Alerta…Alerta…

Escrito por el 24/08/2008

El miércoles 20 comenzaron los juicios a los genocidas de la región del Comahue con una sensación de justicia a medias. Casi como un intentar cerrar a como dé lugar las heridas que nos dejó la última dictadura militar. Este intento del Kirchnerismo trajo más confusión que claridad y más dolores que alegrías. Hasta ahora, a tres años de la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, el balance no es de grato. A la desaparición de Julio López como punto más angustiante, se le suman los secuestros de Gerez y de Puthod, nunca esclarecidos y sin saber bien qué pasó con ellos.
Las amenazas, las agresiones a militantes sociales dentro de este proceso de enjuiciamiento son numerosas y tampoco han sido clarificadas.
Estas situaciones nos llevan a pensar que el Sistema Judicial argentino no estaba preparado para brindar seguridad a lxs testigxs e investigar a fondo los hechos. O bien, podemos pensar que al ejecutivo nacional nunca le importó que se hiciera justicia. Pareciera que la cooptación de distintos organismos de derechos humanos, de personalidades prestigiosas en la materia, de militantes sociales y de organizaciones sociales, más un supuesto prestigio internacional como del gobierno de los derechos humanos, fueron el único fin.
No se pueden seguir llevando adelante los juicios con los costos del tormento permanente que viven lxs testigxs: a la reiteración de declaraciones con las que se ven obligadxs a revivir una y otra vez todas las situaciones sufridas, se le suma el no poder vivir en paz. Unos cuantos viejos presos, con un montón de privilegios, no es justicia, es – como dice Nilda Eloy- una sutil forma de punto final.
Los testigos de la región están desprotegidos y varios de ellos han sido amenazados. Los organismos de derechos humanos que denuncian que este juicio no da garantizas de justicia, son amenazados y amedrentados; tal es el caso de HIJOS Alto Valle, que sufriera una morbosa amenaza sin esclarecimiento [remitir a la nota de nuestro blog].
Sí, en cambio, existen protecciones permanentes para los genocidas y para sus grupos de operaciones.
La imagen gráfica en la sala de enjuiciamiento en  Neuquén es el símbolo de que las cosas no van bien: blindex, chalecos antibalas, requisa de quienes participan en el juicio -sean familiares, organizaciones sociales o querellantes.
A este juicio sin condiciones de que exista posibilidad de justicia, se le están agregando situaciones desagradables y preocupantes. El mismo día que empezó, fue amenazado el fotógrafo Leonardo Patricio. Hoy, en horas de la mañana fue amenazada la fotógrafa del periódico 8300, Cecilia Maletti. A los dos les dijeron que se dejaran de joder, porque la iban a pasar mal…
Ya la estamos pasando mal. Quienes además de comunicar soñamos con construir otra sociedad, no tenemos miedos, tenemos bronca. Que después de 32 años de lucha, nos quieran hacer creer que este juicio semi privado es justicia, nos da bronca. Una vez dijo Nano Balbo, uno de los querellantes y ex detenido, que si no se va a fondo el nunca más es sólo una expresión de  deseo.
Nos solidarizamos con nuestro compañero y con nuestra compañera,  ambxs trabajadorxs de prensa.
Por un juicio sin restricciones a la prensa, por un juicio verdaderamente público.


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