Además del hambre, las amenazas.

Escrito por el 14/07/2009

Una integrante de la Fundación Pelota de Trapo fue secuestrada e intimidada; una historia que se repite desde el año pasado. Ninguno de los casos anteriores fue debidamente investigado por la justicia, ni el Estado.

Buenos Aires 
Verónica tiene 35 años y ayuda en la cocina de la Fundación. El martes 2 de julio cuando salía de su casa tres hombres la metieron dentro de un coche. Durante cuatro horas la pasearon en el automóvil, para luego ingresar en un lugar cerrado. Verónica sólo recuerda que la metieron en un portón. Finalmente fue liberada en cercanías del Hospital Finochietto de Avellaneda.
Durante su secuestro sufrió amenazas de muerte para ella e intimidaciones para la organización como “Te vamos a matar, se van a dejar de joder de una vez” y “Esta vez termina en el hospital; la próxima no sabemos”.
Los compañeros de Verónica recibieron dos señales preocupantes durante el tiempo en que estuvo desaparecida. Desde su propio teléfono enviaron dos mensajes de texto. “La tenemos nosotros”, aseguró el primero. Dos horas después, llegó el más intimidatorio: “Esta vez termina en el hospital; la próxima no sabemos”.
El secuestro de Verónica no fue un hecho aislado. Situaciones similares se vienen repitiendo desde el año pasado con militantes sociales de distintas organizaciones que conforman el Movimiento Nacional de los Chicos del Pueblo. Entre abril y diciembre de 2008 soportaron once ataques.
En la mayoría de los casos, las amenazas tienen que ver con la realización de la campaña “El Hambre es un Crimen”, que es acompañada todos los años por una marcha nacional en la que miles de chicos de todo el país convergen en una movilización hacia el Congreso para exigir respuestas a la difícil situación social que viven. Uno de los principales e históricos reclamos es el subsidio universal para todos los niños.
A raíz de la reiteración de intimidaciones, y tras un encuentro con el entonces ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos (hoy reciente Jefe de Gabinete), Aníbal Fernández, se dispuso una custodia en la Fundación que finalizó sin motivo aparente en enero de este año.
Desde ese momento las amenazas volvieron a aparecer, lo que generó que se pidiera nuevamente custodia. La respuesta que recibieron, firmada por el mismísimo Aníbal Fernández fue: “No tenemos recursos para afrontar la custodia”.
En junio empezaron de nuevo los mensajes de texto, centrados especialmente en las mujeres: “Te conocemos, conocemos a tu novio, le vamos a pegar un tiro”.
Las intimidaciones se hicieron cada vez más fuertes por lo que desde la Fundación decidieron denunciarlas ante la Justicia. “No las quisimos hacer públicas porque no sabemos de dónde vienen, entonces guardamos silencio”, explicó la abogada Laura Taffetani.
“Estos hechos tienen un alto grado de organización que se revela, entre otras cosas, porque los vehículos que se utilizan son último modelo. Los captores se mueven, por ejemplo, en camionetas 4×4 con vidrios polarizados”, comentó Taffetani.
Antes de que Verónica fuese secuestrada, la fundación había recibido durante 15 días mensajes desde un mismo número de celular y, a pesar de las denuncias, no lograron la apertura de la antena para saber el radio de donde se hicieron las llamas.
No ha habido avance judicial de las denuncias presentadas. Luego de 16 meses de ataques, la causa que lleva adelante la Unidad Fiscal de Investigaciones Nº 4 (UFI 4) de Avellaneda, a cargo de Guillermo Castro, no prospera.
En un país con riquezas, como las que tiene Argentina, la concentración de las mismas en pocas manos asesina a 25 chicos que mueren por día. Y el responsable es el sistema, ya que claramente son muertes que podrían evitarse.
Por eso quizás molesta tanto que cada año sean los propios chicos los que les dicen a estos señores del poder que el Hambre es un Crimen.

 

 


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