Sigue firme la lucha en Terrabussi

Escrito por el 01/10/2009

Los trabajadores de Terrabussi-Kraft, decidieron en asamblea rechazar la propuesta de la empresa de reincorporar solamente a 30 de los despedidos.

Mañana se reiniciarán los cortes en la Panamericana, mientras que se llevarán a cabo manifestaciones de solidaridad en todo el país.

Buenos Aires- Luego de la brutal represión del viernes pasado, en la que la policía desalojó a los obreros que ocupaban la planta de Terrabussi-Kraft, el Ministerio de Trabajo sentó a la mesa de negociación a representantes de la empresa, de los trabajadores y del Sindicato de la alimentación. La extensa reunión se llevó a cabo el lunes y  la cartera laboral que encabeza Tomada dictó una resolución en la que intimaba a la empresa a abonar los haberes adeudados, revisar los despidos y suspensiones, retirar paulatinamente a la policía de la fábrica, permitir el ingreso a los miembros de la Comisión interna y garantizar a los delegados el pleno ejercicio de sus funciones dentro del establecimiento.
Como viene haciendo desde el inicio del conflicto, Kraft no cumplió con ninguno de los puntos exigidos por el Ministerio. Para ser más exactos, sólo cumplió con uno de ellos: revisar los despidos. En la reunión que se llevó a cabo hoy jueves, la empresa informó que reincorporaría a 30 trabajadores. Tan sólo a 30. Mientras tanto, la fábrica continúa militarizada, no se pagaron los salarios y la empresa no permitió a los miembros de la comisión interna ingresar a la planta.
El cuerpo de delegados rechazó la propuesta de la empresa, decisión que fue ratificada en la asamblea realizada esta noche. Los trabajadores votaron proseguir con el plan de lucha que incluye el corte de la Panamericana durante la jornada de mañana viernes. También se llevarán a cabo cortes en los accesos a la Capital y en el Centro Porteño.

La impunidad patronal y la complicidad del gobierno
Cuando se produjeron los 160 despidos, el 18 de agosto pasado, los trabajadores denunciaron que las causas no eran económicas sino políticas; en el mes de julio, habían llevado a cabo un paro en reclamo de medidas sanitarias contra la epidemia de gripe A. La empresa estadounidense buscaba con estos despidos disciplinar a los obreros, elemento esencial para garantizar la rentabilidad y la explotación. Pero además, incurrió en la ilegalidad de echar a los miembros de la comisión interna, amparados por fueros sindicales. No sería el primer atropello, ni el último.
Cuando el Ministerio de trabajo dictó la conciliación obligatoria, exigiendo retrotraer la situación al momento previo a los despidos, la empresa no sólo no la acató, sino que despidió a otro trabajador, y comenzó a exigir con más fuerza la intervención de las fuerzas represivas para desalojar la planta que se encontraba tomada.
Cuando venció la conciliación obligatoria, el Ministerio de Trabajo de la Nación se negó a extenderla. En la práctica, esto le dio luz verde a la empresa para profundizar su política de atropello.
La frutilla del postre llegó el viernes pasado, con los gases, los palos y las balas de goma. La empresa, la Unión Industrial Argentina (UIA) y la COPAL (Coordinadora de las industrias de productos alimenticios) venían reclamando la represión. Y parece que les dieron el gusto.
Para completar el cuadro, el lunes posterior al desalojo la empresa no sólo no permitió el ingreso a los delegados sino que dictó 36 suspensiones provisorias.

