2004, día en que el incendio del boliche bailable de Once, República de Cromañón, se llevó la vida de 194 jóvenes que murieron por el humo venenoso que bajó desde el techo.
Durante más de cuatro horas se escucharon los testimonios de los amicus curiae (amigos del Tribunal),  peritos, testigos y los alegatos de la Fiscalía y la Defensa. Finalmente el Tribunal integrado por los jueces Adriana Calvo (Asociación de ex Detenidos Desaparecidos) Oscar Castelucci, (padre de Martín, asesinado por un patovica en La Casona) y  Juan Carlos Volnovich (psicoanalista) dictó el veredicto final.
“Este tribunal considera que efectivamente existió una trama, llamada por algunos ‘cadena’ de responsabilidades que provocó la masacre de Cromañón y posterior impunidad, en la cual estuvieron involucrados los acusados, en diferente medida dependiendo de su nivel de responsabilidad. Nos referimos a los funcionarios públicos, los empresarios (organizadores y músicos) los policías y los bomberos. Para los cuales esperamos el acompañamiento de nuestro pueblo  en una amplia condena ética que deberá expresarse en todos los ámbitos de actuación de los responsables”. (Veredicto completo AQUI ).
El médico psiquiatra Alfredo Grande, que ofició de moderador durante todo el desarrollo de la audiencia, expresó al inicio que “este tribunal se constituye como instancia superadora de la Justica (…)” y que busca “un pronunciamiento colectivo que apunte a cuidar más y mejor la vida”.
El desarrollo del juicio tuvo momentos altamente emotivos, en los que la impunidad arrancó lágrimas de dolor e indignación. 
El video que se proyectó como parte de las pruebas presentadas, trajo las imágenes del horror de aquella noche. Los rostros de muchos jóvenes, 194 de los cuales hoy permanecen en pancartas y carteles, estaban allí. Y Santiago Morales, sobreviviente de la masacre, sintetizó con dos imágenes lo que Cromañón dejó en quienes están vivos: una nueva dimensión que adquirió desde entonces la oscuridad se suma al dolor que se siente en cada crepúsculo donde sobrevienen las imágenes de la muerte.
Vanesa, hermana del joven Luciano Arruga que lleva 11 meses desaparecido, afirmó que existe un común denominador entre ambos hechos: la corrupción institucional y el hecho de que nadie se hace responsable. “Mantengámonos juntos, solo así ganaremos la batalla”, pidió.
Un sentimiento de impotencia y de impunidad  recorrió la sala ante los detalles pormenorizados de Susana Etchegoyen, médica que actuó como una de los peritos de este tribunal. (Ver informe completo AQUÍ )
Explicó que lo que internacionalmente se define como emergencia o catástrofe tiene entre los primeros 20 minutos y una hora, el tiempo en que se produce el 80 por ciento de las muertes. Allí es imprescindible hacer lo correcto para salvar la mayor cantidad de vidas. En Cromañón los hechos se desencadenaron pasadas las 22.30 y el supuesto operativo de rescate “habría dado comienzo entre las 23.10 y las 23.20 (…). El SAME no hizo nada de lo que tenía que hacer; todo lo que pudo fallar, falló”, afirmó.
No se acordonó el lugar; no se delimitó la zona de entrada y salida de ambulancias, se permitió el acceso de personas no autorizadas, no se utilizaron móviles de desplazamiento de las autoridades y profesionales especializados del SAME; no se emplearon especialistas en atención de emergencias; no se identificó ni clasificó a las victimas; se trasladó a jóvenes vivos con otros ya fallecidos incluso dentro de móviles policiales. 
“El modelo sanitario mercantilista, que llegó en los ´90 y se profundizó durante  la gestión de (Alfredo) Stern como Secretario de Salud del Gobierno de (Aníbal) Ibarra en la Ciudad de Buenos Aires fue el marco del sistema de salud en el que se produjo la masacre de Cromañón en 2004”, afirmó.
Por su parte, los abogados de la Defensa, con un gran esfuerzo, tuvieron que recurrir a las palabras del efímero Ministro de Educación porteño, Abel Posse, que habló del rock como “ruido estupidizante” y de las “bandas de música estupidizadoras de los jóvenes”.  Y centraron su línea argumental en la falta de educación y control por parte de los padres, en que la culpa es de “todos” y por tanto no es aceptable culpar a un jefe de gobierno cuanto todos somos responsables.
Durante el juicio expusieron como “amicus curiae”, las legisladoras de la Ciudad, Diana Maffía y Patricia Walsh; los militantes de derechos humanos Graciela Rosemblum (LADH) y Pablo Pimentel. Los peritos que aportaron datos y reflexiones fueron Maristella Svampa (socióloga), Isabelino Siede (educador), Enrique Piñeyro (piloto y cineasta) y Susana Etchegoyen (médica). Se sumaron los testigos Alberto Lebbos (padre de Paulina Lebbos, asesinada en Tucumán en 2006), Gustavo Carabajal (periodista de La Nación), Raul Buganem (padre de Leandro, fallecido en el incendio de Kheyvis), y Santiago Morales (sobreviviente de Cromañón). La defensa estuvo a cargo de los abogados Marisol Gallardo y Eduardo Soares; y los fiscales fueron  Martín Caparrós (escritor y periodista)  y Laura Ginsberg (Apemia)
Cromañón fue un crimen colectivo sin asesinos pero con culpables. Cromañón fue una dosis concentrada de capitalismo salvaje. Cromañón significa decisiones políticas responsables de la muerte.
Pero Cromañón también nos mostró lo mejor de esos jóvenes que en actitud solidaria murieron por entrar y salir varias veces a tratar de sacar a otros de la trampa mortal en que se convirtió el boliche aquella noche.


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