Una Tomada de Pelo
Página 12 publicó el miércoles una entrevista a Carlos Tomada. “Es más presión un despedido que el llamado de cualquier embajada” afirmó tajante el ministro de trabajo -en tapa y a colores-, en alusión a las “supuestas” presiones de la Embajada de Estados Unidos.
Durante toda la semana, los funcionarios del gobierno nacional y del Ministerio se vieron obligados a sentar posición una y otra vez “en favor de los trabajadores” y a despegarse de la salvaje represión.  En la mencionada entrevista, Tomada acusó a la empresa de “tomarse revancha” y de “buscar el desafuero de los delegados”. “Nosotros tomamos las acciones que siempre llevamos adelante para defender los puestos de trabajo” sostuvo. ¿Cómo se entiende entonces que al Ministerio “se le hayan pasado” las implicancias de no extender en su momento la conciliación obligatoria?
Por otro lado, ¿cómo hay que leer las declaraciones de Aníbal Fernandez efectuadas al mismo matutino el día previo a la represión, afirmando que los trabajadores "no pueden entrar y salir de la planta como si fuera un shopping", y sosteniendo que "es la provincia de Buenos Aires la que tiene el poder de policía"?
Nuevamente, lo que queda al desnudo es el doble discurso oficial, ese que parece hablar con la izquierda, pero que pega con la derecha.
La noche de la represión, la fábrica que hasta hacía unas horas estaba tomada por sus trabajadores se convirtió en una cárcel. Los obreros fueron golpeados salvajemente y detenidos durante horas en el interior. La policía los mantuvo incomunicados, impidiéndoles ponerse en contacto con sus abogados.
La fábrica fue desalojada y la empresa salió a anunciar que el lunes todo volvería a la normalidad. Sin embargo, allí estuvieron durante toda la semana los uniformados para garantizar la paz y la tranquilidad. ¿Eso es defender los intereses de los trabajadores o los intereses de los empresarios?
Por otro lado, el conflicto en Terrabussi deja una vez más al descubierto la política burocrática de Moyano y la CGT. El Sindicato de la Alimentación, encabezado por Rodolfo Daer, se abrió completamente del conflicto, jugando a favor de la empresa. Por su parte, Moyano,  titular de la CGT, sostuvo la semana pasada que el conflicto en Terrabussi estaba “politizado” y la comisión interna llevaba “a la ultraizquierda".

Inmensa solidaridad
La lucha de los trabajadores de Terrabussi se ha vuelto una causa popular. Centenares de organizaciones políticas, sociales, estudiantiles, gremiales y de derechos humanos manifestaron su apoyo y solidaridad a lo largo y ancho del país. Los cortes de la Panamericana se nutrieron de la presencia de decenas de militantes que supieron leer la trascendencia del conflicto y la importancia de sostener la lucha.
El viernes pasado, mientras la amenaza de desalojo mantenía en vilo a los obreros en General Pacheco, organizaciones estudiantiles encabezadas por la FUBA y varios Centros de Estudiantes realizaron cortes durante todo el día en la Ciudad de Buenos Aires.
Este lunes se realizó una masiva marcha desde el Congreso a Plaza de Mayo para manifestar nuevamente la solidaridad con los obreros. El martes, se realizó en la Plaza de Mayo una Jornada Cultural que contó con la presencia de decenas de artistas populares.
El miércoles, los trabajadores de Terrabussi marcharon junto a la CTA y los trabajadores del Subte, quienes exigieron al gobierno el reconocimiento sindical y el otorgamiento de la personería gremial a la Central de trabajadores.

En pie de lucha
La rentabilidad del capital, fundada en la explotación de los trabajadores, sólo puede garantizarse con disciplinamiento y control, con delegados sumisos y sindicatos adictos. Una comisión interna combativa es algo intolerable para cualquier empresa. No es un dato superficial que Kraft echara a la mitad de la Comisión interna y a casi todos los delegados de base.
Lo que está en juego en Terrabussi no es algo menor. Es la capacidad de los trabajadores para organizarse contra los atropellos patronales y la explotación. No es un dato menor que las cámaras empresariales hayan pedido represión primero, y luego manifestado su “preocupación” por la escalada de conflictos gremiales.
La lucha de los obreros de Terrabussi es fundamental para toda la clase trabajadora. Frente a los atropellos del capital trasnacional y del imperialismo, urge la organización y la resistencia. Esta lucha puede convertirse en un ejemplo que resuene y se multiplique en las fábricas a lo largo y ancho del país.

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Producción Fotográfica:
Marcha en apoyo a los trabajadores 24/9- Facundo Nívolo
Marcha solidaria 28/09 – Natalia Pastor

Maraton Cultural 29/09 – Natalia Pastor


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